Dos

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A la mañana siguiente, tras pasar muy mala noche debido al recuerdo del atractivo e inquietante alfa, el cual había conocido horas atrás, Plan volvió a la librería para ganarse su sueldo como cada día.

Durante toda la jornada, entre cliente y cliente, extrañamente el pequeño omega suspiraba entristecido, mientras inconscientemente miraba la puerta esperanzado de volverlo a ver.

-¿Qué demonios te ocurre hoy, muchacho?, estás muy despistado-le habló su jefe.

-¿Qué demonios te ocurre hoy, muchacho?, estás muy despistado-le habló su jefe

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-Eh...¿Qué?...oh nada...no es nada Zee....S-Seguro que debe ser que apenas he probado bocado-mintió.

-Pues ya puedes espabilar, hay mucho que hacer.

El omega incluso terminó por enfadadarse consigo mismo pues no pudo sacarse al alfa de la mente en todo el día, por lo que se llevó varias llamadas de atención más de su jefe y de algún que otro cliente insatisfecho.

De nuevo dieron las ocho de la noche y una vez más, Zee le dejó a cargo del cierre, por lo que el omega esperó a que los últimos clientes de ese día se fueran yendo ya y entonces cerró la reja, no sin antes mirar hacía la calle.

La verdad estaba algo decepcionado pues internamente no podía negar que ansiaba que el alfa regresase, entonces hizo caja como cada fin de día laboral y cuando ya estaba por apagar la luz e irse, escuchó unos ruidos en la reja, levantó la vista y ahí estaba.

La verdad estaba algo decepcionado pues internamente no podía negar que ansiaba que el alfa regresase, entonces hizo caja como cada fin de día laboral y cuando ya estaba por apagar la luz e irse, escuchó unos ruidos en la reja, levantó la vista y ...

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Mean había regresado y entusiasmo, Plan se acercó a la vidriera casi levitando.

-Abreme precioso, necesito decirte algo-le habló este muy apurado.

El omega embobado asintió y sin pensárselo dos veces le abrió la puerta y levantó la reja para que el alfa entrase.

-Gracias, que bueno que aún te encuentro aquí-Habló nuevamente el alfa mirándolo fijamente pero con una extraña sonrisa en sus labios.

-¿O-Ocurre a-algo, señor Phiravich?-preguntó confuso el dependiente abrumado por el fuerte olor de este.

El alfa en un rápido movimiento, se quitó el abrigo y se acercó más al omega, entonces sus ojos tornaron oscuros, sus músculos se agrandaron rasgando su impoluto traje y acto seguido soltó un fuerte rugido que hizo estremecer al pequeño, el cual lo miraba tembloroso y febril por todas las feromonas que inundaban el local.

4. No fue mi intención amarte - Meanplan (Zaintsee)  -Omegaverse TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora