9.

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Estuve como zombi todo el fin de semana, no logré dormir absolutamente nada. No dejaba de soñar con esos ojos... aunque no estoy segura si fueron sólo sueños.

Tengo marcas de apretones en mis tobillos, algún que otro moretón en mis piernas y brazos.

—Buenos días belleza. —saluda Bartolomé en cuanto me ve, con su característica sonrisa de dientes blancos.

—Buenas. —saludó sin ganas, sin emoción o sentimiento en mi voz.

—¿Te sentís bien? —pregunta anulando su sonrisa para reemplazarla por una mueca de preocupación.

—Sí, sí. —asiento pasando la lengua por mis labios para humedecerlos.

—Pareces salida de una película de zombis. —se queja Judas llegando a mi lado.

—Gracias... me hacen sentir mucho mejor. —ironizó poniendo los ojos en blanco.

Suena el timbre y los tres entramos al aula, me siento donde siempre cuando, en vez de tener a mi compañera con carácter de mierda a mi lado, lo tengo a Andrés.

—¿Qué haces? —cuestionó dejando la mochila en el piso.

—¿Qué te pasó? —repregunta y siento como se me acaba la paciencia.

—¡Nada! —respondo alzando la voz. —¡Tuve una mala noche! ¡Fin!

—¡Alguien que le dé una buena noche! —gritan del fondo, en un tono que se interpreta el doble sentido; los pocos alumnos que hay empiezan a silbar, riendo.

—Afuera. —exige Andrés parándose. Al ver que no me muevo insiste soltando un exigente grito. —¡Ahora!

Su voz hace que me sobresalte y ambos salimos del aula.

La profesora aún no llegó, ni siquiera sé qué asignatura toca.

Salimos y cierra la puerta, para que nadie escuche. El pasillo está desolado, todos están en sus respectivas clases.

—¿Me vas a contar que te pasó o no? —pregunta inspeccionando mi aspecto general. —no tenes pinta de estar bien. —comenta.

—Tuve noches de sueños raros. —le cuento un poco incómoda.

—¿"Sueños raros"? —repite. —¿Qué tipos de sueños?

—Sueños... como... —suspiro con pesadez y empiezo a hablar: —como que alguien me secuestre, me amenace... o me mate. —no le voy a dar detalles, de nada. Lo que pasa en mi vida es privado, pero sé que si no le doy un indicio de algo me va a torturar con preguntas todo el día.

Andrés se queda mirándome, como si supiera que decir pero no se anima a hacerlo.

—¿Nunca sentiste que algo en tu interior te advierte que va a pasar? —pregunta con su entrecejo fruncido.

Para ser un chico de dieciocho años es muy serio.

—No. —admito. —Nada nunca me avisa que va a pasar, solo... pasa. —murmuro recordando cosas que no debería. —Pero... siento que es algo más. No solo una escasa intuición de mi ser.

—¿"Más"? ¿Cómo qué?

—Como si lo que sueño en realidad no es un sueño. —habló mientras estoy perdida en mí, en mi mente.

Ya no estoy segura de que es real y que no. Eso me aterra, me aterra el encontrarme haciendo algo para sobrevivir y lastimar a alguien.

La profesora llega hasta nosotros y las horas de inglés empiezan.

Andrés

—Te digo que no es normal. —les repito a Judas y Bartolomé como por quinta vez.

—¿Y qué queres que hagamos? —cuestiona Judas con cansancio.

—Necesito información de Amparo, de su familia, de su vida en la capital, de expedientes médicos... de todo. —hablo como si me hubiese vuelto loco, pero la realidad es que Amparo me vuelve loco.

Me desestabiliza esta sensación de no poder confiar en ella.

—Su hermana le dijo "Sam" ¿por qué? —pregunta Bartolomé, dándose vuelta en la silla giratoria del escritorio.

—¿Cuál es su nombre? —cuestiona Judas con algo de desconfianza.

—Santo Amparo Gonzales. —habla Bartolomé y con Judas vamos hasta el escritorio de mi habitación, donde se encuentra mi computadora.

Está en una página web de no sé qué.

—¿De qué es la página? —pregunto, mirando la pantalla de la computadora.

—Es la página web de su antiguo colegio. —explica. —Es un artículo de hace tres años. —comenta. —Acá dice que lamentan las pérdidas y que ojalá Santo Amparo Gonzales se pueda recuperar. —resume y se da vuelta con la silla.

—¿Pérdidas? —repite Judas. -¿Qué pérdidas?

—¿Recuperarse de qué? —cuestionó con frustración. Esto no nos lleva a ningún lado. —¿Dice algo más?

—Que pronto la irán a visitar al instituto "Santa María Virgen" —lee y vuelve a mirarnos, con cara de confusión.

—¿Y qué es? —preguntó.

—Un centro Psiquiátrico... —murmura Judas despegando la vista de su celular.

¿Santo Amparo Gonzales estuvo internada en un psiquiátrico?

(A) normalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora