Capítulo 48: Las decisiones

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En sociología y psicología social, "confiar", es creer en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones y valores.

Confiar es creer, sólo valiéndose de lo que el otro te dice, sin más seguridad que la buena fé y lo que esa persona te inspira, el cuidado de algo valioso, tus pensamientos, tus sentimientos, y quizá también tu vida.

Y Lali confía en lo que Peter le explica acerca del arma.

- ¡Por favor creéme Lali!... sólo es por protección, hay mucha gente que sabe en qué andaba, y es necesario por un tiempo, llevarla encima...

Peter trata de convencerla mientras Lali se quita de encima de su cuerpo y se pone la remera al revés, rápido y nerviosa, intentando cubrirse los pechos. Recoge el corpiño que está tirado en el suelo y huye descalza hasta la habitación.

Él aparece después de un segundo y se sienta a su lado. Se miran a los ojos con intensidad, casi traspasándose, porque el deseo que habían desatado instantes antes, todavía les quema a los dos. Pero Lali baja la vista, para volver a subirla un instante después, preguntándole:

- ¿Siempre va a ser así?, digo... ¿siempre vamos a vivir en esta locura?, vos armado, yo con el corazón en la boca de que te pase algo... ¡Yo no quiero esto para nosotros!

- ¡No!, no Lali... ¡No!, por favor... Oíme... necesito que confíes en mí...- necesita tomarla de la barbilla para que lo mire a la cara- Yo... ¡Yo te quiero Lali!, hace rato que te quiero, pero soy medio bruto para decirlo... y nunca, ¡Oíme bien! ¡NUNCA! Haría algo para lastimarte, al contrario... ¡siempre para protegerte de todo!

Lali lo abraza por el cuello y le acaricia el pelo de la nuca. Esas puntitas que se le van para arriba sin llegar a ser rulitos, que a ella la vuelven loca. Y lo atrae para sí, todo lo que puede, porque también quiere protegerlo.

Ahora que sabe lo que Peter es para ella, quiere tenerlo a su lado para siempre, pero teme que nunca tengan la vida feliz que desea, y sobre todo la tranquilidad de saber que nada malo vá a pasarle como consecuencia de lo que hizo en el pasado.

Y esa protección que ella pretende darle a él, es la misma que él intenta proporcionarle a ella, ahora que sabe que no lo van a dejar en paz.

- ¡Yo también te quiero!... y me desespera la sensación de que pueda pasarte algo... ya no quiero perderte más Peter...

Pero cuando ella lo dice, quizá no se está refiriendo particularmente a esta vida, sino a todas las que compartieron y en algún momento debieron separarse.

Se besan con desesperación, con ansias de no perderse, de no soltarse, como si en ese beso, y en esa fuerza que los une, pudiesen darse los motivos exactos para CONFIAR uno en el otro, y no necesitar más que ese contacto, para saber que no se van a mentir, y que siempre intentarán protegerse uno al otro.

El último fin de semana de vacaciones, Lali decide invitar a la familia Lanzani a su casa a comer. No se trata de una presentación formal, sino de un momento para estar juntos, probarse y disfrutar todos de lo que más aman, sus familias.

Entonces la que llega el domingo a la mañana temprano es Beatriz con el pan y dos tortas para tomar con el mate a la tarde.

A Eugenia le tocan las bebidas, A Susana las ensaladas y el postre y Peter y Lali se reparten comprar la carne para el asado.

Peter es bastante flojo en la parrilla, así que las madres son las que más colaboran para sacarlo adelante.

Valeria revisa la biblioteca de Lali, que ya la autorizó a sacar cualquier libro que le guste, mientras que después los vuelva a acomodar en su lugar.

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