Ajena [✓] ©

Capítulo 4

Dexter Mikkelsen:

El rostro de Jenne se desarmó volviéndose uno de los relatos de "Cuentos para monstruos" de Santiago Pedraza,en versión «expresión facial».

Estaba horrorizada con mí pregunta, no se lo esperaba para nada, y eso me divirtió mucho.

—Era broma —Mentí entre risas.

O bueno, mentí a medias.

No deseaba espantarla, me gustaría que hubiese dicho sí como respuesta, me gustaba gustarle a las chicas, pero esta vez esa pregunta venía con segundas.

Era obvio que estaba incómoda y en su cabeza enumeraba las razones de por qué entrar al auto de un extraño era una mala idea. Tenía que lograr que se relajara, que entrara en confianza. Sí, tenía que ganarme su confianza.

Entonces lo primero era romper el hielo y lo siguiente hacerle creer que mi interés en ella era otro. Algo que no sería difícil dado que coquetear es mi día a día.

—¿Que es lo que estás cursando? —Le pregunté en tono jovial percibiendo como sus rasgos tensos se suavizaban.

—Artes plásticas —Musitó revolviéndose en su asiento,tan derecha como si estuviese atada a un árbol.

—¡Que bien! —exclamé echándole una ojeada por el rabillo del ojo —. Yo estoy en eso de la fotografía...aunque ya lo sabías.

—Sí, en la biblioteca —pude ver cómo asintió rascando su nuca con nerviosismo antes de girarse abruptamente en mí dirección —. ¿Te cambia el color de los ojos?

Ahora quién no se esperaba la pregunta era yo.

—No —solté con la duda afectando mi voz —. Creo que siempre han sido verdes ¿Por qué?

Una posibilidad cruzó mi mente. Puede que ya supiera a que se refería.

—Una locura de mi mente —Declaró dirigiendo su vista a la ventana de regreso.

—Y...¿Alguien te espera en casa? —indagué mirándola de reojo.

Mordía su labio entretenidamente.

—Bueno, exactamente en casa no, pero fuera está mi madre.

—Esta bien, pero...me refería a un novio, ligue, o alguna relación de ese tipo —aclaré riendo ante su inocencia.

—No se hasta cuándo podré estar fingiendo que no intentas ligar conmigo —masculló en voz baja haciéndome dudar por primera vez de mis capacidades de seducción —. No tengo novio,ni nada de ese estilo esperándome en casa. Soy... complicada.

Las mujeres, en general, son complicadas.

—Entiendo —murmuré simplemente.

Visualicé su edificio y comencé a reducir la velocidad a unos metros de distancia.