Último fin de semana

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Era difícil, una vez que se sintió mejor todo le había llegado como una ola.
Le dolía pero estaba preparando un día perfecto para lo que podía ser el último fin de semana con Tooru y había prometido no frenarse en nada; lo que quería hacer lo haría y lo que quería decir lo diría.
Una vez que el castaño llegó lo abrazó fuertemente aspirando su aroma que tanto le gustaba.
— Tengo varias cosas preparadas para este fin – confesó Kuroo mientras lo tenía entre sus brazos.
— Está bien, soy todo tuyo por dos días, bebé – contestó Oikawa sonriendo.
Kuroo lo besó despacio con más cariño que nunca.
— Almorcemos primero, seguro tienes hambre – dijo antes de llevarlo a la mesa que ya tenía todo preparado.
Kuroo se había despertado muy temprano para cocinar varios platillos para que pudieran tener un almuerzo tradicional.
— Oh, por dios ¿Hiciste todo esto tú? – preguntó Tooru bastante sorprendido.
— Si, te dije. Tengo varias cosas preparadas – contestó Kuroo.
Oikawa se sentó y comenzó a elegir un poco de cada platillo, estaba sorprendido. Los fines de semana normalmente pedían comida o cocinaban algo muy básico así que no sabía lo bien que cocinaba Kuroo.
— Estuvo delicioso, gracias – dijo Oikawa sonriendo una vez que terminó.
Kuroo recogió la mesa y puso los platos en la fregadera.
— ¿Estás listo? Hoy saldremos – dijo emocionado.
Tooru asintió.
— Voy a dónde digas, Tetsu-chan – contestó sonriendo.
Lo llevó al cine. Le consintió todos los dulces que quiso y palomitas.
— ¿Ya me dirás qué vamos a ver? – le preguntó desesperado.
Kuroo asintió y le mostró los boletos que tenía.
La cara de emoción de Oikawa había sido lo mejor que había visto, sabía que aquella era una película que el castaño quería ver por dos cosas : lo mencionó una vez y había ovnis en ella.
Tooru lo abrazó lleno de emoción y con una gran sonrisa.
— ¡Gracias, Tetsu-chan! – dijo y le dio un beso rápido.
Disfrutaron la película, Oikawa porque le encantó y Kuroo porque amaba las expresiones de aquel chico mientras la veía.
Después de que terminara dieron un pequeño paseo y luego regresaron a la casa.
Se recostaron en la cama escuchando música cuando Kuroo había comenzado a besar a Oikawa.
Ambos se dejaron disfrutar el momento antes de comenzar a deshacerse de su ropa.
— Amor... Deja todas las marcas que puedas en mí... – pidió Tooru.
— Como gustes.. – contestó.
Entró en Tooru lentamente mientras besaba su cuello dejando marcas tal y como le pidió.
Esta vez Kuroo no apuró las cosas, al contrario lo disfrutó. Esta vez no era puro sexo, se decidió a hacer el amor con él y entregar todos sus sentimientos.
Oikawa pudo sentir la diferencia y tampoco se contuvo. Gritó, gimió y le dio a Kuroo todo lo que tenía que dar en ese momento, disfrutándolo como si fuera la última vez.
Besos, caricias, rasguños, chupetones.
Una vez que terminaron se sintió un aura diferente y tal como lo había dicho Kuroo no se detuvo.
Lo abrazó fuertemente haciendo que se recostara en su pecho mientras acariciaba el cabello de Oikawa.
— Tooru... Mi amor... – comenzó a decir.
— ¿Mmm? – contestó adormilado.
— Te amo... –
El castaño se puso rígido de repente y suspiró.
— Lo sé... Lo único que te pedí y lo hiciste de todas formas – dijo Tooru abrazándolo más fuerte.
— Lo intenté, discúlpame – confesó Kuroo.
— No estás haciendo esto fácil... Tetsu-chan – dijo deteniendo las lágrimas.
— Nunca dije que te la dejaría fácil, bebé – contestó de regreso.
Tooru se secó las pocas lágrimas que lograron salir.
— Mejor vamos a bañarnos para dormir – sugirió el castaño.
Y así fue. Aunque no durmieron inmediatamente, se quedaron platicando gran parte de la noche hasta que el sueño los venció.
Despertaron bastante tarde al día siguiente, nuevamente Kuroo consintió todo lo que quiso Oikawa, lo cual fue simplemente quedarse en casa con Kuroo cómo todos los domingos.
Hicieron como si no pasara nada, ninguno de los dos quería decir algo sobre ya no estar juntos.
Sin embargo no fue nada de sorpresa cuando en la madrugada al llevar a Oikawa al tren ambos estallaron en lágrimas.
Se abrazaron fuertemente.
— Sólo es un tiempo, ¿sí? Tengo que resolver muchas cosas... – dijo Oikawa entre lágrimas, no sabía muy bien si era para consolar a Kuroo o para convencerse a sí mismo.
— Está bien, te amo Tooru. – contestó limpiándose las lágrimas.
— Lo sé... – fue lo único que dijo Tooru antes de abordar el tren.
Esperaba que estuviese haciendo lo correcto...

¿Más que amigos? (KuroOi) ~ FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora