Al ella decirme que estoy bueno sabe perfectamente que está alimentando mi ego, pero no parece importarle.—Quisiera decir lo mismo de ti pero aún no te quitas ese lindo vestido—le digo, ella no lo duda y quita el vestido por encima de su cabeza quedándose con el traje de baño que yo elegí por ella. Mientras ella los acomoda, me permito detallarla y joder...
»Confirmo, no sólo eres bonita si no que también estás buena—pecador el que piense lo contrario, llevo mi vista al cielo—. Diosito si esto es un sueño por favor no me despiertes—suplico.
—¿Vamos a la playa o te quedarás el resto del día observándome?—la miro, ella me pasa por el lado y a mí lo único que me salva es suspirar, bendito el repostero que moldeó su cuerpo.
Camino atrás de ella, los chicos comienzan a gritarle cosas desde a dentro de la playa y ella se sienta en la arena, ríe y luego les responde.
—¡¡Cuídala de los perros!!—me grita Hairon, entendiendo a lo que se refiere me agacho y la tomo por la cintura haciéndola levantarse de la arena, la volteo y queda pegada a mi torso.
—Aún no te he dado mi regalo—le sonrío, quiero verla impacientarse. Mis manos bajan de su cintura a sus suaves nalgas y quitan la arena que hay en ellas, le doy un beso.
—¡¡¡Cuidado en donde pones tus manos, idiota!!!—beso que Hairon interrumpe.
—¿Y qué sería eso?—me pregunta.
—Pues, no está aquí pero igual te llevaré a otro lugar porque aquí hay demasiados espectadores—tomo su mano y empezamos a caminar por la arena de la playa.
Cuando llegamos a un lugar apartado y estamos cerca de la orilla, volteo a verla.
»¿Confías en mi?—afirma con la cabeza, en un movimiento rápido la subo sobre mi espalda y ella envuelve sus piernas por mi abdomen.
—¿Por que vamos a entrar?—Escucho que pregunta.
—Tranquila, no te pasará nada malo ni haré nada que no quieras—le digo en un tono divertido pero siendo sincero.
—Está bien.
Cerca de las rocas el agua me llega más arriba de la cintura, al bajarla de mi espalda sin dejar de sostenerla, el agua a ella le da por los hombros, Manuel es un genio con los apodos.
—Si que estás enana—me rio, ella me mira mal.
—No es gracioso, podría ahogarme o un tiburón podría comerme—¿ah si? Me sumerjo en el agua y la rodeo, al salir quedo atrás de ella y me acerco a su oreja.
—El único tiburón que te comerá soy yo—susurro, veo sus mejillas adquirir un tono rojo y eso me hace reír..
—Yo encantada—oh, pero que atrevida.
Ambos subimos a las rocas, nos quedamos en silencio por unos largos minutos.
»¿Qué hacemos aquí?—Pregunta apoyándose de mi hombro, yo respiro hondo, son tantas las cosas que quisiera decirle.
—Pequeña—me mira, sus ojos se ven más grises y bonitos—. ¿Ya te he dicho que me gustas mucho y me pareces la niña más bonita de todo el jodido mundo?—sus labios se entreabren un poco por mí declaración.
—¿Podrías repetir lo que dijiste?—me pide, sonrío para mis adentros.
—He dicho que me gustas, me gustas mucho y... no desde ahora, hay muchas cosas que debes saber pero...—ella interrumpe la manera en la que me estaba atragantando con mi propio saliva.
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Un amor inolvidable |#2|✔️
Roman pour AdolescentsUn amor de niños que nace con una mala mirada, pasa el tiempo, te vi llorar y al causante quise partirle la cara. Intente protegerte, quise ser fuerte, pero los problemas fueron más intensos que mi pequeña mente. Me olvidaste, ¿o es que acaso fingí...