Mundo invertido || Haikyuu y tú

56

Arami

Introduje las llaves en la cerradura con una feliz sonrisa. Compré mucho helado.
Al abrir la puerta las bolsas cayeron al piso junto con mi mandíbula si no estuviera pegada a mi cabeza.

— ¡¿Shi-Shi-Shi... Shimizu?!

Esta soltó las cosas por el sobresalto y volteó a verme con una pequeña sonrisa incómoda.

— Hola...

Mis ojos se posaron en donde sus manos estuvieron y las cosas que soltaron.

¡Vio todo! ¡Vio todo!

— ¡T-tengo explicación! —me apresuré a defenderme.— ¡Y-yo...! ¡y-yo...!

— No te voy a juzgar, está bien. Solo que me sorprendí un poco... Además, esta es tu casa por ahora —sonrió dulce—. Yo invadí tu privacidad, estuve mal.

— Por favor no les digas a los chicos que tengo cosas de ellos.

Dejó escapar una sonora carcajada y negó.

— Está bien, Arami. No les diré nada, pero me intriga saber cuando te sacaste todas estas fotos con ellos —volvió a tomar las fotos entre sus manos y las miró—. Tienes absolutamente fotos con cada uno de ellos y de todos los equipos que fueron al campamento. Eres sorprendente.

Sonreí de lado.

<<Eso y que tengo cosas suyas como reliquias...>> ¡Cada una de esas cosas fueron bendecidas por sus manos, por su tacto! ¡Tenía que guardarlas! Son mi mayor logro. Sin agregar de las fotos, claro.

— Me compré una cámara específicamente para sacarme una foto con ellos, quiero inmortalizar este momento... y si puedo y si es que en algún momento debo volver a mi realidad... llevarlas conmigo para recordar esto que estoy viviendo —volví a recoger las bolsas y las guardé para que no se derrita el helado—. Me faltan con ustedes, Ukai y Takeda.

Asintió en forma positiva.

— ¿Que haces aquí? ¿Ocurrió algo?

Negó y se paró, acercándose.

— Te olvidaste esto en el campamento —me extendió una bolsa con ropa—. Y como nadie contestaba a la puerta me tomé el atrevimiento de esperar adentro... Lo siento mucho.

— No, no, está bien. Después de todo esto es tuyo y lo agradezco muchísimo. Solo te pido ese pequeño favor, que quede un secreto entre nosotras sobre la caja llena de recuerdos y cosas de ellos —susurré actuando.

Asintió.

— ¿Quieres helado?

— Oh, no. Gracias. Yachi me está esperando en el centro, vamos a ir al cine... Solo vine de paso.

— Ah, de acuerdo. Pasenla bien —sonreí honesta.

— Gracias, Arami. ¡Nos vemos! —se despidió.

Hey

Chica hemorroides.

¿Estas en tu casa, cierto?

Recibido.

No.

Enviado.

Ajá, claro.

Acabo de ver salir a una chica pelinegra de tu apartamento, inútil.

Abreme, tengo comida.

Recibido.

¡Solo porque traes comida, Tom!

Enviado.

A los pocos segundos, la puerta sonó.
Fui directo a abrirla y Tom me miró con una arrogante sonrisa, elevó la bolsa dejando a la vista la cantidad de comida.

— Ya llegó por quien llorabas, chiquita.

Arquee mi ceja.

— Creo que te confundiste de chica.

— ¿Tú eres la que en una entrevista dijo que tenía hemorroides? Sí, así es. No me equivoqué —se burló mientras se abría paso entrando por completo al apartamento. Cerré la puerta y volteé a verle.

— ¿A que se debe tu honorífica y preciada visita? —dije sarcástica.

Se encogió de hombros a la vez que dejaba las bolsas arriba de la mesa.

— No te veo desde hace unas semanas. Te fuiste al campamento y no supe nada de ti. Quise venir a verificar que mi chica con hemorroides favorita esté bien —guiñó un ojo.

— Me darás un dólar por cada vez que digas "chica hemorroides", imbecil.

Rió con ganas.

— Sigue intentando, preciosa —abrió una bolsa de papas y empezó a comer—. ¿Y bien? ¿Ya tuviste una orgía o qué?

Abrí los ojos como platos.

— ¡Tom!

— ¿Qué? Vinieron como... un montón de chicos preguntando por ti en la tienda y todos tenían equipos de voleibol. Podría tomarte como mi aprendiz en el bello arte de la seducción si quieres —guiñó de nuevo el ojo con arrogancia.

Suspiré.

— Empieza por el principio.

•••
¡hola y adiós!

LES PUBLICO ESTO PARA DECIRLES QUE YA TERMINÉ DE ESCRIBIR ESTE FIC🥳🥳❤
Así que esperen el final👀
Seguramente la semana que viene se los publique