Capitulo 39

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Nathaniel

1 año después

-Mamá.-le dije en cuánto la vi y ella me miro con sus ojos llorosos.

Ella había envejecido más en el último año que en toda su vida y francamente lo entendía, yo tampoco era él mismo.

-Mi pequeño.-dijo agrazándome y yo apoye mi cabeza en su hombro.-eres lo único que me queda Nath.-susurró y yo me tensé.

-En cuánto aterrizó el avión vine aquí.-le dije enseñándole mi maleta y ella asintió.

-Te estábamos esperando cariño, solo faltabas tú y...-la interrumpo.

-Lo se madre, me llamó cuando yo venía para acá, pero que más da que esperemos un poco, el resultado será el mismo.-espeté con dolor.

-Se que no estas de acuerdo Nathaniel, pero ella ya no está y nosotros tenemos que avanzar, era mi pequeña y también me duele dejarla ir.-exclamó sin mirarme.

-Es...-aseguré frustrado.-y siempre sera nuestra Ali.

-Hablaremos más tarde Nath.-dijo mi madre y yo apresuré mi paso.

El pasillo era bastante frió y todos los que se encontraban ahí me miraron atentos pero no dijeron nada.

Mi vista se fue directo a la habitación donde estaba mi padre.

Poco a poco me acerqué hasta ese lugar pero no pude mover mis pies ni un centímetro más, era cómo si una pared estuviera enfrente mío porque me freno en seco.

Mis manos comenzaron a ponerse duras y mi labio a temblar.

-Me alegró que hayas llegado bien hijo.-dijo mi papá en mi dirección.-supongo que mi tiempo con ella llegó a su final.

Él beso su frente y cuando estuvo listo soltó su mano, podía notar sus ojos rojos, sabía lo que estaba sintiendo porque yo mismo lo estaba viviendo y mi cuerpo ardía de dolor.

Cuando por fin logró llegar hasta donde estaba me dió una palmada en el hombro y salió del lugar.

Tome valor y me senté en el banco que había al lado de su cuerpo y solo me limité a tomar su mano y aferrarme a ella.

Podía sentir su corazón latir al mismo ritmo que el mío.

Por Dios esta sería la última vez que vería a mi hermana con vida.

Max se había ido y ahora Alison me estaba dejando también, o tal vez nosotros la estaban dejando a ella, maldita sea.

-Lo siento hermanita.-le hable, pero sus ojos seguían cerrados.

-Mierda Alison, no puedo detenerlos tienes que despertar.-grite en vano.

-Por favor Ali, estaré solo sin ti.-supliqué y las lágrimas se desprendieron sin más.

Carajo, realmente no sabía como iba a vivir con todo el dolor que estaba sintiendo, si apenas podía asimilar lo que había pasado con Max, no puedo concebir como voy a poder vivir en unas horas o tal vez minutos.

Mis manos acarician su mano y me dedico a contemplarla, ahora ya en su cabeza hay un gran racimo de pelo ondulado castaño que le llaga a los hombros, su piel poco a poco a retomada su estado natural y la cicatriz de su frente es mucho menos notoria.

No se cuando tiempo paso hasta que siento la mirada de alguien sobre mi espalda.

-Hey Ali ya no tienes que luchar más, él llegó y después te dejaremos libre como querías hermana.-dije con la voz cortada.

Las vueltas de la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora