Iwaizumi Hajime no era alguien que arrebatara la felicidad a otras personas.
Tampoco alguien que robara a las personas importantes de otros, pero ahí se encontraba mojado por la lluvia y llorando por la pelea que había hecho que terminara con aquella chica frente la casa de Oikawa.
Lo pensó nuevamente, si tocaba aquella puerta sabía que era lo que iba a ocurrir pero no podía con todos sus sentimientos. Se disculpó en su mente con Kuroo y tocó.
— ¡Iwa-chan! ¿Qué sucedió? – fue lo primero que preguntó Tooru al verlo mientras lo hacía pasar.
Iwaizumi se había quebrado en ese momento y abrazó instintivamente al castaño, quien lo consoló de inmediato.
— Terminé con ella... – logró explicar entre sollozos.
— ¡¿Qué?! ¿Por qué? No entiendo... – decía Oikawa abrazándolo.
— Porque me di cuenta de esto – contestó Hajime, lo dejó de abrazar y besó a Tooru.
Se quedó paralizado, no correspondió el beso y las lágrimas comenzaron a salir.
Aquello que le había pedido por años estaba sucediendo, pero ¿por qué en ese momento?
Lo empujó.
— No... No entiendo... ¡Es todo lo que te he pedido siempre, Hajime! ¿Por qué me haces esto ahora? ¿Por qué cuando yo...? – Oikawa se quedó callado de repente y gritó a manera de frustración.
— Verte con Kuroo me hizo sentir muy celoso... Me di cuenta que debí haber sido yo, no él... – explicó Iwaizumi.
— ¡Maldita sea, Hajime! – gritó aún más frustrado.
Por primera vez Oikawa casi había estado seguro de estar con alguien, había estado ya tres meses con Kuroo y pensó que se había enamorado.
Sin embargo, ahora estaba
confundido.
— Por favor... Tooru, sólo hoy... No me rechaces – suplicó Iwaizumi.
Oikawa no quería lastimar más a su amigo aquel día, aparte de que ya era tarde.
Suspiró.
Se metió rápidamente a su cuarto y sacó la pijama que Hajime guardaba en su casa.
— Será mejor que te metas a bañar primero, no quiero que te enfermes – dijo dándole la ropa.
Iwaizumi asintió.
Mientras él se bañaba Oikawa se sentó en la cama a pensar ¿Qué debería hacer?
Una vez juntos de nuevo no hablaron, se quedaron acostados uno al lado de otro mirándose. Iwaizumi intentó una vez más y besó a Tooru de nuevo, esta vez el castaño le correspondió el beso.
No pasó a más, solo besos, abrazos y caricias hasta que se quedaron dormidos.En Tokyo, Kuroo se encontraba tendido en su cama con fiebre alta y siendo cuidado por Kenma.
— ¿No deberías hablarle a Tooru? – pregunto el rubio preocupado por la salud de su amigo.
Kuroo negó con la cabeza.
— No quiero preocuparlo... Aparte... Te tengo a ti – respondió.
Kenma se sonrojó un poco. Últimamente se estaba preguntando...
Kuroo estiró la mano en busca de la de Kenma, casi nunca la aceptaba pero esta vez hizo una excepción.
Kuroo rió por lo bajo.
— No te confundas, Kenma... Sé que Chibi-chan te hace feliz – le dijo sonriendo.
— Pero... – comenzó a decir el rubio antes de ser interrumpido.
— Nada de peros. Me declaré ante ti hace años, nunca te oculté mis sentimientos y siempre los rechazaste ¿Por qué cambiaría ahora? – le preguntó Kuroo.
Kenma dudó, sabía que tenía razón pero...
— ¿Entonces por qué siento celos? – preguntó confundido.
— Supongo que es normal. Hemos estado muchos años juntos, tienes miedo de perderme ¿cierto? – contestó el pelinegro.
Kenma asintió con la cabeza.
— Bueno... No lo harás. No significa que mis sentimientos hayan cambiado por completo, ¿sabes? Siempre te voy a querer, Kenma y siempre serás una parte importante para mí – explicó Kuroo.
Kenma suspiró ahora. Todo era muy complicado.
— Entonces... ¿Está bien si amo a Shoyo pero me gustas? – dijo confirmando.
Kuroo volvió a reír.
— Supongo que sí... Al fin y al cabo, será un sentimiento que siempre tendremos el uno por el otro – aceptó Kuroo.
Se agarró la cabeza debido al dolor.
Kenma se acercó para cambiar la compresa de agua que tenía.
— Si empeoras le llamaré a Oikawa – sentenció Kenma.Tooru despertó temprano, sintió extraño despertar al lado de Iwaizumi. Una parte de él quiso que fuera Kuroo quien estuviera ahí...
Se sentó en la cama, abrazó sus piernas y se recostó en ellas ¿Cómo se supone que iría a la escuela así?
— ¿Estás bien? – preguntó Iwaizumi.
Oikawa se rió amargamente.
— ¿Bien? No Iwaizumi, no estoy bien. Creí que por fin sabía lo que quería pero llegaste tú y ya no lo sé más – contestó molesto.
— Ibas a pedirle ser novios, ¿verdad? – dijo sintiéndose mal.
— Sí, pero eso ya no importa. –
Hubo un silencio incómodo, algo que nunca les había pasado.
Sonó el teléfono de Oikawa, era un teléfono que había visto antes pero no tenía guardado.
— ¿Hola? – contestó.
Cuando escuchó la voz de Kenma comprendió porqué había visto el teléfono antes.
Su expresión cambió cuando escuchó lo que debía decirle aquel chico.
— Ok, voy para allá – dijo y colgó.
Se paró y se cambió sin decir nada, preparó una pequeña mochila con varias cosas.
— Lleva la práctica por mí hoy, luego termino de hablar contigo – le ordenó antes de salir con su mochila.
Corrió hasta la estación de tren y se subió al primero que salía a Tokyo.
En ese momento odió con todo su ser estar tan lejos, fueron las 2 horas más largas de su vida.
Cuando llegó, Kenma ya lo estaba esperando para acompañarlo al hospital.
Entró con el corazón pesado, sabía que no era algo grave porque eso había dicho Kenma pero realmente estaba preocupado.
Finalmente en la habitación de Kuroo se sentó a su lado y tomó su mano.
El pelinegro parpadeó un par de veces y lo volteó a ver.
— No era necesario que vinieras, no es como si estuviera muriendo – bromeó Kuroo.
— Shhhh, es una emergencia Tetsu-chan. Tengo que venir sin importar donde esté – recitó Oikawa al recordar aquella regla que habían puesto.
Kuroo rió.
Aquel día Oikawa se quedó con él, platicando cuando no se encontraba dormido, cuidando su sueño cuando lo estaba y tomando su mano.
Entrada la noche cuando el pelinegro despertó por un momento, se sentía mejor para hablar con Oikawa y dijo algo que no pensó que fuera a decir.
— Eres muy malo ocultando tus sentimientos, Tooru... Estoy enfermo pero puedes decirme lo que quieras decirme –
Oikawa volteó a ver para abajo.
— ¿Tan predecible soy? – preguntó con tristeza antes de comenzar a contarle lo que había pasado la noche anterior.
No iba a mentir, a Kuroo le había dolido bastante pero comprendía la situación. Suspiró.
— Tooru... Sonará feo lo que voy a decir pero, no somos nada oficialmente. Puedes hacer lo que quieras, así que debo preguntarte ¿Qué quieres hacer? – le preguntó con mucho cariño.
— No sé... Ese es el problema – admitió Oikawa. — Perdón...– añadió.
— Bebé... No tienes que pedir perdón. Haré lo que tú quieras hacer y lo voy comprender – le dijo.
Oikawa suspiró.
— Hoy es miércoles... Mañana es jueves y si ya te encuentras mejor me iré... Regresaré el fin de semana para estar contigo, será el último – comenzó a explicar Tooru — Pero no anularé el contrato – añadió.
Kuroo lo volteó a ver extrañado.
— Sólo será una pausa, necesito pensar las cosas. No voy a estar con Iwaizumi tampoco, necesito un momento solo para pensar – terminó de explicarle.
— Entonces... Por el momento, ven aquí conmigo – le pidió haciendo un espacio en la cama del hospital.
Oikawa se subió con cuidado de no enredarse con los tubos que estaba ahí con el medicamento que el pelinegro necesitaba en ese momento.
Esperaba no estar arruinando las cosas porque le encantaba estar al rededor de los brazos de aquel chico.
Maldición, Tooru... ¿Qué estás haciendo? se preguntó a sí mismo.
ESTÁS LEYENDO
¿Más que amigos? (KuroOi) ~ Finalizada
FanfictionOikawa está deprimido porque Iwaizumi tendrá una cita con una chica, ¿qué pasa cuando por querer distraerse termina en Tokyo en compañía de Kuroo? Unos tragos para desahogar las penas, un contrato de amigos con derechos, ¿será que son más que amigo...