Veinticuatro

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Mean se levantó de la cama en la que no había parado de dar vueltas y en la que se había recostado tras trasnochar una vez más.

Imágenes sin sentido para él, le había azotado su desmemoriada mente y lo habían perturbado evitando que conciliase el sueño.

La morena omega yacía inconsciente al otro lado de la cama como si nada, entonces este la miró durante un instante y luego salió de la habitación para dirigirse al baño.

Tras darse una ducha se quedó mirando su rostro en el espejo durante un buen rato.

—¿Quién eres Mean Phiravich?, ¿Qué haces aquí?, ¿En verdad está es tu vida?—preguntó con pesar—…¿En verdad ella es a quién amas?.

Luego de resoplar resignado y de vestirse, este fue a la cocina donde la beta cocinera que estaba allí, lo miró con lastima pues tras abrir la nevera y agarrar una cerveza, este se sentó en una de las sillas soltando un gran suspiro

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Luego de resoplar resignado y de vestirse, este fue a la cocina donde la beta cocinera que estaba allí, lo miró con lastima pues tras abrir la nevera y agarrar una cerveza, este se sentó en una de las sillas soltando un gran suspiro.

-¿Qué?, ¿acaso tienes algo que decirme?-preguntó malhumorado al sentir la mirada de esta.

Anong suspiró con pesar mientras se le acercó, aún a riesgo de perder su empleo.

-¿No cree que ya ha bebido suficiente, señor?, Eso es malo para su salud.

El alfa la fulminó con la mirada y rápidamente le gruñó.

-Tú tan solo ocupate de la comida y déjame tranquilo.

La cocinera hizo caso omiso y volvió a intentar persuadirlo de su autodestrucción.

-¿Por qué sigue con esto?, señor Phiravich, yo sé que usted esta sufriendo y aunque no me crea me duele, usted no se merce esto... De verdad, no quiero que ella vuelva a dejarle tirado de nuevo.

Mean entonces se levantó de la silla y la miró confuso.

-¿Cómo que volver a dejarme?, ¿qué quieres decir con eso, cocinera?.

La beta entonces se dio cuenta de que había metido la pata hablado de más y asustada intentó irse de allí pero el alfa la sujetó del brazo con fuerza.

-Habla ahora mismo, cuéntame lo que sepas—le dijo molesto.

La regordeta cocinera tragó duro y finalmente asintió pues temía por su bienestar.

-Señor, usted ya no vivía aquí tras morir el señor Coates... Samantha lo echó, ustedes estaban divorciados.

-¿Qué?, ¿Divorciados?... pe-pero entonces, ¿por qué ella ha actuado todo este tiempo como si siguiésemos casados?.

Esta se encogió de hombros y aunque intuía la respuesta pensó que mejor sería callarsela para no complicar más las cosas.

—No recuerdo nada, no sé lo que hacía antes de tener ese maldito accidente—Se lamentó el alfa—...está todo confuso.

-Señor, hasta donde yo sé, usted amaba a otro omega.

-¿Un omega?-Mean rió separándose- ...pero, ¿Qué demonios estás diciendo?, eso es imposible, a mí me gustan las omegas lindas.

La cocinera chasqueó la lengua.

-Puede pero al parecer este era tan hermoso que terminó por hacer locuras y conseguirlo...He escuchado que tenía la piel tan suave y hermosa como una omega hembra y su rostro eran tierno y lindo como un ángel, un ser tan precioso que llamaban la atención de cualquiera—susurró la beta sonriendo.

-¿Un omega dices?-preguntó este asombrado, mientras intentaba hacer un esfuerzo por acordarse.

-Si, ¿Acaso ha recordado algo?.

El alfa negó mientras comenzó a  pasearse por la cocina.

-No pe-pero es extraño...hoy he olido una fragancia en la calle y me ha resultado muy familiar... Luego he llegado a casa y no he podido descansar porque varias imágenes han venido a mi mente, precisamente, una de ellas eran un pequeño omega  que me miraban fijamente.

-Señor, escucheme... váyase cuanto antes de aquí—le advirtió esta—...Yo quiero mucho a mi niña pero esto no está bien... Ella tan solo lo quiere para no estar sola y seguir con esa vida llena de frivolidades, en cuanto se canse nuevamente de usted, volverá a echarle como a un juguete usado.... Busque a ese omega, quizás aún no sea tarde.

El alfa devastado se sentó en la silla de nuevo, la verdad era que no recordaba lo sucedido pero si sabía que algo había cambiado pues tras regresar con la omega, su cuerpo no había respondido igualmente ante la desnudez de esta.

Realmente había accedido a volver con ella pues pensaba que seguían casados, ya que tras salir del hospital creyó que el último momento vivido era junto a ella.

La cocinera no estaba desencaminada a pues este había regresado a la mansión Coates, dónde Samantha  aburrida de sus amantes, lo había aceptado como si nada hubiese ocurrido.

Mean bebió un largo trago de su cerveza, estaba confuso y molesto por haber vivido en esa mentira durante meses, hasta que de repente unas manos lo agarraron por la espalda y se entrelazaron en su cintura.

-Amor, ¿Qué haces aquí tan solito?... anda, volvamos a la cama-le susurró la omega con voz melosa.

Rápidamente el alfa negó.

-No tengo sueño, quiero hablar sobre nosotros.

La omega resopló molesta.

-¿Por qué tenemos que hablar ahora?, ¿Acaso no estás feliz?, esta es la vida que siempre deseamos.

El alfa negó con la cabeza de nuevo.

-No, ya no estoy seguro que esto sea lo que deseo... Sé que tiene que haber algo más.

La omega lo miró fijamente, le arrebató la cerveza de la mano y sonriendo bebió un largo trago.

-No me lo digas, has recordado tu patética vida de delincuente y pobretón gay...has recordado a Plan, ¿No es así? -preguntó ésta con hastío.

—¿Plan?

Tras escuchar esas duras palabras y ese nombre, el alfa sintió un fuerte dolor de cabeza.

—Oh joder...aaah...oh mierda, duele...

Tras unos minutos de intensos calambres en las sienes, mientras docenas de imágenes azotaban su mente, finalmente el alfa levantó la vista y volvió a mirar a la omega.

-Lo recuerdo, lo recuerdo todo.

-Lo recuerdo, lo recuerdo todo

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4. No fue mi intención amarte - Meanplan (Zaintsee)  -Omegaverse TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora