Amparo
—¿Hace cuanto no sonreís? —cuestiona Clara, levantó la vista de mi celular y la veo asomada por la puerta de mi habitación.
—Yo diría que desde los catorce. —bramó medio en serio, medio en chiste.
—¿Te puedo sacar una sonrisa? —pregunta formando una de labios apretados.
—¿Cómo? —alzo una ceja y la miro con intriga.
Clara se acerca a mí con sigilo y yo la miro con extrañeza.
Toca mi hombro con rapidez y...
—¡Mancha! —grita y sale corriendo por el pasillo.
—¡Tramposa! —le devuelvo el grito y salgo corriendo tras ella.
La encuentro en el living, del otro lado del sillón y sin dudarlo salto sobre este, dejando la marca de la suela del zapato en el forro rallado.
Clara ahoga un grito y corre hacia el otro extremo del sillón. Cuando la tengo cerca estiro el brazo y le toco la cadera.
—¡Mancha! —repito lo que dijo y salgo corriendo hacia la cocina, para llegar a la puerta de metal que hay al final de esta y salir al patio.
—¡Mancha! —grita Clara tirándose sobre mi espalda, haciendo que ambas caigamos de cara al suelo.
Sin dejar de reír o respirar con violencia mi hermana empieza a hacerme cosquillas.
—¡No... no respiro! —gritó entre risas cansadas.
—¡Gané! —se regocija ella, para después acostarse a mi lado, en el pasto, y con el sol arriba de nosotras.
—Hiciste trampa. —me quejo mirándola.
—A veces hay que hacer trampa... por un bien mayor. —aclara por la forma en la mire al iniciar la frese.
Nos quedamos en silencio, contemplando el cielo celeste, el sonido de las aves llenan nuestro alrededor y me relajo.
—¿Qué pasó con tus compañeros? —cuestiona mirándome de costado.
Los hechos de esta mañana vienen a mi cabeza y siento como se me sonroja la cara.
—Nada... —murmuró con algo de vergüenza.
—Amparo... ese será tu nombre, pero no debes proteger a todo el mundo. —comenta con enojo. —¿Qué pasó? —insiste.
—Me bañaron en gaseosa. —murmuró y siento como la vergüenza vuelve a mí.
—¿Dónde quedó la Amparo que le importaba una mierda lo que piensen o digan los demás? —cuestiona con cierta nota de decepción en su voz. —¿Dónde quedó la chica que, con catorce años, le hizo frente a un profesor por tener actitudes machistas? —se me forma una sonrisa al recordar ese día. Pareciera tan lejano. —¿Donde..?
—Ya no está. —la cortó sin ánimo en mi voz. Me siento en el pasto, con las piernas cruzadas como indios.
—¡No! —niega. —Está ahí pero pareciera que tiene miedo de mostrase, ¿por qué? —imita mi acto quedando frente a mí.
—Porque es lo que me dicen que haga: "no hables con nadie a no ser que los hayas visto interactuar" "no saludes a todos los que te saludan" —repito los "consejos" de mis padres, mientras mis ojos se llenan de lagrimas.
—Ahora te digo yo: manda todo a la mierda y sé vos misma. —pide con súplica.
—¿Qué se supone que debo hacer cuando... cuando un grupo de chicos te tiene en la mira y... y están dispuestos a escarbar hasta los recuerdos más dolorosos de tu vida con tal de... de saber la verdad?
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(A) normales
ParanormalAmparo Gonzales no medirá más de un metro sesenta, ni correrá más rápido que Flash, ni será tan valiente como la Mujer Maravilla pero a veces uno se hace fuerte por los demonios que esconde. Los secretos oscurecen el alma, cualquier secreto, pero s...