Capítulo Treinta y Cuatro 🌙

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—¡Debes jurarnos que no te enfadarás!— la mano de Andrew aún no se despega de mis ojos para no dejarme ver.

—¡Ya te he dicho que no lo haré!— respondo con exasperación.

—¡Es en serio, perra, júralo!— agrega Bella desde algún rincón de la casa.

—Juro patearles el culo a todos por hacer esto tan excesivamente largo y ridículo.

Muy bien, los pongo al tanto de lo que ha pasado en las últimas semanas aunque no fue mucho. Esa semana en Venecia con Jake era lo último que necesitaba para desconectar mi alma y mente de toda la mierda que ha sido mi vida estos años. Los siete días continuos me los he pasado con los chicos, incluyendo a Jake, Kyle y su familia. Todo ha ido increíblemente bien hasta ahora, no tengo idea de qué están tramando.

—Ya qué.— Andrew quita su mano y me da un beso en la mejilla. —Necesitarán tiempo a solas.— dice antes de irse de su propia casa cerrando con llave.

No los entiendo, a ninguno. Son tan raros...

—Hola, bella regazza.

Volteo de inmediato reconociendo esa voz y el apodo con el que siempre solía llamarme.

—¿Mamá?— pregunto con la voz temblorosa buscándola con la mirada hasta hallarla junto al marco de la cocina. Mi corazón late tan rápido que incluso puedo sentir los latidos en mis oídos.

—Acá, hija.— corro en su dirección sin poder evitarlo. Todo el odio que albergaba a ella en mi interior se disipó sólo un poco cuando Caleb me contó lo que había pasado, pero ahora que la tengo delante mía luego de seis años, todo ese rencor se esfumó.

—Te extrañé tanto.— ambas comenzamos a llorar como bebés.

—Lo lamento, lo siento, lo siento.— me saca los cabellos del rostro y me sujeta de las mejillas.

—No tienes nada que lamentarte.— se sienta en el piso arrastrándome con ella.

—Sí tengo, esa noche salí de casa con la intención de que tu padre saliese detrás mía y en cambio me perdí muchos años de tu vida por una acción estúpida, lo lamento.— me da un beso en la frente y presiona mi cabeza contra su pecho abrazándome con fuerza. Como temiendo que estuviéramos separadas otra vez.— Tú eras lo único que me impedía terminar con mi vida, me esforzaba por cumplir las órdenes de Caleb y seguir adelante, supuse que me odiarias debido a que no conocías la historia, pero debía explicarte todo.

—Él ya me lo dijo. Cuando me tuvo cautiva me explico.

—Yo había escapado una semana atrás, de haber sabido sus planes me hubiese quedado más tiempo como Colton me había dicho.

—Espera, ¿conocías a Colton?— pregunto anonadada.

—Claro, él me explicó lo que pasaba, e incluso fue él quién excavó el túnel de mi calabozo, y me dijo que haría que también te llevaran a ti al mismo sitio, así podríamos escapar las dos, pero salí antes. Como una idiota.

—Está bien, ya todo está bien. Caleb está muerto y Masson hará absolutamente nada por recuperarnos. Podremos comenzar otra vez las dos juntas y recuperar un poco del tiempo perdido.

Ella asiente y nos levantamos del suelo. Su rostro tiene una cicatriz en la barbilla que antes no estaba allí, una gran línea ya cicatrizada rodea su brazo, y no quiero ni imaginar cuántas otras tiene.

—Ya pueden abrir la puerta.— grito hacia ningún sitio en específico. Me levanto sacudiendo mi falda floreada y alisandola con mis manos.

Se oye de inmediato la cerradura y cómo abren la entrada. —¡Sorpresa!— gritan bajito todos al unísono mientras mueven sus manos de un lado al otro sincronizados. Cómo si ya hubiesen repasado los movimientos antes.

Rompiendo LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora