1. Un día normal.

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1.




Otro día había empezado.

Aunque bueno, los días para Luna nunca terminan, no tiene la necesidad de dormir, así que deambula por la casa de su hermano, observando el cómo sus retoños se alistan para ir a la escuela, las vacaciones estaban cerca, así que probablemente no los vería, ciertos días, pero no le importaba, mientras pudiera estar cerca de ellos, era suficiente. Se distrajo, tal vez sus hijos ya habían despertado y ella no lo había notado.

Siempre queriendo ver el cómo sus hijos despiertan, se alegra de verlos felices al saber que otro día ha comenzado, normalmente siendo Lyra la que se levantaba primero, le sorprendía ver cómo su primer hija se había vuelto tan responsable, sintiéndose muy orgullosa de lo que podría llegar a ser en el futuro.

Luego estaba su hijo menor, Lemuel, o Lemy, siempre agradándole cómo había heredado su actitud enérgica y positiva, curioso, nunca se imaginaba diciendo cosas como esas, al menos no desde la perspectiva en la que está.

Obvio no aprobaba el cómo se comportaba con su hermana, siendo algo rebelde de vez en cuando, cosa que no podía evitarse, era hijo de ella después de todo. Pero ahí estaba Lincoln que se aseguraba de que fuera un buen muchacho, otra cosa de la que también se alegraba, el hecho de que él pudiera seguir adelante por sus hijos.

Pero ya era mucha introducción, le tocaba ver cómo sus hijos se alistaban.

- Lemy.. —Tocaba la puerta una Lyra ya vestida y lista para ir a estudiar excepcionalmente— ¡despierta!, si vuelves a llegar tarde papá terminará castigándote, ¡y no podrás salir con tus amigos..!

Por su parte, Lemy seguía dormido en una posición extraña, no escuchaba las palabras de su hermana por mucho que hablara. Por lo que obviamente Lyra se enojó, se fue unos momentos, no le gustaba usar este método, pero si él no se despertaba, ella lo despertaría.

Lemy sonreía al ya no escuchar nada que le impidiera dormir, siéndole desconocido como su madre le miraba mientras suspiraba, no mentiría que ella era igual cuando estaba viva, pero debía aceptarlo, no era como si pudiera aventarle algún objeto o poseerlo, sus habilidades como fantasma no eran tan increíbles como se pensaría, apenas y pudo mover un jarrón, y eso que fue por la felicidad de saber que su hija tocaría un instrumento.

Escuchó la puerta abrirse de repente, era su hija Lyra con un vaso de agua, ¿Tendría sed?, pronto averiguó su uso al ver cómo derramaba toda el agua que contenía el vaso en la cabeza de Lemy, despertándolo en cuestión de segundos.

- ¿¡Que demonios te pasa..?!—Dijo un enojado Lemy al ser despertado de esa forma, no le agradaba que hiciera eso, además el agua estaba fría.

- Ahórrate el enojo, te dije muchas veces que te levantaras, ahora vístete, no quiero llegar tarde por tu culpa..—No le gustaba tener que ser así de severa con su hermano, pero tenía que hacerlo, pues, ya había pasado que llegaban tarde por culpa de él.

De mala gana Lemy terminó aceptando, pidiéndole que se fuera ya que se alistaría, ella aceptó, diciéndole que lo esperaría abajo. Quedando hasta ahí su conversación, donde Lyra bajó las escaleras, y se encontró con la sorpresa de que su padre, estaba ahí, en la cocina, pero ya se encontraba despierto, siendo posible que su pequeña pelea con su hermano lo haya despertado.

Terminó sentándose en una de las sillas del comedor, su padre estaba ocupado preparando el desayuno, pensó en ayudarle pero ya estaba en un punto donde solo estorbaría.

Más allá de lo visible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora