Capítulo Veinticuatro 🌙

1.4K 86 5
                                    

Muy bien, los últimos siete días fueron una mierda muy agitada, resulta ser que estos mocosos no tienen entre dieciséis y veinte años como parece, sino todo lo contrario. Andrew tiene veinticuatro. Debo pedirle la rutina para aparentar menos, sin duda. La cosa es la siguiente, pasamos ciento sesenta y ocho putas horas metidos en esta bodega de mala muerte gracias a que la agencia intervino y sacó del camino a la policía. Hemos sobrevivido a base de café, cervezas, verduras hervidas, mucha fruta y legumbres. Valla manera de mantenerse joven. Si dormimos treinta horas en todo este tiempo es exagerar, por lo que las ojeras que me cargo son enormes; pero esto es serio, la vida de mí Blake y su madre están en riesgo.

—Recuerden, Duncan irá por la entrada principal para el intercambio, nosotros entraremos por atrás y limpiaremos el terreno hasta dar con Caleb, ¿de acuerdo? En cuánto a tecnología no tendremos que preocuparnos, necesitamos todas las manos posibles en las armas por lo que la base enviará un extra. —Andtrew toma un silenciador y lo une al arma que tiene en la mano. —Hunter y yo iremos por tierra, Nigel se encargará de limpiar desde el techo en cosa de que lleguen refuerzos y Bella desde los árboles sacará la basura del patio trasero. Cortaremos la electricidad durante un parpadeo para que Colton entienda que estamos allí. Cuando eso pase, Axel cortará la comunicación en un microsegundo e introducirá un audio armado durante el periodo que estemos allí, las cosas están claras y precisas. Un error nos costará de lo más caro, no podemos darnos el lujo. En el minúsculo caso, y muy poco probable de que Blake salga, te irás lejos con ella; no se te ocurra volver por nosotros, ¿oíste?— Su mirada está fija en mí con una precisión inquebrantable. —Debemos sacar a Estela sin rasguños o con las menores heridas posibles.

Andrew sigue hablando de tácticas de entrada para cuando se queden solos y cómo interceptarán en la propiedad privada de Caleb. Por mientras, me pongo un chaleco antibalas, un pantalón de tela especial para este tipo de cosas que me han dado los chicos, una cinta en la pierna para poder llevar un arma y un cuchillo extra, lleno todos los bolsillos con cartuchos de balas que me servirán y repaso el plan mentalmente una vez más. Las manos me sudan y estoy completamente nervioso, imagino el infierno que ha pasado Blake durante esta semana en las manos del imbécil de Caleb y la rabia inunda mi sentido, pero no dejo que ese sentimiento nuble mi juicio. Si este rescate sale bien, terminaré mi jornada con el señor Masson y no volveré a trabajar de guardaespaldas, mi niña me necesita mucho más y quiero seguir a su lado hasta que muera de viejo, no de un disparo.

—Duncan, vamos.— Nigel me lanza una ak-47 extra y nos montamos en dos vehículos.

Yo voy con Hunter, ninguno de los dos hablamos, hasta que él rompe el silencio. —Trata de actuar con la mente fría. Los sentimientos en operaciones en plena marcha lo arruinan todo. Sólo te digo, tú ya verás cómo actuar.

Sé que no espera respuesta, por lo que sólo asiento con la cabeza en el momento que voltea a verme. Diablos, una oleada de nervios hizo que mi estómago se revolviera en un segundo. Luego de unos cuarenta minutos de marcha rápida, llegamos a una carretera secundaria dónde el coche de Andrew baja la velocidad para esperar que Hunter le haga par y que se pase a su auto.

—Ya es hora, Axel ya está allí e hizo el corto circuito, enciendan los micrófonos. A por todos ellos, malditos puercos.

—Pero que charla tan motivacional. —murmuro con sarcasmo mientras le doy la vuelta al auto y subo del lado del chofer.

Me dirijo por la carretera principal un par más de kilómetros hasta que veo una muchacha caminar tambaleándose. Bajo la velocidad hasta ir a 20km/h porque algo en ella me ha llamado la atención: la similitud que tiene con Blake a la distancia es mucha. La niña hace gestos con sus manos de que frene, lo hago y salgo corriendo del coche a la velocidad de la luz; es ella.

Mi corazón late tan rápido por encontrarla a salvo que los pensamientos se me nublan durante un instante.

—¿Estás bien? ¿Estás herida?— la tomo por las mejillas y examino su rostro múltiples veces hasta que ella pone sus manos sobre las mías y hace que me detenga.

—Pensé que habías muerto.— las lágrimas comienzan a acunar sus ojos y mi corazón se vuelve un puñado.

—Yo pensé lo mismo de ti.— le digo dándole un beso en la frente. —Vámonos antes de que alguien puedan vernos.— la acompaño hasta el asiento del copiloto y la ayudo a subir.

—¿Cómo has hecho para sobrevivir?

—Hunter y Andrew llegaron luego de cinco minutos, te estaban rastreando porque Andy asumió que algo malo iba a pasar y usó tu collar para localizarte.— incremento la velocidad mientras la veo una vez más. —¿Tú cómo hiciste para escapar? Fue la peor semana de mi vida, tu padre ha estado como loco llamando y...

—Aguarda un segundo, ¿una semana?— la sorpresa es evidente en su voz.

—¿No contabas los días mientras estuviste allí?— le pregunto con incertidumbre.

—Sí, y tan solo fueron unas horas...

—No, estuviste una semana en las manos de Caleb, ¿no recuerdas nada?

—No, sólo la charla que tuvimos, y que bebí del vaso con agua, después de eso recuerdo cerrar los ojos y recostarme en la pared, los abrí y con el golpe de mi cabeza el sonido hueco y luego escapar, eso es todo lo que recuerdo.— carajo...

—Somníferos. Si dijiste que has bebido agua, probablemente poseía algún tipo de somnífero y así te han mantenido hasta ahora...

—Pero que jodido hijo de puta— musita con la cabeza reposada en el respaldar.

—La tengo, estamos yendo al punto.— digo a través del micrófono.

—¡Gracias a Dios! Ponla a salvo, Duncan. Y recuerda, no puede saber de nosotros.— se escucha como Andrew desconecta mi micrófono de los de ellos y sé que ya he quedado fuera de todo. Me siento mal por omitirles que Blake sabe una parte de todo esto, sin detalles grandes.

—¿Están todos bien?— me perfora con sus ojos tratando de saber si mi respuesta será la verdadera o no.

—Sí, están bien. Ahora necesito que te acuestes en el asiento trasero y no te levantes hasta que lleguemos, no correremos el riesgo de que nos intercepten nuevamente.— obedece en silencio, cosa que me deja aún más preocupado. Ella nunca hace algo sin reprochar.

Rompiendo LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora