Capitulo 46

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Muerdo mis uñas mientras camino de un lado a otro con impaciencia. Estoy hecho un manojo de nervios, tengo miedo de entrar a esa habitación, tengo mucho miedo

Me alegra que ya no esté en una de esas habitaciones, me alegra que haya despertado y aunque ya van algunas cuatros horas de eso, ella no ha hablado con ninguno de nosotros y eso me preocupa, ¿por qué? Se supone que como sé que está bien ya no debo estar preocupado, pero no, la razón es otra.

—No lo pienses tanto—me detengo al escuchar esa voz.

—¿Segura que no quiere entrar usted primero a verla?—Le pregunto dejando de morder mis uñas, ella me sonríe.

—Yo la vi unos minutos antes de que despertara, apuesto que la alegra mucho verte—no, no me convence.

—Pero ¿y si no me recuerda? ¿Y si la asusto?

—Estás siendo paranoico, Axel—se ríe—. Que haya pasado una vez no quiere decir que volverá a pasar—respiro profundo, volteo y miro la puerta, estoy tan cerca de verla pero me muero de los nervios.

»Hazlo—repite, pasa mis manos sudadas por mi pantalón y me acerco, lo pienso durante unos segundos, ¿qué sería lo peor que puede pasar? Sin más que esperar abro la puerta lentamente, de la misma manera entro y luego la cierro sin mirarla.

Miro mis tenis y luego alzo mi cabeza, la veo acostada con sus ojos cerrados y sin aparatos conectados a su cuerpo, sólo un suero.  Algunas marcas en su cara, su cabello está sujeto y cae por la almohada que está debajo de su cabeza.

Lentamente me acerco a ella, mis pies tiemblan con cada paso, arrastro uno de los sillones y lo pongo junto a la cama, me siento y me quedo mirándola. Luce tan tranquila, su respiración es tan calmada.

Sujeto una de sus manos y la beso, recuesto mi cabeza de la cama mientras la miro, se supone que debería estar despierta. Cierro mis ojos queriendo calmar el manojo de nervios que sigo siendo, unos cortos segundos hasta que empecé a sentir caricias en mi cabello, esas caricias que tanto me gustan y hacen que mi corazón se acelere, no creo que pueda estar más acelerado que como está en este momento.

Aún con mis ojos cerrados siento mi respiración acelerarse y los abro, levanto un poco mi cabeza para verla pero ella continúa con los suyos cerrados, aunque sé que está despierta. Su mano que estaba en mi cabello baja hasta mi cara y la acaricia, yo la sujeto para apartarla y la envuelvo entre las mías.

Me quedo en silencio, su mano se mueve entre las mías, ella misma la entrelaza con mi izquierda y la veo abrir sus ojos. Dios, creo que me va a dar algo.

Me mira, después de días estoy volviendo a ver sus lindos ojos y la felicidad que siento en este momento es inefable. Ella me detalla, recorre mi cara y cuando sus ojos llegan a los míos, me sonríe. Como era de esperarse mi corazón comienza a latir como loco nuevamente. Me está sonriendo, lo que quiere decir que me recuerda, sabe quién soy, no me olvidó.

Su mano se aparta de la mía y sube hasta mi cabello, ella juega con él, sé cuánto le encanta eso.

—Te hace falta un corte de pelo—la escucho decir, aunque su voz es ronca y baja no puedo evitar la sonrisa que se está formando en mi rostro.

—Según Manuel así luzco más apuesto—contesto, para ser la primera vez que hablamos después de una semana, es lo más tonto que nos hemos podido decir.

—Sólo está alimentando más tu ego pero tiene razón—aparta su mano,  ella sigue sonriendo y yo por igual.

Mis ojos bajan un poco por su cuerpo cubierto por una sábana, me muero por abrazarla y sentir su calor más de cerca.

Un amor inolvidable |#2|✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora