La perdición vive conmigo

Cap. 9 (BangChan)

BANGCHAN: "Sé que tengo una respuesta"

Mis amigos están comiendo todos juntos en la mesa, pero yo solo tengo ojos para uno. Invado el sitio de Changbin, al lado del pecoso. La silla no tiene nombre, el lugar no tiene dueño, pero sé que es suyo, porque ambos quieren que ese espacio sea de su propiedad, como si ese hueco simbolizara una pequeña parte del alma de Felix.

_¿Dónde está Hyunjin?

Seungmin interrumpe con preocupación, entrecortando el aire y devolviéndome a la realidad después de ese pequeño momento de disociación.

_Me ha llamado Bambam hace poco para avisarme de que Hyunjin no volvería para cenar, por lo visto estaba con Jinyoung y cena con Got7_ respondo.

A Seungmin no le hace gracia, lo leo en sus ojos.

Un pequeño silencio invade la sala y me parece notar algunos intercambios de miradas.

_¡Pásame la salsa Woojin!_ interrumpe el maknae, devolviendo a la normalidad uno de los instantes más incómodos de la cena.

Felix observa comer a Changbin con los ojos iluminados, pero él no le devuelve las miradas. Me da pena.

Pellizco las mejillas de Felix, obligándolo a dirigir sus ojos hacia los míos.

_AAAAH! _ Le digo mientras aproximo mi cubierto a sus labios, ofreciéndole lo que tengo en el plato.

Abre su boca aceptando el bocado con cierta incomodidad. Le sonrío y él respira hondo deshaciéndose de las tensiones. En ese momento Changbin lo mira, no como se mira a un compañero, sino como se mira a una hermosa ninfa o a una musa.

Está celoso.

Como yo... estoy celoso.

Intento bromear con él para distraerlo de los desplantes de mi mejor amigo, pero sus pupilas buscan de reojo el rostro de Changbin.

_¿Quieres venir a mi cuarto a jugar un rato esta noche? Deberíamos hacerlo en inglés para no olvidar nuestro idioma.

_¡Claro! Iré encantado_ me contesta con algo de temor_ no quiero perder la costumbre.

_No te preocupes, por las noches dejo de ser un líder enojón y me convierto en oso de peluche.

Felix me sonríe y pierdo la noción del tiempo.

Changbin está escuchando y hace un gesto de asco. Yo como con rapidez, deseando quitar la mesa para poder estar con Felix, sintiéndome victorioso y a la vez extraño, preguntándome qué es exactamente lo que siento por él, haciendo más y más preguntas retóricas para las que en el fondo tenía una respuesta clara.