11/06/2016
Miércoles.
Los chicos habían venido por nosotras como cada día de clases desde que las relaciones se formalizaron, no tardamos mucho cuando el gran campus se hizo ver ante nosotros.
—Te veo al rato mi Julieta — besó mis labios, ¿acaso me había dicho Julieta?
— ¿"Julieta"? — Estaba tratando de no hacer una escena.
—Sí, eres mi Julieta — aaa, esa Julieta.
—¿Eso te hace mi Romeo? — pero que cursilerías estaba diciendo.
—Efectivamente — volvió a besarme. Es tan lindo que a veces es irreal.
—Ella, me encanta verte así, pero justo ahora vamos tarde a clase — me llamó Fran.
—Nos vemos en el almuerzo — me despedí de Evan.
—Oye — tomó mi mano antes de que me fuera.
—¿Sí? — apuré.
—Te amo — ¿qué?...No, él no puede amarme, llevamos una semana y media apenas, ¿qué se supone que le diga? ¿Lo amo?
Lo único que pude hacer era besarlo, esas palabras, aún no estaba lista para decirlas, no tan pronto, ni siquiera sabía si era capaz de decírselas.
Nos separamos y me fui corriendo tras Fran que ya se encontraba a mitad del camino.
— ¿Qué te sucede? Hace cinco segundos estabas radiante, ahora igual, pero te noto perdida — Fran me conocía bien.
—Evan...— no puedo ni pronunciarlo sin sentirme mal– me dijo... — vamos Ella, solo son dos palabras, cinco letra, no es tan difícil– dijo... te amo — susurré esto último.
—¡¿Qué?!
—Lo sé, yo no estoy lista, lo quiero muchísimo, pero... Fran, solo le digo eso a mis abuelos, ni siquiera a ustedes se los digo — comencé a hiperventilar, esto es demasiado. — hasta Javad sabía que los te amo que llegue a decirle eran sin sentimiento alguno.
— ¡Hey! Tranquila, si no estás lista no se lo digas y ya, ¿de qué sirve que se lo digas si no estás segura? — Ella tenía razón. — Vamos, la clase ya va a empezar.
El resto del día me la pasé en las nubes, a penas y prestaba atención a lo que los profesores decían. "Te amo", esa maldita palabra resonaba en mi cabeza.
Llegó la hora de ir a comer y aún seguía en shock.
—Hola princesa — di un salto del susto cuando Evan me rodeó con sus brazos.
—No vuelvas a hacer eso, me asustaste — mi corazón latía a mil por hora.
—Perdón amor, no quería asustarte — maldición ahí está otra vez "amor". — ¿Todo bien? Estás un poco distraída. — Puso una mano en mi cintura y otra levantando mi mentón para que lo viera a los ojos.
—Evan... — sus ojos eran tan profundos, podría perderme en ellos por siempre, pero no podía decir lo que él quería escuchar, no aun. Sin más puse mis manos en su cuello atrayéndolo a mí, sus labios encajaban a la perfección con los míos, nos dimos un beso de esos que dicen cosas que no sabes si sientes o no, un beso lento, disfrutando cada segundo.
Nos separamos por falta de aire, pero mantuvimos nuestras frentes unidas.
—Eso, ¿por qué fue? — porque aún no sé qué es si te amo.
—El viernes iré a Italia y te extrañaré, eso es todo — y era verdad, solo que no la que respondía sinceramente esa pregunta.
—En ese caso te daré todos los besos que quieras — iba a besarme cuando Gina llegó.
—Chicos, disculpen la interrupción, pero hay que ir a comer comida de verdad — se burló la castaña.
Pasamos el almuerzo junto a los chicos, hoy la profesora de Derecho no había podido llegar así que nos pudimos ir al departamento temprano.
—Amor, el entrenador me llamó, al parecer tenemos un partido el fin de semana siguiente, perdón prometo... — lo bese antes de que terminara.
—Ve, sé que te encanta jugar, así que ve, no tienes que darme explicaciones — lo volví a besar — solo dile a tu entrenador que espero una entrada al juego para que pueda verlo, ¿entendido?
—Sí, preciosa — como me gustaba esa preciosa sonrisa. — Nos vemos luego chicas — se despidió — Jasón, Griffin –los chicos solo asintieron con la cabeza.
—¿Desde cuándo tu entiendes el fútbol? — se burló Fran.
—No lo hago — pero no tengo que entenderlo para ir a apoyar a mi chico en sus partidos.
—¿Y cómo planeas entender el partido de tu novio? — Preguntó Ale.
—Pues así, estoy segura que ustedes me explicaran después — no creo que sea tan complicado.
—Por lo menos lo intentas — defendió Jasón.
—Gracias.
—Oye, yo voy a tus partidos de vez en cuando — se quejó Gina.
—O sea sí, pero tú eres mi amiga — ouch eso dolió y por la cara de Gina, a ella también.
—Aaa lo decías por la enana —Gina intento sonar indiferente.
Después de unas dos horas los chicos se fueron, Evan seguía en el entrenamiento, así que me puse a hacer una pequeña maleta para el fin de semana. Cuando terminé, me dirigí a la cocina, tenía que preparar la cena.
—Chicas, ¿les parece si hago albóndigas? — Pregunté cuando pasé por la sala.
—Sí, que rico — aprobó Ale.
—Bien, ¿ya empacaron para el fin de semana? —Saqué los ingredientes que necesitaría.
—Sí, pero no sé si llevar bañador, porque no sé si quedarme en casa de tus abuelos o ir a ver a mis padres — suspiró Fran.
—Yo digo que lo lleves, el viernes llegaremos con el abuelo de Ella, el sábado si quieres vas con tus padres, pero tienes que llegar a dormir porque el padre de Ella dijo que nos llevaría de regreso al aeropuerto — sugirió Ale.
—Es verdad — Fran analizo la respuesta de Ale.
—¿Jasón? — El teléfono de Gina había sonado. — No sé, deja le pregunto a las chicas. — la chica poso su vista en nosotras– Dice que si puede ir con nosotras a Italia.
—Tendría que llamar a mamá — fui por mi teléfono a la cocina.
Marqué su número y a los dos tonos contestó.
—Ella, dime por favor que no me llamas para posponer lo de la modista — suplicó.
—No, de hecho es para ver si ¿puede ir un amigo conmigo además de las chicas?
—Mientras tú vengas no hay problema.
—Gracias, te veo el fin de semana — colgué. — Dile que si puede ir.
—Hey, que sí puedes ir, el vuelo sale a las 3:00pm.... si, ese... bien... después de la escuela... aja, bye — Gina colgó. — Jasón nos llevará al aeropuerto, consiguió vuelo a la misma hora.
—Bien — Ale la miro algo confundida, y con justa razón, esto era raro.
—Tengo una duda, ¿por qué quiere ir con nosotras a Italia? — Fran y su curiosidad, aunque debía admitir que yo también me lo estaba preguntando.
—No lo sé — se encogió de hombros. Eso era raro, Jasón siempre tenía un motivo.