No estoy de acuerdo

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Kuroo despertó para encontrar su celular muerto. Se había dormido hablando con Oikawa y se le había acabado la pila.
¡Maldición! ¿Qué hora era?
Se levantó rápidamente, revisó el reloj para darse cuenta que se le había hecho tarde. Conectó su celular para que cargara en lo que se bañaba y arreglaba.
Kenma lo iba a matar.
Se arregló lo más rápido que pudo y corrió, lo bueno era que no quedaba tan lejos la escuela. Llegó siendo un desastre y Kenma estaba esperándolo en la puerta de la entrada enojado.
— ¡Disculpa! Me quedé dormido – se excusó Kuroo
— Entremos, ya es tarde – fue lo único que le contestó su amigo.
Se sentó en su pupitre y revisó su celular, tenía poco más de la mitad de la carga y varios mensajes.

Tetsu-chan! Discúlpame! Si te pasó lo mismo que a mí seguramente se te hizo tarde! (ᗒᗩᗕ) Avísame cuando llegues a clases!

En serio! Discúlpame por ser tan patético! He estado distorsionando tu horario de dormir.

Tetsu-chan (〒﹏〒) seguiré mandando mensajes hasta que me contestes porque me siento terrible por ser tan mal amigo.

Sonrió tontamente, Oikawa realmente era muy dramático.

Tooru! Haha no te preocupes, si se me hizo un poco tarde pero pude entrar a clases!

Envió el mensaje y después decidió añadir algo más.

No eres mal amigo ni patético! Deja de decir eso por favor

Comenzó la clase y decidió concentrarse esta vez o terminaría de hacer enojar a Kenma.
La razón de su enojo era porque no le había contado lo de Oikawa y sabía que algo le estaba ocultando y si algo le molestaba a su amigo de la infancia es que le ocultara las cosas.
Así que no le pareció raro cuando en el receso se le puso de frente y le preguntó la razón por la que se le hizo tarde.
— Me quedé dormido hablando con Tooru... – respondió sin dudarlo.
La cara de duda de Kenma fue más cómica de lo que había imaginado, rió un poco antes de que terminara de matarlo.
— ¿Tooru?¿Oikawa Tooru? – preguntó extrañado.
— Sí, bueno algo pasó este fin de semana que no estuviste... – comenzó Kuroo y procedió a contar todo.
Kenma lo vió seriamente.
— No, Kuroo. No estoy de acuerdo... No puedes hacer eso – dijo Kenma.
— No es como que te esté pidiendo permiso Kenma, fue mi decisión. – contestó Kuroo más serio
— Te enamoras muy rápido – le recordó Kenma.
— Eso no es verdad – reprochó Kuroo.
— ¿Qué me dices cuando íbamos en la primaria? Pensaste que una niña ya era tu novia por jugar contigo –
— Eso no cuenta, era muy chico –
— ¿Y la secundaria? Alguien te invitó al baile y pensaste que ya estaban juntos – le siguió recordando
— Ya no soy el mismo de entonces Kenma... No me des argumentos viejos – se quejó el pelinegro algo harto.
— Está bien,más reciente entonces ¿Qué dices de mí? Cuando te dije que estaba con Shoyo, Yaku tuvo que ir a hacerte entrar en razón – dijo.
A Kuroo le había dolido aquello, eso fue demasiado bajo.
— Y estoy seguro de qué seguías sintiendo algo por mí y seguiría así si no te hubieras topado con Oikawa – terminó de decir Kenma.
Fue entonces que explotó.
— Insisto. No es como que te haya preguntado, ¿no te parece? No me importa, es mi decisión ¿Me hizo olvidarme de tí? Sí, y no no te puedo decir que no me gusta Tooru porque si no fuera así no hubiera aceptado el trato. – respondió tajante y se fue.
Comenzó a llorar mientras caminaba, no sabía más si era de tristeza o del coraje que sentía.
Tal vez era más el coraje.
Tal vez era que le había vuelto a romper el corazón ¿podía hacer eso dos veces la misma persona?
No fue a las demás clases, total no tenía faltas y podría usarlas.
Todo ese tiempo estuvo en un pequeño lugar que encontró llorando y maldiciendo.
Si algo odiaban los del club de voleibol era cuando esos dos se peleaban porque entonces el peor lado de Kuroo salía. Se volvía en el capitán más duro, mandón y enojón del mundo.
No había peor capitán que Kuroo enojado.
Llegó al entrenamiento frunciendo el ceño y todos supieron instantáneamente qué había pasado.
Voltearon a ver a Kenma, quien solo se encogió de hombros.
— Ni me vean así, tengo razón en lo que discutimos – dijo en su defensa.
Todos pusieron los ojos en blanco.
Kuroo comenzó a gritar órdenes sobre el entrenamiento.
Terminaron muertos. Deshidratados. Adoloridos.
Y lo peor era que el humor de Kuroo seguía terrible, normalmente al final se le pasaba el malhumor y se disculpaba pero esta vez había agarrado sus cosas y se había ido aún con el ceño fruncido sin despedirse.
Llegó al departamento y marcó el número de Oikawa.
— ¿Hola? – contestó el castaño.
Kuroo no pudo ni contestar solo se soltó a llorar.
— Tetsu-chan... ¿Qué pasa? – se escuchó la voz de Oikawa preocupado.
Pero las lágrimas no paraban y su voz no salía.
— Kuroo... Respira por favor, ni si quiera eso escucho. Necesito saber que estás bien o iré de inmediato – dijo Oikawa más seriamente.
— No.... Estoy... Bien – logró decir entrecortadamente.
— Pon la cámara, Tetsu-chan – le ordenó y así lo hizo.
Ver a Oikawa lo calmaba bastante. Comenzó a respirar mejor.
— Así, respira profundo y cuéntame qué te dijo Kenma – pidió Tooru.
Odiaba ser un libro abierto pero asintió.
Se calmó un poco y aún llorando de vez en cuando le contó qué había dicho.
— No puedo negarlo, Kuroo... Tu amigo puede ser un completo idiota – dijo Oikawa
Rió amargamente.
— El tuyo tampoco se queda lejos – respondió.
Oikawa también rió.
— No te lo puedo negar – admitió el castaño.
Hubo un momento de silencio entre los dos.
— Tetsu-chan... Discúlpame por lo que te voy a decir pero si te lo debo de pedir – continuó Tooru.
— Dime – asintió Kuroo.
— Por favor... No te enamores de mí – dijo.
Tetsuro no pudo evitar la sorpresa. No esperaba eso, tenía sentido pero no esperaba que se lo dijera tan directamente.
— ¿Por qué lo dices? – preguntó con curiosidad.
— No quiero lastimarte, Tetsu-chan. Eso es todo... – contestó Tooru.
— No te preocupes, no será así – le aseguró el pelinegro.
Volvieron a hacer lo mismo que la noche anterior pero ahora asegurándose de conectar su celular.
Ambos se quedaron dormidos.
Entrada la madrugada Kuroo se había despertado por culpa de un sonido que no daba que era.
Se tardó en comprender que era el castaño roncando del otro lado de la línea. Sonrió.
Maldita sea, no estaba seguro de poder cumplir lo que le había asegurado a Oikawa.

¿Más que amigos? (KuroOi) ~ FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora