Capítulo Treinta 🌙

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Duncan

—¡Papi, papi! Blake se fue.— Michael se abalanza sobre mi cama, encima mío para ser más exactos sin darme tiempo a que me cubra del inevitable golpe. —¿No le gustó los fideos que hicimos y por eso se fue? ¿O he sido una mala niña y no le gustó mi comportamiento y esa fue la razón?— su mirada se encuentra perdida en algún punto de la pared con un semblante realmente de preocupación y remordimiento.

—No, cariño. Blake tenía cosas que hacer en su hogar y no se podía quedar más tiempo.— paso un mechoncito de cabello enrulado detrás de su oreja y vuelvo a mentir. —Antes de irse te ha dejado un beso enorme.

—Oh.— pronuncia con desilusión. —¿Sabes? Ella me cae bien,— apoya su espalda sobre mi abdomen ya que me encuentro de costado. —se preocupó de prepararme el almuerzo cuando tenía hambre y me dijo que te quería, que eres una buena persona. Y si ella te quiere a ti yo la quiero a ella.— Se hunde de hombros mientras se mira las uñas. ¡Mierda, mierda!

—Es una buena chica, Michi. Me alegro de que te agrade.— confieso con genuidad.

—¿¡La volveremos a ver!?— pregunta con ilusión volteando de inmediato.

—No lo creo, hija.— hace un puchero como cada vez que no consigue lo que desea. —Anda, nada de caprichos. Ve a ponerte algo cómodo que te llevaré al parque.— abre sus ojos y sale corriendo de mi cuarto tropezando con las sábanas y cayendo de lleno al suelo. —¿¡Hija, estás bien!?— me enderezo de inmediato y saco mis pies de la cama cuando se levanta rápidamente aún con una sonrisa en el rostro.

—¡Sí, papi!

Esta niña está tan loca como una cabra. Niego lentamente divertido mientras me dispongo a salir de la cama. El reloj marca las siete de la tarde así que es un buen horario para llevarla a pasear, el sol no está fuerte ni tampoco hace calor como para no querer ir. Voy hasta mi closet para decidir que ponerme aunque me decido rápido; opto por una camiseta de mangas cortas de algodón color beige y un jean negro con roturas a la altura de las rodillas dejando ver unas mandalas tatuadas en el área acompañado de unas zapatillas blancas.

Por otro lado y pensando en otra cosa, el asunto con Blake me trae demasiado pensativo, ¿habré hecho lo correcto? Sí soy consciente de que habían muchas maneras de hacer lo que yo he hecho, pero una persona como Blake se aleja definitivamente solamente por una decepción grande o por rencor, sino sé que buscará la manera de que las cosas entre nosotros sean posible, y como el adulto de esta relación no podía dejar que eso fuese posible. La arrastraría conmigo a muchos problemas: para empezar, tengo una niña. Blake no está lista para asumir esa responsabilidad ni tampoco es su obligación; en segundo lugar mi familia jamás aceptará que sea mi novia, es once años menor; y tercero pero no menos importante, todo el mundo nos miraría mal, ante la justicia estaría mal y me podrían llevar preso por salir con una menor, claro que hasta el año que viene que ella cumpla los dieciocho. En fin, las cosas malas predominarían las buenas y nuestro noviazgo no seria tan lindo como me gustaría.

Salgo de mi nube cuando Michael tararea un tema que hemos escuchado hace unos días en la tv de un grupo uruguayo de Rock que curiosamente me hace pensar aún más en Blake si eso es posible.

—Listo, papi. Ya estoy.— pone a su oso de felpa dentro de su mochila dorada y me toma la mano para que me apresure.

Cierro la puerta de entrada tomando antes mis gafas negras y monto a mi huracán personal y de pequeño tamaño en el coche, le paso el cinturón de seguridad y tomo asiento en el lado del conductor. Conduzco hasta el parque dónde vamos siempre y ocupo el banco desocupado más cercano a los juegos para poder vigilar a mi hija más de cerca por cualquier cosa. La observo cómo entabla de inmediato amistad con un niño que ronda su edad y cómo hacen una carrera hasta el tobogán más alto para lanzarse con la misma velocidad que lo subieron; río cuando Michael cayó de trasero al igual que su nuevo amigo cuando algo capta mi atención: es Colton, tiene el brazo vendado y sujeto a su cuello por una tira de tela, está con Andrew, Hunter y Nigel supervisando a un pequeño calco de el malherido. Los cuatro se percatan de que los estoy observando y abandonan su postura rígida e intimidante para venir en mi encuentro.

—¿Qué tal?— estrechan sus manos con la mía y al terminar, se sientan a mi lado.

—Tomándome el día libre, ¿ustedes?— respondo amable aunque sin ánimos para que estén aquí y mintiendo un poquitín.

—Si Masson se entera que dejaste a su hija sin supervisión en un día laboral te cortará las pelotas.— conviene Andrew encendiendo un cigarro y mirando al mini Colton quien anda corriendo agarrado de la mano de mi hija.

—Lo sé.— simplifico zanjando la conversación.

—¡Papi, papi! ¡Mira!— Michael se acerca con ilusión aún tomada de la mano del niño mostrándome su mano libre. —¡Liam me lo ha regalado!— me enseña su muñeca para que aprecie una linda pulsera con un dije de timón en medio.

—Es muy lindo, cariño. ¿Le has dado las gracias?

—Obvio— hunde su cabeza en sus hombros levemente y salen corriendo nuevamente.

—Es una niña muy linda— dice Colton riendo de lo nervioso que se puso su imagen pequeña cuando mi hija le dio un beso en la mejilla.

—Es un terremoto con rulos. ¿Es tu hijo?— pregunto sin poder aguantar refiriéndome al pequeño.

—Ni loco, es mi hermano pequeño.

—¿No les sorprendió que tenga una hija?— me hes inevitable preguntar ante su falta de curiosidad.

—Duncan, sabemos que tu tipo de sangre es B positivo. ¿Qué te hace creer que no sabíamos de la existencia de Michael Anderson Smith?— se me ponen los pelos de punta al oír el apellido de mi difunta novia y madre de mi hija salir de sus labios.

—¿Y que te pasó en el brazo?— vuelvo a cuestionar cambiando completamente de tema.

—¿Te has levantado preguntón?— dice por primera vez Nigel.

—Uno de los hombres de Caleb me cortó profundo con una navaja y tocó el tendón. Estoy en rehabilitación.

—La misión salió más que perfecta.— informa Andrew antes de que haga otra pregunta. —Caleb está muerto al igual que sus hombres, aunque no es seguro que Blake esté fuera de peligro. Aún puede haber algún resentido que quiera cobrar la muerte de Caleb y arremeta contra ella. No le quites el ojo de encima.

Dicho eso se puso de pié seguido por los demás, Colton le llama a Liam y este obedece despidiéndose de Michael con un beso y gesto de manos, y para mi sorpresa, también de el grupo de matones agregando "—Adiós chicos, nos vemos pronto.—". Luego corre hasta dónde yo me encuentro y toma asiento exhalando con cansancio.

—¿De dónde los conoces?— pregunto haciéndole el moño en lo alto de la cabeza nuevamente.

—Colton es el hermano de Liam, y Andrew, Nigel y Hunter son amigos de su hermano. Van a buscar siempre a mi amigo a la salido del colegio.— termina por agregar guardando nuevamente a su oso en la mochila.

Y yo que creí que había mantenido a mi hija lejos de el mundo de Blake.

Rompiendo LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora