25/07/2016
—Pasajeros con destino a Venecia, Italia, favor de abordar el avión en la puerta número 8 — la ya conocida voz, resonó nuevamente en las bocinas del aeropuerto.
El semestre había concluido; todo el estrés, las desveladas y colapsos existenciales había concluido para darle paso a las tan esperadas vacaciones de verano.
Nos encontrábamos las chicas, Abel y yo listas para pasar un gran verano en la isla Capri (la isla del glamour), no sin antes pasar una semana, cada uno, con su familia, pues ese había sido el acuerdo para que nos dejaran pasar el verano ahí.
Los chicos tenían otros planes para este verano, Jasón había quedado con su padre, para pasar el verano en Ibiza; Griffin se quedaría en la casa que tenían sus padres en Santorini, su plan era ir con Fran y pasar el verano con ella, pero las chicas y yo nos opusimos rotundamente, pues habíamos planeado el viaje desde el verano anterior y nadie iba a cambiarlo, y Evan iría a Bávaro con su familia.
—Ella, por el amor de Dios, apresúrate, vamos a perder el vuelo — Gina apuró del otro lado de la puerta
—Ya voy — mi periodo se había adelantado, afortunadamente había metido una ropa extra en mi bolso de mano.
—Sé que es horrible, pero realmente vamos tarde — comentó Ale mientras apresurábamos el paso hasta la puerta de acceso al avión.
—Vean el lado bueno, Ella aún no nos hace tías.
—¡Fran!, no es momento para tus bromas. — Ale regañó.
—Bien, me calmo.
—Es aquí. — apunte a la pequeña fila frente a la puerta 8.
—Menos mal, si no llegamos hoy, tu padre va a cancelar el viaje a Capri. — Abel presiono el puente de su nariz en un gesto de estrés.
—Pero ya vamos a ingresar al avión y todo estará bien. — trate de relajar el ambiente.
El padre de Gina nos había facilitado el trasporte a la isla, sin embargo, no era secreto que el dueño de una de las aerolíneas más conocidas de Italia tenía un mal carácter de vez en cuando y si decía que no nada podía hacerlo cambiar de opinión; así que era mejor no arriesgarnos y llegar lo antes posible a Italia.
—Que tengan un lindo viaje, esperamos verlos pronto — la señorita que recibía los boletos nos dejó abordar sin ningún problema.
—Muchas gracias — respondimos cortésmente e ingresamos al avión.
—Italia, ahí vamos — Fran se recostó en su asiento con una sonrisa en el rostro.
—Y solo hay que esperar una semana más para ir a la isla a pasar un muy relajante verano — tome asiento junto a ella.
—Ya necesito ir a la isla, mi guarda ropa exige ser actualizado— Abel acomodo su mochila en el espacio de almacenamiento.
Todas reímos ante el comentario del chico.
Después de un viaje de aproximadamente dos horas, por fin llegamos a Verona. El clima cálido de la temporada, si hizo sentir una vez que salimos del gran edificio, para poder encontrarnos con nuestras respectivas familias que nos esperaban ansiosas en la entrada del aeropuerto.
—Stella cariño, que gusto verte — mi madre se acercó para estrecharme en sus brazos — mis niñas, espero hayan tenido un buen viaje — para mamá, las chicas eran como sus hijas y Abel como su hijo, realmente les había agarrado cariño durante todos estos años.
—Así fue, aunque los ronquidos de Ella nos perturbaron la mayor parte del viaje — Fran bromeo mientras abrazaba a mamá.
—Y Fran no dejaba de moverse de su asiento — le seguí el juego, aunque era verdad, ella es muy inquieta cuando duerme.
