Capitulo 35

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Despierta...

Axel...

Vamos...

Algo me impide hacerlo, es como estar con los ojos cerrados sin poder abrirlos.

Siento una mano tomar la mía, el toque es suave y lo reconocería donde fuera, no la he visto pero la siento, sé que es ella.

—Pequeña—la llamo en voz baja.

—Aquí estoy—siento un apretón es mi mano, es como un botón que me permite abrir los ojos y me encuentro con los de ella que lucen preocupados—. ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

—Siento todo mi cuerpo adormecido—digo arrastrando las palabras, no entiendo porqué me siento de esta manera, mi garganta está seca pero no tengo esa necesidad de beber agua.

Veo las lágrimas caer de sus ojos y su nariz se torna roja.

»No llores, sabes que no me gusta llorar—con mi mano libre de cables, seco las lágrimas de su mejilla.

—No quiero verte así, no me gusta verte así—sigue llorando.

—Estoy bien—le aseguro.

—No, no lo estás, ¿qué te pasó? ¿Quién te hizo esto, Axel?—Pienso qué responder ya que yo tampoco sé.

—Eso no importa ahora, lo importante es que estoy bien y estaré más bien, pero deja de llorar por favor.

—Tienes que estar bien, necesito a alguien con quien pelear sobre cuáles papitas son mejores, alguien que se coma todas mis gomitas. ¿Si tú no te recuperas quién me dará muchos besitos?—Dios, a veces me sorprende lo dulce que puede llegar a ser. Le sonrío un poco y siento un pequeño dolor en mi cara que me hacer quejarme.

—Haré eso y mucho más porque estaré bien.

—¿Me lo prometes?—Le gustan mucho las promesas, pero eso es algo que puedo cumplir.

—Te lo prometo—afirmo, ella se levanta y me abraza sin hacer presión sobre mi cuerpo.

—Te quiero mucho.

—Yo te quiero más—contesto, sintiendo su aroma, siento sus labios en mi frente y luego se aleja.

Miro a un punto en específico pensando en distintas cosas. En la mesita que hay a mi lado está mi celular y también la ropa que traía puesta, no entiendo nada, es obvio que no eran atracadores pero entonces ¿quienes eran ellos? ¿Quién los mando? ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué siento que no es simple casualidad? ¿¡De qué demonios no estoy enterado!? Son muchas las preguntas sin respuestas.


»»»

—¿Cuándo me iré de aquí?—le pregunto por milésima vez a la enfermera, ella me mira con una pequeña sonrisa mientras quita la intravenosa de mi brazo.

—No lo sé, debes esperar que la doctora venga a revisarte—responde, perdí la cuenta de las veces que he escuchado eso.

Ella termina de quitarla, pone una tirita en mi brazo y camina por la habitación.

—Quiero ver a mi pequeña—vuelve a mirarme, eso es algo que no he parado de decirle.

—No es hora de visitas—y siempre me responde lo mismo.

Primero no la podía ver por los exámenes que me estaban haciendo en la tarde, ahora porque es de noche y no es hora de visitas.

—Por favor—niega poniéndose unos guantes, luego la veo acercarse con alcohol y otras cosas a mí—. No dejaré que haga nada de eso hasta que la traiga—aseguro.

Un amor inolvidable |#2|✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora