Capítulo 32: Quizás...

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El camino al dispenser de agua, Rocío lo recorrió tres veces en los últimos 25 minutos. El mismo tiempo que Lali lleva llorando, e la butaca frente al escritorio de su psicóloga.

Rocío suspira cuando llega por tercera vez frente a ella y se sienta a su lado tendiéndole el vaso.

Expulsa mucho aire y le pregunta - ¿Cuánto hacía que no llorabas? – Lali tiene los ojos como dos pomelos. Entre la noche anterior con Peter y todo lo que contuvo esa mañana y tarde en el colegio, el llegar a la consulta de Rocío, fué como abrir la exclusa de Aysa.

Lali se suena la nariz como si fuera una corneta y acomoda su congoja para que le sea más fácil soltar las palabras.

- No sé... de esta forma no recuerdo haber llorado nunca...

- Ay, ay Lali... ¡qué rebuscado puede ser el destino!... con lo apacible que era tu vida hasta ese día ¿no? – Y Rocío lejos de calmarla, la está picando para que suelte todo lo que tenga dentro.

- Si me dejo llevar por la terapia no convencional... esto era algo que iba a pasar indefectiblemente... él iba a aparecer en esta vida también, como lo hizo en las otras.

- ¿Qué te parece si hablamos del presente?... el pasado déjalo para Leonardo, además... a mí me toco ayudarte en esta vida... y por lo tanto tengo que darte las herramientas para encontrar la solución a tus problemas del presente. – Rocío es irónica, pero también cree que su sufrimiento es causado por esto que le acaba de pasar.

Parémonos a pensar un minuto:

¿Qué pensarías? si de repente te sometés a una experiencia que roza lo paranormal, en la que descubrís que fuiste una serie de personajes de la historia significativos ¡o no!... eso es irrelevante para la complejidad del caso. Y en cada uno de esos episodios, aparece la misma persona que siempre cumplió a tu lado un rol sumamente significativo para tu vida, y que se vinculó desde la más absoluta expresión del amor, la pasión, la profesión, el sexo, el compañerismo. Incluso o te acompañó hasta tu muerte, o vos hasta la suya.

Y que por una suerte de evento "casual"... en tu vida actual, te atropelle con su auto, una tarde, te lleve al hospital... se esfume, y lo reencuentres cuando menos lo esperás. Te empieces a sentir atraída por él, te vincules con él de todas las formas posibles, te lleve a experimentar un sexo que no conocías hasta el momento, con una seguidilla de orgasmos de los que ni vos misma tenías noticias de haber sentido así.

Y que cuando comiences a sentir que te dá vuelta la cabeza, que podés empezar a enamorarte de esa persona... ¡PUMBA!... descubras que su modo de vida y valores, está en las antípodas del tuyo. Ya no debatamos si es un delincuente de poca monta, el sólo hecho de hacer determinadas actividades que se puedan juzgar moralmente, lo hace ser alguien a quien no elegirías tener en tu vida.

¿Qué te dolería más?

¿Saber que ese pasado existió y fue hermosa su compañía de cualquier forma?

Saber que a pesar de lo bello del pasado y la posibilidad de repetirse en el presente... la cosa no sucede tal como la esperabas.

¿A dónde quisieras regresar? ¿Al pasado? ¿O afrontar un presente asumiendo que ahora, hoy, y en esta vida, no van a estar juntos nunca?

Rocío empieza a indagar, para sacarla del mareo que Lali expone.

- Veamos... el otro día, yo misma te dije, no sé si lo recordarás, que me parecía piola que te sirvieras de todo lo bueno que él te demostró en el pasado, para tratar de generar un vínculo de empatía en el presente.

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