Capitulo 15

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Calor: lo que siento en estos momentos.  Por ese motivo doy una vuelta en mi cama y abro mis ojos, todo es oscuro y ni por la ventana entra luz.

¿Qué le pasó al aire acondicionado? y otra cosa, ¿qué hora es? Siento como si he dormido durante dos días y ahora necesito un descanso del descanso.

Me siento en la cama y espero unos segundos a que mis ojos se acostumbren a la oscuridad, cuando lo hacen me levanto y a pasos torpes, camino al interruptor. Prendo el bombillo y cierro mis ojos por unos segundos, la luz molesta.

Me quedo mirando a un punto fijo, todavía me siento perdido y mi cerebro adormilado ni siquiera recuerda qué día es hoy.

Nuevamente camino a la cama y busco mi celular en esta, lo encuentro y me siento en la orilla encendiéndolo. Son las 1:01 de la mañana, por suerte no son las tres ya que Manuel dice que esa es la hora del diablo, siempre tiene algo raro que decir.

Volviendo a lo de la hora, estuve dormido por nueve horas y necesito un descanso. Mi estómago ruge por el hambre, mamá ni siquiera se molesto en despertarme para cenar.

Me levanto de la cama y me quito la ropa, la tiro hacia el canasto porque mamá me mataría si la dejo regada. Enciendo el aire acondicionado y entro al baño; me miro en el espejo pero no duro mucho mirando mi rostro adormilado.

Papá siempre dice que tomar duchas nocturnas no hace bien, ¿pero cómo el cuerpo sabe qué hora es? Algo estúpido, lo sé.

El agua de la ducha está fría pero buena, al bañarme mojo mi cabello, siento que si no lo mojo no me he bañado.

Unos largos minutos después salgo de la ducha, seco mi cabello con una toalla y busco un bóxer en una de las gavetas, salgo sólo con eso del baño, la habitación ya está fría pero es un frío soportable. Busco un pantalón de pijama en el armario y me lo pongo.

¿Ahora qué? Ir a la cocina por algo de comer.

Antes de salir de mi habitación me pongo mis medias, silenciosamente abro la puerta y así mismo camino por el pasillo. Al bajar las escaleras mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad que hay, enciendo el bombillo de la cocina y me quedo mirando a mi al rededor. Está todo limpio y en su lugar.

Abro la nevera y todo lo que hay tiene que ser cocinado. La alacena sólo tiene cereal, galletas dulces y saladas. Joder, ¿acaso aquí no hay nada que comer?

Como si mi pregunta quisiera ser respondida, a unos pocos pasos veo el microondas y me acerco. Lo abro y adentro hay un plato, lo saco y miro lo que parece ser lasaña. Lo puyo con uno de mis dedos, no está caliente pero se puede comer así.  Agarro una cuchara y camino a uno de los taburetes.

—Espero que esto sea mío y si no lo es, que se joda el dueño—me digo a mí mismo sentándome, entro una cucharada a mi boca.

—Si es tuyo—me sobresalto al escuchar esa voz, levanto mi cabeza aun masticando y veo a papá, él tiene una pequeña sonrisa en su rostro.

—¿Desde cuando estás ahí?—pregunto luego de tragar.

—Desde hace un rato, esperaba en la oscuridad que dejaras de buscar por toda la cocina—me rio, él se acerca a mí y se para a mi lado—. ¿Qué te he dicho sobre las duchas nocturnas?

—Que son lo mejor que puedo hacer—me mira mal, yo vuelvo a comer. Lo veo acercarse a la nevera mientras mastico.

—Pensé que no despertarías hasta la mañana—dice luego de un par de minutos, me pasa un vaso y veo que tiene jugo.

—Hacia calor y tenía hambre—explico, luego le doy un trago a mi jugo.

—¿Has dormido bien?—se sienta frente a mí.

Un amor inolvidable |#2|✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora