Capitulo 20

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Sentí como si me hubieran sacado todo el aire de mis pulmones.

—¡¿Qué?! — me alejé bruscamente.

Besé a otra chica.

Lo que acababa de decir se repetía una y otra vez en mi cabeza.

—Perdón, Ella yo no..., lo siento.

Lo miré incrédula, NO, carajo, NO, sé qué tal vez es una idiotez, pero lo hizo y no sé porque me afecta tanto.

—Ella, lo lamento mucho, te juro que no significó nada — se intentó acercar, sus ojos estaban rojos.

—Tú, no...— ¿realmente esto estaba pasando?

—Perdóname — intentó abrazarme. Pero el simple roce de su piel me quemaba, Ella tranquilízate, solo fue un estúpido beso gritó mi subconsciente.

— ¡No me toques! — las palabras rasgaron mi garganta —Me estás jodiendo, ¿verdad? —No lo podía creer, no quería creerlo, un nudo se formó en la boca de mi estómago.

—De verdad lo siento, sé que fue estúpido, pero...— mierda, mi vista se estaba nublado, los ojos me ardían, pero no iba a llorar, no frente a él.

—Déjame sola — pedí en un susurro, apenas y podía hablar sin riesgo a que me desatara en llanto, un sentimiento desconocido se apoderó de mí.

— ¿Ella? — Se acercó, pero retrocedí.

—Por favor, vete — Lo miré directamente, la primera lágrima rodo por mi mejilla.

—No...Ella quiero resolverlo, por favor, perdón, no quise..., fui un idiota...

— ¡QUE TE LARGUES! — no quería que se fuera, pero las miles de sensaciones desconocidas que me invadían, solo alimentaban el miedo.

Las lágrimas salieron una tras de otra cual cascada, maldición Ella, deja de llorar.

—No llores, perdón, no quise herirte, te amo — se veía preocupado. Sus brazos rodearon mi cuerpo, un dolor punzante se hizo presente en mi pecho.

— ¡Suéltame! — su agarre hacia que mi piel ardiera, trate que me soltara, pero era en vano — ¡Quiero que te vayas ahora! –Mi voz salió más quebrada de lo que hubiera querido.

¿Por qué mierda me duele?, fue una estupidez, no es la primera vez que pasaba por esto, ¡Carajo apenas lo conozco!

— ¿Qué está pasando? — Fran has que me suelte, por favor.

—Ella...— susurró cuando logré alejarme de él.

—Fran, ¿podrías sacar a Evan de mi habitación? Por favor — sujeté fuertemente el borde de la toalla para evitar que cayera e hice uso de la voz más calmada que podía.

—Evan — la voz de la chica sonó con advertencia.

—Perdón, te amo Ella — no pude contenerme, un grito ahogado salió de mi garganta.

Ese sentimiento desconocido se apoderó nuevamente de mí, lo sé, un poco patético, pero joder dolía y no sé qué me molestaba más, si el maldito beso o el hecho de que me afectara de esta manera.

No era nada que no hubiera experimentado ya, ¿por qué esta vez se sentía diferente? ¿Por qué esta vez sí dolía?

Me acurruqué en la cama y rompí en llanto.

—Ella, ¿se puede? — La voz de Gina se escuchó del otro lado de la puerta.

—Pasa .

—Hey, tranquila, todo estará bien.

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