Confrontaciones y Confesiones

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Si yo te dijera q lo que estás a punto de leer, es la versión resumida de este capitulo, no me creerías; así como tampoco lo harías, si dijera que salen pocos personajes y no todos los que son, porque para ser unos cuantos, te imaginarías un capitulo moderado, como cuando esta historia empezó, pero pues no lo es

Al parecer no me acuerdo como se hacen capitulos cortos e insisto, este capitulo no estaba planeado, tal como los ultimos, pero ya ha surgido y a alguna parte nos habrá de llevar, pero crucen los dedos a ver si por fin acabo con el mes de Oct que no me lo dejan avanzar. Como sea, con suerte esté leíble, de ahí para allá lo demás es ganancia honestamente, Dios sabe q sí, así q nada, nos leemos, chau ^-^

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Los días seguían pasando sin que ningún les amis pudiera darse cuenta o distinguiera un día del otro, en el eterno ciclo de los exámenes. Los resultados de los unos, contrarrestaban con los otros, volviendo casi imposible retomar las reuniones o verse siquiera durante esas semanas y es que parecía que la universidad de repente se hubiese vuelto más estricta como para tener que tomarse más enserio las calificaciones y hasta el más reacio, como podía ser el caso de Bahorel, verse en la biblioteca. Y ya que ni siquiera podían reunirse en el Musain, toda otra actividad que no fuera crucial, debió quedar en pausa, reduciéndose el grupo a solo verse quienes tuvieran piso compartido y a veces, ni ellos.

Es así como se empezaba la última semana de exámenes. Con esa cita que tenía uno de ellos y que había olvidado completamente.

Tras llegar de presentar el examen de derecho penal y solo querer agonizar hasta saber la calificación que sacaría, Courfeyrac llegó a su piso y se dejó caer en el sofá sin animo para nada, porque no estaba seguro de nada de lo que respondió y ahora, su único consuelo era saber que los siguientes días tendría paz hasta saber la calificación y ¿luego? ¡Luego moriría!... Estaba seguro que eso pasaría si llegaba a perder esa materia y nadie tenía que decírselo para saberlo

En casa, no estaban muy felices con su rendimiento y puede tuvieran razones para eso y como prueba, tenía que ahora debía vivir solo en su piso, así que no podía darse el lujo de perder esa materia. No esa, todas las demás podía justificarse, pero no esa. No siendo hijo de un juez, pero tristemente es lo que suponía que terminaría pasando y las decisiones que tomara su padre al respecto le preocupaban desde ya como para ignorar por unos segundos que su móvil estaba sonando. Giró a verlo y tardar en asimilar que le llamaban, finalmente dio un brinco y contestó

-¿Dónde estás? Cierran a las 7 y son más de las 5, no vas a alcanzar- saludó Jehan al otro lado de la línea; cerrando los ojos con fuerza, Courfeyrac recién recordó que debería estar en la biblioteca pública; situación que Jehan supo entender ante el ruidito que hizo el moreno- no importa, pero... ¿vas a venir?- dudó y a eso sí le afirmó- oye no es necesario, si estás ocupado, puede ser otro día- propuso y Courfeyrac se negó de inmediato como para poner el altavoz y empezar a responderle mientras se arreglaba y buscaba las cosas que necesitara- ¿Qué estás haciendo?- dudó el castaño ante los ruidos que se oían por el móvil, como para apartarse el teléfono de la oreja y volverlo a acercar

-Me preparo para ir a tu encuentro, doncel- bromeó Courfeyrac volviendo a verse en el espejo de cuerpo completo que tenía en la puerta del armario- no es broma- advirtió en falsa ofensa ante la irónica risa del poeta- alcanzo a llegar, te lo prometo- juró tomando el móvil para colgar y antes de salir, se dejó caer en la cama con la cara sobre la almohada y ahogar ahí un sollozo que de vivir aún con sus amigos, le habría hecho merecedor de una palmada en la cabeza o la espalda, pero esta vez no había nadie- me van a enloquecer... y ¡a ellos, les da lo mismo!- renegó a nadie, aún con la cara hundida en la almohada

Rebelde InvoluntarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora