Capitulo 38

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Cuando entramos a su casa ella sube inmediatamente las escaleras, yo me encamino a la sala y los veo a todos, incluidos mis padres.

—No quiero que mencionen nada de lo realmente sucedido, cuéntenle la versión corta y la que no me involucra a mí más de la cuenta—es lo primero que digo llamando la atención de ellos, mis padres y Nanci se miran.

—¿De qué estás hablando?—Pregunta Hairon cuando me siento a su lado, pero sé que ellos entendieron perfectamente.

—Axel, no podemos hacer

—Por favor—les pido interrumpido a mi mamá, ellos no vuelven a decir nada porque Nay entra a la sala. Mira todos los presentes y se sorprende un poco cuando ve a mis padres aquí.

—Sé el motivo de tu llamada y si quieres entender todo tendrás que escucharnos, ellos tienen mucho que ver en todo esto—le dice Nanci, le hago señas de que se acerque y ella lo hace.

—¿Y bien? ¿Dejarán el misterio?—La paciencia no es una de sus virtudes.

—Para empezar, Laura y yo nos conocimos en el hospital porque trabajábamos juntas—empieza a hablar Nanci.

—¿Y cómo conociste a su esposo?—Pregunta Hairon, ni siquiera la dejan hablar.

—Con calma chicos—pide papá.

—Cuando Laura y yo nos conocimos Axel y Hairon cumplirían los cuatros años y tú Nay, cumplirías dos—hace una pausa y continua hablando.

Yo ya sé la historia, la sé perfectamente y también la viví, una parte de mi quisiera no haberla vivido pero la otra me dice que si eso no hubiese pasado yo no hubiera conocido a Nay, quizá si, pero no sería lo mismo.

En el momento que se enteran de su padre, pude ver la decepción con la que Nay miraba a su madre, la está juzgando y ni siquiera sabe lo que pasó.

A medida que la historia avanza, comienzan a acercarse las partes desagradables, me da rabia de tan sólo recordarlo. Pero una parte agradable se acerca, la parte del peluche que aún está en mi poder.

—...Laura llegó porque habíamos olvidado uno de los peluches de Nay en el auto y Axel insistió en devolverlo—dice Nanci.

—De hecho, fueron dos los peluches que se quedaron—confieso y todos me miran.

—¿Dos? ¿Y dónde dejaste el otro?—Pregunta mamá.

—Lo guarde—agacho la cabeza para que no vean mi sonrisa, es que me causa gracia eso, yo era tan infantil y egoísta.

—Continuando, ella llego junto a Alex y el pequeño Axel salvándonos a nosotros—aprieta la mano de mamá, miro a mi novia y ella parece procesarlo, acaricio su espalda tratando de confortarla.

Todos miramos la manera en la que sus ojos miran un punto en específico, aparto mi mano de ella dejándola pensar y en el profundo silencio, llevo mi vista al piso. Es un poco incómodo y me intranquila no saber lo que está pasando por su mente.

La siento abrazarme y me alzo un poco para corresponderle, siento la mirada de todos en nosotros.

—No rompiste ninguna promesa, siempre me cuidaste, gracias—dice cerca de mi oreja, ¿qué será lo que recordó para que piense eso?

—Si lo hice, pero eso no es algo que discutiremos ahora—la aparto, después beso su frente.

—¿Por qué yo no puedo recordar nada de eso?—Pregunta rompiendo el silencio.

—Eso es otra parte de la historia—explica mamá, la miro suplicándole con la mirada que no diga nada.

—¿Y qué pasó después?—Pregunta Hairon.

Un amor inolvidable |#2|✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora