Ya había pasado un mes desde que habían regresado, Oikawa estaba muy feliz y agradecía muchas cosas que hacía Kuroo... Sin embargo, había algo que quería volver a intentar con él y no sabía cómo decirle.
Cada día estaba un poco más deseoso del cuerpo de Kuroo y odiaba un poco eso pero ya había pasado dos meses desde la última vez que había estado de aquella forma con el gato, no es que fuera demasiado tiempo pero Oikawa sentía que había pasado demasiado tiempo.
Se mordió el labio pensando ¿Cómo podría decirle a Kuroo que ya estaba listo para volver a...? Espera... ¿Cómo debía decirlo? Ya no era simple sexo... Debía usar otro término ¿no?
— ¿Tooru? ¿Estás bien? – preguntó el pelinegro sacándolo de sus pensamientos.
El castaño se sonrojó bastante y asintió con la cabeza.
— Tetsu... Eh... ammm... No nada – dijo todo nervioso pero sabía que el pelinegro no lo iba a dejar pasar.
— Oh vamos dime – le pidió sonriendo.
Oikawa se volteó para otro lado y negó con la cabeza.
— ¡Oh vamos, Tooru! Dimeeeee – se quejaba Kuroo.
Oikawa agradeció el hecho de que estaban en la cama del gato y se hizo hasta el extremo contrario de dónde estaba éste poniéndose boca abajo para ocultar su cara demasiado sonrojada.
— Vamos Tooru...– insistió Kuroo mientras ponía sus rodillas a cada lado de su cintura sin caer encima de él.
Oikawa se dio la vuelta para ver al pelinegro, aquella posición no le ayudaba mucho a controlarse, se mordió el labio.
— Amor... Yo... Bueno... Es que... Quería preguntarte... o más bien... hablar sobre...– comenzó a finalmente decir Tooru pero se calló.
— ¿Sobre...? – dijo Kuroo para que siguiera.
Oikawa no sabía cómo decirlo así que el pelinegro finalmente se dejó caer sobre él, se agachó para susurrar sensualmente en su oído.
— ¿Sobre qué, Tooru? –
Oikawa tragó saliva.
— Quisiera... Hacer el amor contigo, Tetsu... – soltó finalmente.
— Esa es una desición muy peligrosa... Sabes que no se trata ahora de simple sexo, ¿cierto? – dijo Kuroo aún susurrando en el oído de Oikawa
— L-l-lo sé... - tartamudeó Tooru en respuesta.
— Entonces... ¿Estás 100% seguro de esa decisión? – preguntó Kuroo para después lamer el lóbulo de la oreja de Tooru.
— S-s-si... – volvió a contestar.
— Está bien – contestó el gato, besó el cuello de Oikawa y después se bajó para acomodarse al lado de él. — Pero no será hoy, quiero que sea un momento lindo y... Que sea en tu casa – continuó.
— ¿Mi casa? – preguntó Tooru algo extrañado.
— Quiero... Dejar un buen recuerdo del que puedas estar contento – confesó para luego darle un dulce beso en el cuello.
— Maldición, Tetsu-chan... – suspiró el castaño y se levantó de la cama.
— ¿Adonde vas? – preguntó Kuroo.
— Al baño – contestó Oikawa sonrojado
— ¿Seguro que al baño? – se burló el pelinegro.
Oikawa simplemente siguió su camino mientras le enseñaba el dedo medio a aquel chico.
Oikawa estuvo muy nervioso toda la semana, Kuroo dijo que él prepararía algo muy lindo y no se preocupes de nada pero aún así seguía nervioso.
No era como si fuera la primera vez que fueran a hacer algo así pero... Iba a ser totalmente diferente y eso lo ponía nervioso, le daba miedo.
Así que cuando el día llegó era un manojo de nervios y temblaba cuál perro chihuahua, tuvo que esperar más tiempo debido a que Kuroo le había dicho que quería que fuera de noche para hacerlo más romántico y eso no había ayudado mucho.
Unos minutos antes de que diera la hora, Kuroo había entrado al cuarto de Oikawa diciéndole que lo esperara, que prepararía las cosas que tenía listo para ocasión.
Al entrar a la habitación y ver algo tan cliché que solo había visto en películas, como lo era el arreglar la cama con pétalos de flores y velas, lo había puesto más nervioso.
— Tonto... – es lo único que había dicho antes de besar a Kuroo.
El pelinegro acostó a Oikawa en la cama arreglada y se sentó sobre él.
Pudo notar el ligero temblor que tenía el castaño así que agarró sus manos entrelazandolas.
— No estés nervioso, no tengas miedo. No te haré nada malo, pararé si quieres que lo haga pero debes decirme, ¿está bien? – dijo Kuroo mientras besaba su cuello.
— Está bien, sigue por favor... – pidió Tooru tratando de controlar su voz.
Kuroo quitó la ropa de ambos rápidamente, también él tenía aquel deseo desde hacía mucho tiempo.
Besó lentamente todo el torso de Oikawa disfrutando como se retorcía de placer hasta llegar a su miembro. Lo lamió con destreza, rápido, haciendo que entrara y saliera de su boca como si lo estuviera penetrando.
Sin dejar de moverse logró alcanzar el lubricante que había puesto sobre la cama.
Paró por un segundo para abrirlo y luego continuó después de haberse untado la mano de éste. Al mismo tiempo que lamía metió lentamente sus dedos dentro de Oikawa.
Volvió a parar un segundo.
— Tooru, bebé... Relájate, no te quiero lastimar – dijo al ver qué estaba demasiado tenso como para meter bien sus dedos.
Inmediatamente Oikawa hizo caso y los dedos del pelinegro entraron fácilmente. Gimió de placer, había olvidado lo bien que aquello se sentía.
Kuroo volvió a subir para besar los labios de Oikawa, y comenzó a meter y sacar sus dedos.
— Por favor... Te quiero adentro de mí... – gimoteó Tooru.
Y así lo hizo, lo acomodó para que fuera más fácil, llenó su miembro y la entrada del castaño con lubricante y entró en él.
Una vez que Kuroo comenzó a moverse ambos no se perdieron de vista.
El pelinegro veía fijamente las expresiones de aquel chico, como cuando el placer parecía sobrepasarlo cerraba los ojos, como hacía una perfecta O con la boca cuando gemía.
— Por favor... Araña mi espalda... – le pidió Kuroo mientras aumentaba la velocidad de sus embestidas.
Tooru no dudó en hacerlo, primero simplemente había presionado más sus dedos y poco a poco comenzó a usar las uñas ante el placer. Kuroo por otro lado iba dejando marcas en el cuello de Oikawa, en su torso, por todos los lados que podía alcanzar.
Cuando ambos sabían que estaban a punto de llegar al clímax se besaron con toda la pasión que tenían en ese momento ahogando sus gemidos en ese beso.
Ambos suspiraron después de eso y se recostaron un rato.
— Vamos, Tooru... Toma un baño conmigo... En la bañera quiero decir – le pidió Kuroo abrazándolo.
Oikawa asintió con la cabeza.
El gato se paró para preparar la bañera y le habló al castaño cuando estuvo listo.
Kuroo entró primero y después Oikawa, quien se acomodó encima de él abrazándolo y recostandose en su pecho.
Se quedaron simplemente así, Kuroo acarició el cabello de Tooru mientras éste estaba cada vez más adormilado.
— Kuroo Tetsuro... Creo que te amo...– soltó de repente.
— Tooru... creo que yo también – contestó mientras sonreía.
Para sacar al castaño de ahí había sido un show, estaba más dormido que despierto. Pero había logrado que se parara sin problemas, lo envolvió en su toalla y lo mandó a la cama.
Kuroo se secó rápidamente en el baño para ayudar a Tooru a vestirse, parecía niño chiquito adormilado.
Una vez que lo vistió y secó el cabello para que no se enfermara lo acomodó en la cama y él pudo vestirse.
Lo miró dormir pacíficamente y no pudo evitar volverle a tomar una foto.
Lo pensó por unos minutos, no sé veían las marcas en su cuello en la foto... Se veía muy lindo... Ni uno de los dos había puesto en práctica lo de subir a redes sociales alguna foto juntos o del otro pero tal vez... Era un buen momento.
Subió esa foto de él con la siguiente descripción:
Me encanta la paz que emana cuando duerme...
Bloqueó su celular antes de ver las respuestas que tendría, tal vez Oikawa lo mataría al día siguiente pero tenía que correr ese riesgo.
Abrazó al castaño y se dejó llevar por el sueño.
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¿Más que amigos? (KuroOi) ~ Finalizada
FanfictionOikawa está deprimido porque Iwaizumi tendrá una cita con una chica, ¿qué pasa cuando por querer distraerse termina en Tokyo en compañía de Kuroo? Unos tragos para desahogar las penas, un contrato de amigos con derechos, ¿será que son más que amigo...