Trece

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Luego de discutir hasta el cansancio, Perth terminó por irse solo de regreso a Corea.

El alfa le había recordado una y otra vez se veces a su novio, cual era el motivo por el que estaban allí y aunque pudo haber usado la voz, no lo hizo pues no quería someterlo a la fuerza.

El moreno estaba convencido de que Plan aún no había podido olvidar del todo al castaño, a pesar de lo que éste le había dicho y hecho, todo lo que había sufrido por su culpa hasta el punto de terminar por huir.

Tan solo le quedaba confiar en su futuro esposo y en el amor que este decía tenerle, aún así según se alejaba de Bangkok más inquietud lo invadió.

Por su parte, Plan se quedó con el corazón en un puño pues no había querido que su prometido se fuese así de decepcionado pero no había sido posible hacerle entender que tan solo se quedaba allí para asegurarse de dejar todo claro con Mean

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Por su parte, Plan se quedó con el corazón en un puño pues no había querido que su prometido se fuese así de decepcionado pero no había sido posible hacerle entender que tan solo se quedaba allí para asegurarse de dejar todo claro con Mean.

Había intentado por todos los medios autoconvencerse pero en el fondo de su alma sabía con exactitud que su omega interior estaba mal por ver así al alfa castaño y no solamente por ver partir a Perth

En la soledad de la habitación de hotel, el omega dio vueltas toda la noche sin poder pegar ojo pues no tenía ni idea de como iba a hacer para olvidarse completamente del alfa y lograr ser feliz junto a su prometido.

Finalmente, se quedó dormido y tras levantarse en la mañana, volvió a acudir a la comisaría, allí se enteró que el alfa había estado toda la noche gruñendo y gritando para que lo soltasen.

La fianza impuesta por el juez era bastante elevada pero este no pudo resistir la idea de dejarlo allí encerrado por más tiempo e irse como si nada pues a pesar de todo, Mean le dolía como el infierno aunque no se lo mereciese.

El alfa fue puesto en libertad y como un animal salvaje agarró fuertemente a Plan y salió corriendo de allí, mientras éste protestaba para que se detuviese.

-¡Eres mío y no pienso dejarte ir!-Le gritó mientras lo subía al primer taxi que se detuvo—... ¡llevenos a Brixton ya!, ¡al número trece!— le gritó al taxista también.

-¡Pa-Para!, ¡N-No puedes hacer e-esto, Mean!, ¡Te-Tengo que irme!, ¡yo ya no vivo a-aquí!, ¡Debo re-regresar con Perth!.

Al escuchar eso, el alfa lo fulminó con la mirada apretándolo aún más en su agarre.

-¡Ya te dije que ese estúpido no es tu alfa!— le gruñó furioso—... ¡siempre he sido yo!.

—Por favor compórtense o tendrán que salirse de mi auto—dijo entonces el taxista mirando por el retrovisor.

—¡Usted callese y conduzca, maldito idiota, o sino lo haré callar yo! —le gruñó el alfa al beta, alzandole el puño cerca de la cara.

El omega entonces lo miró más asustado aún, realmente Mean parecía estar fuera de sus cabales, así que finalmente se dio por vencido y se quedó callado, giró su cabeza hacia la ventanilla para que el alterado alfa no acabase cometiendo alguna locura.

Unos minutos más tarde, el auto se detuvo delante de una modesta urbanización de la parte más pobre de la cuidad pues era donde al parecer este vivía.

-¿T-Tú te estás quedando a-aquí?.

-Ya te lo he dicho.... Esa puta se quedó con todo—dijo el alfa bajándose tras tirarle un billete al taxista.

Subieron las escaleras del edificio y llegaron al primer piso, una vez allí, Mean cogió una llave de su bolsillo y abrió una de las puertas de esa planta.

-Dios mío, esto se cae a trozos-Plan   horrorizado al entrar y mirar las paredes llenas de grietas y manchas de humedad.

El alfa rió irónicamente.

-Es una mierda pero es barato.

Este fue directo a la nevera donde cogió dos cervezas y entonces le lanzó una al omega, el cual hizo una mueca y luego la dejó en una pequeña y ruinosa mesa que había cerca suya.

-¿No es un po-coco temprano para empezar a be-beber?, deberías tomarte un café en el desayuno.

Mean lo miró incrédulo.

-Esto ya es mi desayuno -contestó tirándose en un roído sofá que había en medio de la desastrosa y deprimente sala de estar.

El omega suspiró resignado, luego cogió su móvil del bolsillo pues estaba vibrando, lo miró y vio que era  su prometido.

No sabía como reaccionaría el alfa castaño, ni como explicaría el estar con él en su casa, así que fingió no escucharlo y volvió a guardarselo de nuevo.

-¿Sabes Plan?, luego de que te largaste fui a buscarte durante muchos días a esa librería donde trabajabas... - Habló el alfa tras tomarse el último trago de su cerveza- ...hasta que me cansé de golpear a tu ex jefe y la acabé destrozando... Ese estúpido de Pruk acabó llamando a la policía y me detuvieron... Desde entonces lo han hecho unas cuantas veces más.

Plan estaba cada vez más asombrado de escucharlo, ahora recién entendía el porqué su ex jefe había actuado extrañamente, aunque no le había dicho.

Rápidamente se levantó y caminó hacia la puerta.

-Bueno Mean, se hace tarde...Debo marcharme ya.

De nuevo el fuerte agarre del alfa lo detuvo y a continuación sintió un tirón que lo hizo girar y encontrarse con la mirada enfurecida de este.

-¡De eso nada!, ¡tú no te irás a ninguna parte!.

Acto seguido, un fuerte golpe fue propinado en la sonrojada mejilla del omega y este cayó desplomado en el el sofá pues todo a su alrededor se había vuelto oscuridad.

—Tú eres mío Plan, solamente mío.

—Tú eres mío Plan, solamente mío

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4. No fue mi intención amarte - Meanplan (Zaintsee)  -Omegaverse TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora