Dexter Mekkel
Aceptamos en silencio el pedido del doctor,pero ninguno de nosotros se movería de aquí hasta que ella lo hiciera.
Eso era obvio.
Dax fue el último en salir,no se movió mucho,solo dio tres pasos y se dejó caer en una silla a un metro de la puerta.Yo le dirigí una mirada llena asesina a Kyan,irritado por su presencia.
Lo detestaba.
En serio,no soportaba verle.
Es como si llevara un cartel en el pecho escrito con las palabras «Golpeame».
—Dexter,ya basta de pelea —masculló mi hermano.
Quizás lo que pensaba se reflejaba en mi rostro.
Resoplé tomando asiento junto a él.
Empezó a sonar una melodía que desconocía.Era el teléfono del pelinegro.De inmediato acaparó nuestra atención,pero antes de responder tomó cierta distancia de nostros,aún así no dejamos de seguir cada uno de sus movimientos con nuestros ojos.Deslizó un dedo por la pantalla táctil y llevó el teléfono a su oreja frunciendo el entrecejo.
—No lo aguanto,no lo aguanto es...es algo que no está en mi —Ladré en voz baja para que solo Dax me escuchara.
—¿Será porque en el fondo son bastante parecidos?
—¿En serio?
—Sí, los dos son unos idiotas fastidiosos que se creen guapos.
—Yo soy guapo.
—Cállate mejor.
La puerta del cuarto del hospital se abrió,el doctor se retiró informándonos que la paciente ya podía irse.Esperamos pacientes unos minutos más,hasta que Jenne apareció.Kyan comenzó ha acercarse en ese justo momento,y nosotros nos levantamos de los asientos.
Todos con algo que decir.
Todos interrumpidos por Jenne.
—Todavía aquí —dijo buscando algo en su móvil.
No la tomó por sorpresa.
Su tono,ese suspiro al finalizar,y la poca atención que nos prestó,indicaba que en realidad se había resignado a que no la dejaramos en paz.
—No...digan nada —alzó sus manos en señal de «Paren» —.El doctor me dejó claro que nada de estrés,nada de...nada estrés y ya.Así que me voy sola.Adiós.
Y se fue.
Nos dio la espalda y se fue hablando con alguien más a través del teléfono.
—Esta...¿Qué mierda fue eso? —Gruñí.
—Eso se llama indiferencia hermanito,y entiendo que sea duro para tí que venga de una mujer.
—¿Y tú de qué te ríes?
Kyan negó con la cabeza encogiéndose de hombros.
—Dios ¿Por qué tan obsesionado conmigo? Me voy porque creo que aquí no se me aprecia —Terminó por comentar.
—Sí, ya vete.
—Tambien te quiero —Se despidió moviendo su mano derecha en el aire,antes de alejarse por el mismo lugar donde lo había hecho Jenne.
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Ajena [✓] ©
Ficção Adolescente«Las paredes de mentira caen por tormentas de verdad». La vida de Jenne Holder no ha sido el camino de rosas que le prometió su padre de pequeña, pero ella no se lo tomaba en cuenta debido a que había fallecido tiempo atrás. En un accidente en el qu...