El Dilema de Rush & Claire

8.2 Pasado

Atlanta, 07 mayo del 2015:

Claire:

—¿Qué es esto?.—Pregunto al ver las rosas en las manos de Rush y sobre todo a él en la puerta de mi departamento.

No aguanto mi sonrisa.

—¿Es algo en especial?

—Depende de tu respuesta.

Arqueo una ceja, Rush señala.

—¿Puedo pasar?

—Si..—Acepto sus rosas y lo hago entrar.

Me dirijo a la cocina y busco un recipiente pequeño entre la repisa, lo lleno con agua y coloco las rosas dentro, antes de encontrar un buen lugar donde ponerlo.

Sonrio, Rush ya ha llegado hasta mí y se ha puesto detrás, con sus manos sujetándome la cintura.

—Son hermosas...

Me besa el cuello.

—¿Vas a decirme que es eso especial?.—Deseo saber.

—Después de esto... ¿Te parece?

Sonrio girándome hacia él.

—¿Por qué no decirme ahora?.—Pregunto subiendo las manos por su pecho y rodeando su cuello.

—Porque todo es mejor después del sexo.

Me rio y mi risa se ve interrumpida cuando me levanta.

—¡Rush!

—A la cama.—Ordena llevándome con él.

Entre risas, dejo que me lleve a la habitación.

(***)

—Dime...—Digo rompiendo el beso y apoyada sobre el regazo de él.

Rush tiene los pantalones abiertos y aunque no me ha quitado toda la ropa, si lo esencial, como mis bragas y mi sujetador, llevo la blusa, pero mis pechos desnudos están frente a él.

—Estas a nada de montar mi polla.

—No voy a montar nada, sino me dices.—Amenazo.

Rush se ríe.

—Rush.

Me coge el rostro y me da un beso más, no me resisto y se lo devuelvo, nuestras bocas incrementan el nivel y aunque no quiero separarme, lo hago.

—Rush..—Repito sobre su boca.

Me coge de la nuca y me hace mirarlo, sus ojos lucen brillantes y con emoción.

—Se mi novia, Claire.

Abro los ojos, dejo caer mi mandíbula.

—¿Qué?

Él sonríe.—Creo que ya lo aplazamos mucho ¿No?

Si no insiste antes luego de prácticamente ser novios sin el título, fue porque quería ver si él iba en serio y Rush me ha demostrado que sí.

De todas formas, yo...—¿Es en serio?

—Muy en serio, Claire.—Dice seguro.—Y también voy en serio contigo.

Aprieto los labios.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.—Me acerca a él y sus labios buscan los míos.—Eres lo único en lo que pienso, no existe nadie más.

Le creo.

Lo hago.

Y si no fuera suficiente, el.—Te quiero, Claire.

Mi corazón se me acelera, Rush sonríe.

—Te quiero demasiado.

—Y yo a ti.—Confieso, veo su sonrisa creciendo.—También te quiero, Rush.

—¿Puedo dar por hecho que eso es un "Si"?

Dejando que un sonrisa muestre mi felicidad, respondo.—Si... Si...

Lo derribo conmigo contra el colchón, Rush me besa otra vez y esa primera noche de novios resulta excelente.