¿Qué estamos haciendo?

2.2K 234 12
                                    

Al día siguiente Oikawa despertó en la cama de Kuroo completamente desnudo.
Volteó a ver el techo un tiempo, no era como si no recordara todo; todo lo contrario recordaba cada detalle: los besos de Kuroo, sus caricias, su lengua, su cuerpo, las embestidas....
Ugh, desearía poder decir que no recordaba nada, su cabeza lo estaba matando.
Se levantó con cuidado, todo le daba vueltas y le dolía el cuerpo como si hubiera hecho horas de ejercicio... Bueno después de todo el sexo podía contarse como un buen ejercicio.
En la mesita de noche que se encontraba a su lado había agua, una pastilla y una nota que decía:
Tómala, te sentirás mejor.
La tomó sin pensarlo, debía tomar un baño... Justo a los pies de la cama había una toalla y ya había ropa acomodada.
¿Había sacado ropa de su maleta?
Aquello era un poco extraño, sin embargo no lo dudó tanto y agarró las cosas para tomar un baño.
¿Qué se suponía que debía decir después de lo sucedido?
¿Por qué tenía que hacer estupideces por despecho?
Ugh...
Después de un tiempo meditandolo no encontró una buena respuesta y decidió salir a enfrentar lo que fuera que le tuviera preparado el destino.
Posteriormente a cambiarse se dirigió a la cocina, Kuroo había hecho el desayuno.
— Oh, buenos días Tooru – saludó el pelinegro como si nada.
Aquel chico se veía tan fresco...
— Oy... Tetsuro... ¿Cómo puedes estar tan normal? Mi cabeza me está matando – se quejó amargamente.
Kuroo se rió.
— Te falta acostumbrarte al alcohol, Oikawa – se burló mientras le daba un plato con comida.
Tooru comenzó a comer haciendo pucheros.
Hubo un silencio extraño entre ellos, no era incómodo pero si extraño. Ninguno sabía que decir.
El celular de Oikawa comenzó a sonar, era Iwaizumi. No quería contestar pero sabía que no le quedaba de otra, sin embargo no quería escuchar aquellas cosas solo y tuvo la idea de ponerlo en alta voz para que Kuroo también pudiera oír.
— ¡Oy, Trashykawa! Pensé que ibas a regresar hoy, te quiero contar todo – dijo Iwaizumi entre regañandolo y con mucha emoción.
— No, regreso mañana en la mañana Iwa-chan – explicó Oikawa, viendo a Kuroo como pidiéndole perdón por quedarse otro día más.
— ¿No vendrás a la primera hora? – lo cuestionó su amigo.
— Sí, vas a ver qué si me da tiempo. Pero ese no es el punto aquí, por favor cuéntame ¡Quiero escucharlo todo! – lo alentó Tooru con la mejor emoción que pudo fingir.
Cada palabra le dolía.
Cuando comenzó a decir lo hermosa que se veía aquella chica con un lindo vestido, que era tímida, carismática, respetuosa, tierna... Todo lo que Iwa-chan siempre había querido en su pareja. Todo lo que él, Oikawa Tooru no era.
Aquella chica era perfecta para él, aquella chica no dormiría con alguien más por despecho, maldición.
De vez en cuando soltaba palabras de sorpresa o decía que qué lindo, cosas para que Iwaizumi supiera que si lo estaba escuchando y que no le dolía para nada...
— Entonces, ¿crees que me fue bien, Tooru? – preguntó preocupado Hajime.
— ¡Perfectamente! Lo importante es que fuiste tu mismo, eso les gusta mucho y por lo que cuentas tu cita fue un éxito, Iwa-chan – dijo Oikawa con felicidad fingida.
— Gracias, necesitaba oír eso. Te dejo, Trashykawa. Tengo cosas que hacer pero mañana en la escuela te cuento más, regresa con cuidado – se despidió Hajime.
— Si Iwa-chan. No te preocupes, nos vemos mañana – dijo y colgó.
Fue entonces que se rompió. Comenzó a llorar incontrolablemente y se abrazó a sí mismo, sentía que se quebraba en mil pedazos y necesitaba sostenerlos para que no se cayeran.
Sintió unos brazos a su al rededor, había olvidado que no estaba solo.
Fue entonces que lo abrazó con fuerza, sosteniéndose de su playera.
Lloró hasta que pensó que no podía más, aún con ojos acuosos miró a Kuroo y lo besó, le correspondió el beso pero después se alejo.
— No Tooru... – dijo sabiendo que aquello estaba muy mal.
— Por favor, Kuroo... Lo necesito... – suplicó Oikawa.
El pelinegro no pudo negarle más y lo besó apasionadamente, hizo que se agarrara de su cintura con las piernas y cargó a Oikawa hasta la habitación sin dejar de besarlo.
Se sentó dejando a Oikawa en sus piernas y se deshizo de la playera del castaño para posteriormente deshacerse de la suya.
— Maldición Tetsu-chan... – dijo Oikawa apreciando nuevamente el cuerpo de Kuroo.
Hizo que se recostara mientras el recorría su cuerpo con su boca, deteniéndose para lamer los pezones de Kuroo.
Lo escuchó gemir un poco. Eso prendió aún más a Oikawa y comenzó a deshacerse de los pants de Kuroo y los suyos.
Lo besó un poco más haciendo que sus erecciones se rozaran un poco sobre sus bóxers para después volver a bajar, dejar por completo la erección de Kuroo al descubierto y ponerla en su boca.
Jugó con su lengua, metió por completo el miembro del pelinegro a su boca haciendo un par de arcadas.
Cómo respuesta escuchó un par de rugidos de placer y un segundo después Kuroo lo había cambiado de posición para quedar sobre él.
Se deshizo de los bóxers de Oikawa mientras lo besaba y luego a tientas buscó en el cajón de la mesita de noche el lubricante.
Una vez con éste en mano Kuroo se untó bastante en la mano y comenzó a introducir un dedo en la entrada de Oikawa. El castaño se quejó un poco, era una sensación algo extraña ahora que se encontraba totalmente consciente.
— Tooru... Relájate o te voy a lastimar – dijo Tetsuro con mucho cariño en la voz.
Oikawa relajó el cuerpo por completo al notar que se había tensado. Kuroo asintió e introdujo un segundo dedo dentro de él y luego un tercero, comenzó a moverlos entrando y sacando los dedos.
Tooru comenzó a gemir un poco, era extraño pero muy placentero.
Kuroo sacó los dedos para acomodar a Oikawa y así entrar dentro de él.
Tooru gimió sorprendido, se sentía muy bien, envolvió con sus brazos al rededor del cuello de Kuroo y le pidió que se moviera.
Cada embestida de Kuroo era puro placer, lo cambio de posición para ponerlo en cuatro y de repente Oikawa sintió la lengua de Kuroo en su entrada.
— Oh, dios... – gimió Tooru. Nadie había hecho eso con él y era la primera vez que sentía aquel tipo de placer.
Para Kuroo escuchar gemir y gritar a Oikawa era lo más sensual que había escuchado y hacia todo para escucharlo más. Siguió lamiendo por un tiempo y luego volvió a entrar en Oikawa.
— ¿Puedo jalar tu cabello? – le preguntó al castaño, mientras comenzaba a moverse.
— Sí hazlo... – gimió Tooru.
Kuroo comenzó a dar embestidas más rápidas mientras con una mano agarraba la cintura de Tooru y con la otra jalaba su cabello.
Momentos después de estar así Kuroo sintió cómo pronto iba a venirse.
— Me vengo... – avisó a Oikawa.
— Hazlo dentro de mí... – le pidió entre gemidos.
Kuroo terminó y al poco tiempo también Oikawa.
El pelinegro sacó su miembro con cuidado y se dejó caer aun lado de Oikawa, mientras que éste simplemente se dejó caer en la cama.
— Maldición, Tetsu-chan... Con razón me duele el cuerpo – dijo Oikawa riendo un poco.
Kuroo solo dejó salir una risa un poco sarcástica, tomó de la mesa de noche un cigarro y encendedor.
— Eres demasiado sensual, Tooru... Haces que me descontrole – admitió Tetsuro.
Oikawa solo se rió y pidió disculpas sin sentirlo realmente.
— Tooru... Si vamos hacer esto necesitamos un par de reglas... – dijo ahora más serio.
Oikawa sabía que era cierto así que asintió.
— Redactemos un acuerdo – propuso.
Y fue así que comenzaron una relación bastante complicada.

¿Más que amigos? (KuroOi) ~ FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora