Capitulo 23

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Decir que me quedé tranquilo después de lo que le pasó a Nay sería mentir. Me dio tanta rabia esa situación y me dio más rabia el pensar en todas las chicas que han pasado por eso debido a ese hombre.

Después de que salí de la casa de Nay, Hairon y yo fuimos a buscarlo, Dante no entendía mucho, pero igual nos acompañó.

El chico que había ayudado a Nay nos había dicho dónde encontrar a aquel hombre, y lo hicimos. Ahora estamos viendo como camina hacia nosotros sin notarnos. Por  la descripción de físico, aspecto y ropa que nos dio el chico, estoy seguro de que es él. Estamos cerca del lugar donde atacó a Nay, él se para en seco al vernos.

—¿Ustedes quiénes son? —Nos pregunta. Por como luce su cara y por sus expresiones, estoy seguro de que estaba drogado, pero eso no es excusa para hacer lo que hizo.

Los tres nos quedamos mirándolo, es un hombre que fácilmente podría ser mi padre. Él retrocede cuando nosotros nos acercamos.

A nuestro alrededor hay poca luz, me imagino lo que había sentido mi pequeña al ser atacada, al sentirse acorralada y al aguantar esos malos tratos, eso es más que suficiente para golpearlo como si mi vida dependiera de eso. Hairon hace lo mismo, pero aquel tipo ni siquiera intenta defenderse.

Llegamos al punto en el que Dante nos detiene. La rabia es tanta que termino con ambas manos magulladas.

—Ni siquiera porque lo dejamos inconsciente me siento conforme —escucho que dice Hairon. Estoy seguro de que está vivo, pero pienso igual que Hairon. Ni siquiera porque lo golpeamos, pateamos y lo dejamos inconsciente me siento en paz.

—¿Qué haremos ahora? —Pregunta Dante. Pienso en qué podríamos denunciarlo, pero no tenemos pruebas y no quiero meter a Nay en eso, sé que sería demasiado para ella.

—Irnos —Le respondo. Antes de marcharnos, vemos que él hombre se mueve, Hairon se agacha a su altura.

—Espero que la próxima vez que pienses en hacerle daño a una chica, lo consideres dos veces —y le da otra patada.

*

Silenciosamente cierro la puerta de mi casa, de la misma manera camino a la cocina y enciendo las luces.

Me quedo mirando todo a mi alrededor y distintos recuerdos de hace unas pocas horas llegan a mí: ella llorando, estallando todo, sintiéndose insuficiente por un maldito hijo de perra que le causó daño, no me gustó que para tranquilizarla su madre tuvo que sedarla, pero era la única opción. Su carita tan linda estaba llena de dolor y tristeza. Nada de lo que le hicimos a ese tipo compensará por lo que ella pasó.

—¿Por qué demonios esas cosas siempre le pasan a ella? —Pregunto a la nada y recuesto mi cabeza de la pared.

Aunque no pude evitar que ella pasará por eso, esta vez si pude desahogarme con el causante.

"—Ella ya no me quiere, ¿verdad? —Mis ojos se aguaron luego de esa pregunta, mis padres compartieron una mirada.

—Axel, mi niño, ella si te quiere, es sólo que —la interrumpí.

—¡No es cierto! ¡Si ella me quisiera no estuviera jugando eso! —Le grité a mamá con mis ojos llenos de lágrimas.

—Eres muy pequeño para entenderlo —concluyó papá, yo me sentí más triste de la cuenta y pude escuchar a mi corazón romperse."

—¿Axel? —La voz de papá me hace levantar mi cabeza de golpe, abro mis ojos y veo todo borroso.

—¿Por qué estás llorando, mi niño? —Esta vez es la voz de mamá, paso mi antebrazo por mis ojos dándome cuenta de que es cierto.

Un amor inolvidable |#2|✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora