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Ushijima

Satori seguía mirándose en el espejo sosteniendo el disfraz, con una cara feliz solo por el simple hecho de que ella se lo escogió.

Pero, algo sigue sin cerrarme.

— ¿Wakatoshi? ¿Estas bien? —me miró por el espejo—. Tienes cara de como querer ir al baño.

Dudé en hablar con esto sobre él. Tendo es algo...

— Satori. ¿Que haces cuando estas incómodo? —frunció el ceño— digo... hay algo que no me cierra del todo... me siento raro, ¿Entiendes?

— ¿Raro como? —siguió mirándome por el reflejo.

Hice una mueca.

— No lo sé. No entiendo.

— ¿No lo sabes? —negué—. Repito: Tal vez quieres ir al baño.

Pensé en su respuesta pero a los segundos la rechacé. No es eso. Estoy seguro que no es eso.

— Iré a dar una vuelta —avisé, saliendo de la habitación. Este levantó su pulgar y siguió en lo suyo.

No entiendo. <<¿Que es lo que me incómoda específicamente?>> estoy así hace unas semanas... meses, tal vez. Pero, ¿Qué es?

— ¡Ah! ¡Lo-Lo-L-Lo siento! ¡N-No te vi..! ¡No me comas! —una rubia titubeó después de chocar conmigo y se largó a correr.

— ¿Doy miedo...? —hablé para mi mismo.

— Nop —respondieron a mis espaldas—. Yachi es asustadiza. La gente alta... puede intimidarla —volteé mi cuerpo viendo al responsable cruzado de brazos, observándome.

— Ah, la chica de la pantalla.

Dejó escapar una mueca.

— Prefiero que me digas por mi nombre en vez de eso, Ushijima.

— ¿La chica de la tienda? —negó— ¿La esposa de Tendo? —negó— ¿Arami __(tn)? —asintió.

— Dime __(tn), si quieres. O Arami. Como gustes.

Asentí.

— ¿Ocurre algo? Tienes una cara de confusión —señaló mo rostro.

— No lo sé.

Rió.

— ¿No lo sabes? —negué— dime los síntomas. He leído mucho de internet —me guiñó un ojo. Por alguna razón, eso me provocaba algo en mi interior. Como si estuviera por jugar un partido... esa... emoción.

— Estoy incómodo hace días. Raro. No lo sé.

— ¿Baño?

Negué.

— Satori dijo lo mismo, pero no es eso. Estoy seguro.

Pensó unos segundos.

— ¿Qué más?

Me encogí de hombros. Suspiró y se aproximó a mi, tirando de mi brazo obligando a seguirla.

— Camina conmigo, esto ayuda a recordar o a expresarse mejor. Confía en mi —se volteó sonriendo.—. Solo camina conmigo.

<<Siento la boca seca...>>.

— Bien, dile todo a tu doctora —comentó divertida.

— Tengo un sentimiento extraño. Como si algo me faltara, estoy inquieto. Pero, descargo energía en los partidos así que no debe ser por exceso de energía.

— Tal vez... ¿Compañía?

La miré.

— Ya sabes... Compañía. Ya sea humana o no, tal vez necesites un perrito. O cualquier otro animal sirve —explicó mientras caminabamos—, para mi te sientes solo, Ushijima. Por eso tienes ese extraño sentimiento el cual no puedes explicarme. Siempre fuiste alguien serio y de pocas palabras, entonces creo que-

— ¿Cómo sabes como soy? —la interrumpí. Se detuvo y me miró sincera.

— Porque te veía —dijo obvia—. Ya sabes, lo que les mencioné de donde vengo y todo eso... Yo te veía, Ushijima. Te veía jugar y vi tu pasado, tu niñez.

<<¿Qué...?>>.

— Por eso creo que, necesitas compañía. Además de la del pelirrojo claro —comentó con risas al final—. Tal vez, eso te ayude a ser más expresivo y menos serio. Siento que no disfrutas la vida. Necesitas expresarte y sacar todo afuera.

— Lo hago.

Arqueó una de sus cejas.

— ¿Lo haces como quieres? ¿A tu gusto y a tu manera? ¿O cómo puedes? —a los segundos, volvió a hablar—. No soy quién para decirte todo esto, no podría decirse que te conozco al 100% pero, por lo poco que he visto... Creo que te hace falta esto —sus dedos se colocaron en la comisura de mis labios, estirandolo suavemente provocando una "sonrisa"—. Te hace falta sentir, Ushijima. Vivir. No te digo que seas como yo o como los otros, no, no. Pero que sientas —se separó.

Mis ojos en ningún momento se separaron de su pequeña figura. <<¿Ella es por la que todos están locos...? ¿Ella es...?>>.

— Solo quiero que, si en algún momento dejo este maravilloso y espléndido mundo —miró al frente, con una sonrisa nostálgica—. Quiero asegurarme de haberlo disfrutado. Haberle sacado el máximo de provecho y, si se me permite, ayudarlos aunque sea un poco en cada uno de sus problemas —sus ojos voltearon a verme—. Entonces, ¿Que dices? ¿Me dejas ayudarte? Te voy a enseñar como se hace en mi mundo —estiró su mano con una sonrisa divertida.

— No voy a decir la frase que quieres que diga.

Se quejó.

— ¡Agh! ¡Está bien! De todas formas no me voy a rendir. Lo vas a decir tarde o temprano. Tenlo por seguro.

Sonreí de costado, levemente divertido por sus gestos y reacciones. Estiré mi mano, aceptando la suya.

— Está bien, __(tn).

•••
¡hola y adiós!

Mundo invertido || Haikyuu y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora