Capítulo 37: Sensaciones

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¿En qué se mide el tiempo?

Todos responderán con seguridad: ¡En minutos, horas, segundos, años!

No, no... Ese es el nombre que se le dió por convención a las unidades de tiempo. Yo me refiero a ¿Qué es lo que nos indica el tiempo de hacer y el de dejar de hacer algo?

Yo creo que el tiempo se mide en sensaciones.

Sensación: Impresión que los estímulos externos producen en la conciencia y que es recogida por medio de alguno de los sentidos.

Lo único capaz de hacernos reaccionar sobre cuando actuar o no hacerlo, es tener la sensación de que tiene o no que ocurrir.

De alguna manera, es una forma de entender que sólo el impulso vital de sentir, es lo que nos permite tomar decisiones.

Un instinto.

Siempre pienso que los humanos al ser parte de la naturaleza, necesitamos al igual que los árboles, las frutas, las flores, un tiempo de gestarnos, crecer, madurar, florecer, germinar y morir, para que otra vez empiece el ciclo y siga la vida.

Nunca se cuenta en minutos cuando una fruta está preparada en su punto justo de dulzor para degustarla perfecta. Es nuestra sensación de que está más o menos roja o verde, y más o menos blanda o dura, lo que nos hace arrancarla e hincarle un diente con convicción.

Las decisiones se rigen por sensaciones. Nunca esperes que alguien te diga que es el momento de tomar una... SIEMPRE el momento indicado es cuando sientas hacerlo.

Sobre todo, porque si sale mal... te vas a perdonar el error mucho antes a vos mismo, que a quien te haya incitado a tomar la decisión en el momento equivocado.

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El lunes por la noche hay una fiesta en casa de Lali. Se celebra un gran logro y aunque parezca descabellado...se vive como un cumpleaños, una graduación o cualquier fecha familiar significativa, aunque sólo se festeje que Lali pudo entrar al mar sola, y lo conquistó.

Beatriz paga las pizzas y van invitando a varios para que se sumen a la celebración. Los tíos con Candela, Jimena y el Chino, Rocío, Eugenia y hasta Amanda, la vecina que es casi como una abuelita para Lali que sabe de sus mambos.

Cerca de las 20 la melena rubia de Eugenia pasa por delante de la ventana de Peter y él al verla, sale apurado a correrla, porque quiere hacer las pases por la discusión del sábado.

- ¡Hey!... ¡bruja!... - Eugenia se dá vuelta y lo mira sin expresión.

- ¡No soy bruja... a lo sumo hechicera!

- Bueno, disculpá que te cambié de sindicato... ¿A dónde vas?

- A una fiesta

- ¿De quién? ¿Te alcanzo?

- Bueno, ¡si querés!... es en casa de Lali. – A Peter se le desacomoda la cara de paz que lo caracterizaba hasta el momento.

- Ahh... - Eugenia espera a que le agregue algo más, sabe que la curiosidad lo mata, y lo sigue mirando, esperando a la pregunta - ¿Y que festejan? El cumple de ella es en octubre...

- Festejan que volvió con el novio... parece que se comprometen... - Pero la maldad le dura poco porque empieza a reírse antes de que Peter reaccione chasqueando la lengua.

- No bobo... el finde se fué a la playa solita... y pudo superar ese pánico de entrar al mar que tenía, parece que era algo importante para ella... y bueno, la familia quiere festejarlo.

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