Capítulo Dieciocho 🌙

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Luego de andar en coche aproximadamente por una maldita hora, llegamos a un distrito alejado de mi hogar, nunca había estado por estos lados por lo que deduzco que deben ser casas nuevas.

-¿Qué hacemos aquí?- pregunto al cabo de estacionar en el porche de una casa con tonos naranjas.

-Pasarás la noche en mi casa.

-De acuerdo.- no me opongo en lo absoluto.

Mi cuerpo está tan rígido que la espalda me duele a causa de la contractura. Bajo del auto y sigo a Duncan puertas dentro de su hogar.

-Linda casa.- murmuro observando las paredes con cuadros muy bonitos.

Es obvio que aquí no habita una mujer, si bien todo se encuentra en su lugar y muy limpio, no puedo percibir ese gusto en la decoración cálido que aporta una mujer en un hogar. O quizás sólo falta que crezca...

-¡Papiii!- una niña de no más de cinco años, corre hasta los brazos de mi guardaespaldas y lo abraza con intensidad.

-¡Amor mío!- responde este levantando a la pequeña del suelo y dándole dos vueltas en el aire, luego la abraza y la devuelve al piso. -¿Qué haces aún despierta?

-¡Lo siento, señor Smith! La pequeña no se quiso dormir hasta que usted llegara.- se excusa una señora quien luce ya cansada a causa del desvelo que lleva encima.

-Gracias, Martha. Ve a descansar, hoy a sido un día muy largo.- razona aunque más para sí mismo que para Martha.

-Por supuesto, que descansen.- nos mira a los tres, le da un beso a la niña y se va.

-¿Papi, quién es ella? ¿La has adoptado? ¿¡Será mi nueva hermana!?- pregunta con ilusión la pequeña.

-¿Qué?- preguntamos los dos al unísono.

-¡No, Michelle por favor! ¿Hasta qué hora te has quedado viendo la tv? Ella es... hum... bueno...

-Soy una amiga de tu padre,- me arrodillo delante de la criatura para quedar a su altura. -Soy Blake, ¿y tú, pequeña? ¿Cómo te llamas?

-¡Michelle!- dice sonriendo y extendiéndome su manita, se la acepto y le devuelvo la misma sonrisa genuina. -Y tu eres muy bonita, ¿verdad, papi?- Pregunta de la nada sorprendiéndome.

-Claro- responde el aludido con simpleza. -Vamos, Michi, ya es hora de ir a dormir, hija.- la eleva en brazos como si fuese una pluma dejándome allí aún de rodillas.

Me incorporo, sacudo mis piernas y voy hasta el sofá, me siento y apoyo mis codos sobre mis muslos. ¿Qué carajos fue todo eso hoy en el antro de Kyle? ¿Y Kyle? ¿Estará bien? ¿Y Bella? De repente recuerdo que la dejamos allí; busco el móvil con rapidez dentro de todos mis bolsillos, hasta que lo encuentro en el delantero, valla susto me he dado por segunda vez en menos de dos horas. Le marco y espero impaciente a que atienda. Lo hace luego del tercer pitido.

-¿¡Dónde mierda estás, Blake!? ¿Estás bien?

-Oye, cálmate, ¿tú estás bien?

-Yo sí, ¡pero responde sí tú estás bien! ¿en dónde te encuentras? ¿Con quién estás?

-Sí, Bella, me encuentro bien. Duncan me sacó del antro y me ha traído a su casa luego de perderles.

-¿Los persiguieron?- pregunta alarmada.

-Sí, pero Duncan les perdió.

-¿Segura?

-Sí, ya cálmate.

-¡No me pidas que me calme, idiota! ¡Pudiste haber recibido un disparo, mujer!

-¿Por qué eres tan dramática, zanahorias? Estoy bien, no me ha pasado nada.- digo para tratar de calmarla un poco.

-Pero pudo haber pasado.

-Pero no pasó.- insisto un poco ya cansada.

-Va, te dejo en paz. Cuidate, por favor. Cuando Duncan te esté llevando a tu casa, envíame un texto, ¿sí?

-De acuerdo.

La línea se corta y dejo el móvil sobre el sofá. Me recuesto sobre el respaldar y cierro los ojos mientras suspiro.

-¿Estás bien?- el asiento se hunde a mi lado.

-Sí- digo aún con los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atrás.

-Okey.

Acuesta su cabeza sobre mis piernas tomándome por sorpresa, nuevamente. No digo nada y sigo en la misma posición que antes. Hay muchas cosas que no me cuadran en la cabeza; es que, nada tiene lógica. ¿Por qué mi padre me oculta información sobre mi madre? ¿Por qué entraron a disparar en el antro de Kyle? ¿Por qué ella estaba en la ciudad? Pasaron muchas cosas en muy pocas horas y nada de esto tiene sentido, pero así como están surgiendo las cosas, todo apunta a una sola cosa, ella quiere volver y mi padre lo está evitando pero, ¿por qué? Otra vez vuelvo al comienzo, donde tengo miles de intorrativos y ninguno con una respuesta concreta. Bufo con exasperación y me froto los ojos con fuerza.

-Ya deja de agobiarte. Dime qué es lo que quieres saber y te lo diré.- musita. Abro los ojos y lo observo. Tiene los suyos reposando con calma, relajado. -A cambio de algo muy sencillo.

-¿A cambio de qué?

-De que si alguien llegase a preguntar en dónde te has quedado la noche del tiroteo, inventes algo. No le puedes decir a nadie dónde carajos vivo, y mucho menos de la existencia de Michelle, ¿de acuerdo?

-Es tarde, Duncan. Bella me ha llamado y ya le he dicho que estaba en tu casa.

-De acuerdo, ¿le has dicho la dirección?

-No.

-Apaga tu móvil, si quieres usa el de la pared, pero aquí no se usan móviles.

-¿No es un poco...

-¿Paranoico?- se adelanta a terminar por mí. -Llámale como quieras, no me arriesgaré a que le pase algo a mí hija. Ahora pregunta antes de que me arrepienta.

-Muy bien, ¿con qué fines, específicamente, te ha contratado mi padre?

Abre sus ojos de golpe y mira en mi dirección.

-Bueno... él... mmm, ¿cómo lo digo?

-¡Dilo ya!- le apuro al borde de un colapso ansioso.

-Quiere evitar que tu madre te lleve con ella a Rusia...

Rompiendo LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora