Plan Rathavit es un dulce y hermoso omega de dieciocho años, poseedor de una tierna inocencia pero también de un fuerte temperamento. Aunque ha tenido varios pretendientes que lo han querido poseer, él nunca ha sentido amor por ningún alfa o beta pe...
—Si pero seguro que es algo que comí, ya no te preocupes más—respondió el omega saliendo del baño.
—¿Cómo no voy a preocuparme, Plan?, Desde hace una semana te ves muy demacrado y has perdido peso, además ni que decir tiene que te pasas el tiempo vomitando y vas mareandote en cada esquina... Cielo, por favor, déjame llevarte a que te vea un médico.
—No, de verdad que no hace falta—El omega chasqueó la lengua en desaprobación una vez más y luego dejó un beso en la mejilla del alfa—…Ves, ya se me ha pasado.
—Amor, no me hagas obligarte.
—No te enfades o te saldrán arruguitas en la frente... Tranquilo no será nada— le susurró finalmente el omega con picardía.
Perth lo miró y resopló pues realmente estaba preocupado por su omega pues no solo eran en lo físico, desde que había regresado de Bangkok, este parecía no ser el mismo, por lo que intuía que podría estar ocultándole algo.
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—Prometeme que hoy irás sin falta a un doctor—insistió el moreno mirándolo fijamente.
—Está bien— bufó Plan pues empezó a notar el amargo olor a molestia del alfa.
—Bien, así me gusta—sentenció Perth—... Ahora debo irme al trabajo, te llamaré en cuanto tenga un hueco.
El omega asintió de nuevo.
—Hasta entonces, cariño.
—Hasta la vuelta.
Tan pronto el alfa salió por la puerta de la casa donde ambos convivían, el omega corrió al baño de nuevo y sacó de su bolsillo una prueba de embarazo, la cual se había comprado en la farmacia la tarde anterior.
—Oh Dios, por favor... por favor... No permitas que sea positivo...que tan solo tenga un virus estomacal— susurró este apretando la caja entre sus manos.
Tras echar el «chorrito» en el test y tras cruzar los dedos bastante angustiado, este se sentó en el váter para esperar el tiempo necesario que venía especificado en el prospecto y entonces salir de dudas de una vez por todas.
Finalmente ese momento llegó y con las manos temblorosas de la preocupación y el miedo, sacó la tapa para ver el resultado.
—No, mierda....es positivo, ¿Qué voy ha hacer?, ¡eres un maldito idiota!—se regañó a sí mismo.
Durante hora y media lloró sin soltar el test de su mano, no podía creerlo, se había quedado embarazado y no estaba seguro de quién.
—¿Qué voy a hacer si este hijo resulta ser de él?...¡oh Dios mío!, Perth seguro que me dejará si no tengo un bebé suyo.
Estaba realmente desesperado pues había tenido relaciones con los dos alfas en días muy seguidos, por lo que las posibilidades de la paternidad de los alfas sobre lo que venía, estaba al 50%.
Horas después, cuando Perth lo llamó por teléfono, el omega estaba saliendo de la clínica a la que finalmente había acudido tras reaccionar y salir a la calle.
El doctor había corroborado su embarazado y era de unas cuatro semanas, en su mano portaba el papel con todas las indicaciones que le había dado para que su gestación llegase a un buen termino.
Estaba temblando pues debía revelarle al alfa en ese momento los resultados pues no podría ocultarlos por mucho tiempo, así que en definitiva respiró hondo, se armó de valor y tras escuchar de nuevo al alfa preguntarle por lo que el médico le había dicho, se lo dijo.
...—Amor, ¿qué te dijo el doctor?
—E-Estoy e-embarazado.
El alfa moreno se quedó tan blanco de la impresión tras escuchar la noticia que incluso su secretaria se preocupó al verlo pues temía que éste se desmayase en cualquier momento.
Con rapidez la sorprendida beta, había cogido los dosieres de encima de la mesa de su jefe y los sacudía enérgicamente de arriba abajo, enfocándolo hacia éste para evitar así que le faltase el aire.
Luego de eso, corrió a prisa hasta el dispensador de agua que estaba en el recibidor y cogió un vaso de agua para que se la tomase y reaccionase al fin.
Recuperándose ya de la impresión, el alfa volvió a hablar al afligido omega, el cual se había mantenido a la espera, con sus ojos y sus mejillas empapados por las múltiples lágrimas que brotaban sin cesar de sus ojos.
—La ve-verdad es que e-esto es bastante inesperado, mi amor...emm y-yo pre-prefería que ya estuviésemos casados para luego planteamos el ser pa-padres pero bueno... emm, es una buena noticia—dijo el alfa— ...al menos sabemos que tu malestar no era nada grave, ¿No?, tranquilo saldremos adelante.