Capitulo 12

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Ya es medio día y por fin llegamos a casa.

Bajo del auto, mi cuerpo se siente algo adolorido por las malas noches que pasé.

Papá camina detrás mío, cuando llego a la puerta está es abierta antes de que él pueda acercarse a abrirla.

—¡Mi bebé!—mamá me abraza fuertemente, yo correspondo el abrazo—. Te extrañé mucho—besa mi mejilla.

—También te extrañé mamá—ella se aparta, le doy una pequeña sonrisa y ella me examina con la mirada.

—No pareces haber bajado de peso, tienes muchos ojeras y te ves cansado—acaricia mi rostro—. ¿Por qué tus ojitos lucen tristes? ¿Acaso le pasó algo a mi suegro?—me pregunta, yo niego rápidamente.

—Él está bien mamá, pero me siento triste porque una parte de mí quería quedarse con él —me regala una pequeña sonrisa y se acerca a papá.

Me adentro a la casa y camino a la cocina, el olor a comida casera invade mis fosas nasales y escucho mi estómago gruñir, tengo mucha hambre.

Destapo las ollas una por una, arroz, carne, vegetales que parecen ser para una ensalada, ¡chocolate! Y está tibio. Busco un vaso y me lo sirvo lleno, le doy un trago para sentir su maravilloso sabor, sin duda alguna esto me hacía falta.

—Así que ya estás comiendo—volteo para ver a mamá.

—Sólo chocolate—doy otro trago.

—Debes comer, apuesto que no lo has hecho bien en estos días—recién llego y ya va a regañarme.

Me sirvo más chocolate y camino a la sala, encuentro a papá sentado en uno de los muebles, sus ojos están cerrados y reposa la cabeza en el espaldar.

Me siento frente a él y con mi mano libre me quito mis tenis, mis pies duelen. En un completo silencio bebo mi chocolate.

—Deberías darte un ducha y comer—escucho la voz de papá así que lo miro—, luces cansado—me sienta derecho en el mueble.

—Y lo estoy, pero me da pereza subir las escaleras—admito y él ríe.

Mamá entra a la sala con dos platos en manos, se acerca a cada uno luego de mirarnos.

—Cuando coman, debes darse una ducha y dormir un poco—ordena. Yo miro el plato en mis manos y la verdad es que no quiero esto.

—Yo no quiero—inmediatamente me mira, y no de manera amable que digamos.

—Vas a comerlo, son cuatro días sin comer saludable—me regaña, miro a papá y él se encoge de hombros comiendo.

—Bien, pero sólo la ensalada—acepto y empiezo a comer.

—Y cuéntenme, ¿cómo está mi suegro?—así empiezan las preguntas, papá las responde y yo me mantengo en silencio.

—También dijo que quiere ver a Manuel pronto—concluye papá.

—Deberíamos ir para allá en navidad, a él le agradaría—sugiere mamá.

—O que él venga—hablo por primera vez.

—Es buena idea—papá deja su plato en la pequeña mesa de Cristal y me mira—. ¿Qué te dijo mi padre cuando te llamó?—cuestiona.

—¿De qué hablas?—finjo no entenderlo.

—De cuando nos despedimos y te llamó—me quedo callado pensando en qué responderle.

Papá sale de la habitación y antes de yo salir también, el abuelo me llama, volteo a verlo.

Un amor inolvidable |#2|✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora