Realidad

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El estar con Kuroo se había convertido en una burbuja de felicidad para Tooru, incluso había sido una sorpresa cuando se había ofrecido a llevarlo al tren.
Sin embargo ahora que iba en camino aquella burbuja se había explotado...
En unas horas más estaría escuchando a Iwaizumi hablar nuevamente de su cita y Kuroo no iba a estar ahí para sostenerlo, tendría que actuar como si nada.
Por otro lado también tendría oportunidad de contarle sobre su fin de semana.
Su celular sonó.

Oy, Shittykawa. Ya vienes de regreso?

A veces odiaba lo atento que podía ser Iwaizumi.

Si, Iwa-chan! Voy en camino uwu tengo también algo que contarte.

Tal vez la última parte podría haberla omitido pero por otro lado le emocionaba contarle cómo su fin de semana se había salido de control sin darse cuenta.

Te espero en la escuela entonces, seguiré durmiendo un rato...

Oikawa rió, seguramente aquellos mensajes habían salido bien escritos gracias al autocorrector.
Se puso un poco de música y durmió todo el camino.
Había llegado temprano a su casa, dejó sus cosas y se metió a bañar con desgana.
Estaba realmente cansado y hoy tocaba entrenamiento.
Salió de bañarse y comenzó a ponerse el uniforme, mientras se abotonaba la camisa fue conciente del par de chupetones que adornaban su cuerpo.
— Maldición, Kuroo... – se quejó.
Tomó una foto en el espejo que tenía y se la mandó junto con el mensaje:

Tienes que tener más cuidado...

La respuesta no tardó en llegar.

Pides imposibles 😈

Puso los ojos en blanco, imposible lidiar con ese gato en este momento.
Terminó de cambiarse, preparar sus cosas y se fue.
Iwaizumi lo estaba esperando a la entrada de la escuela, sonrió al verlo. Era imposible no enamorarse de él, se encontraba ahí, perfecto en aquella pose que decía que nada le importaba, con su típico peinado y sus hermosos ojos grises.
Se le escapó un pequeño suspiro.
— ¡Iwa-chan! Buenos días – dijo Tooru sonriendo.
— Trashykawa... ¿Estás bien? Parece que no dormiste todo el fin de semana... Te ves terrible – dijo Hajime sorprendido.
Oikawa no pudo más que sonrojarse, no había notado que se viera tan mal al verse en el espejo.
— Estoy bien, no es nada. Vayamos – contestó intentando hacer caso omiso al comentario.
Comenzó un día normal, tomaron sus clases... De vez en cuando su mirada se desviaba a Iwaizumi como siempre.
Su celular vibró.

Tooru... ¿Estás en clase?

Oikawa un poco extrañado decidió contestar.

Si, Tetsu-chan ¿Pasa algo?

La respuesta fue casi inmediata.

Nada, estoy aburrido y tengo sueño ... 😴

Se dio una palmada en la frente, Tetsuro podía ser muy bobo a veces.

Seguramente reprobarás si sigues así, Tetsu-chan ! 😝

Se burló del gato.

Oy, no me trates como si no estuviera en la clase 5 de Nekoma! Soy un genio 🤓

No pudo evitar soltar una pequeña risa ante aquel mensaje.

A veces lo dudo!

— Oikawa-san, ¿puede pasar a resolver el problema al pizarrón, por favor? – pidió el maestro.
Maldijo por lo bajo, se la iba a cobrar al gato después de eso.
Agradeció entenderle bien a aquel problema, lo resolvió sin problema alguno demostrando que "si ponía atención".

Gato tonto... Acabas de hacer que me regañen 😤

La verdad es que no estaba enojado, pero le encantaba agrandar las situaciones.

No fue culpa mía, más bien tuya por responder 😉

— Idiota... – mascuyó y dejó el celular.
En el receso, Iwaizumi comenzó a contarle con emoción nuevamente de su cita.
Oikawa intentó que sus ojos no se aguaran. Dolía demasiado... Más cada vez que escuchaba que era perfecta, hermosa, que se habían tomado de la mano y para rematar Iwaizumi terminó con la frase:
— Creo que esta vez podría enamorarme de verdad, Oikawa... –
Sonrió forzosamente, sintiendo las lágrimas picarle en los ojos.
— ¡Me alegra mucho, Iwa-chan! Por fin encontraste a alguien – dijo fingiendo su alegría.
— Bueno, dejemos de hablar de mí ¿Qué me ibas a contar? – preguntó Hajime con curiosidad.
— Bueno... Digamos que me encontré a cierto gato en Tokyo – comenzó su historia.
Una vez que terminó de contarle a Iwaizumi todo omitiendo el hecho de que la razón por la que se habían emborrachado era por culpa suya y de Kenma.
— ¡¿QUE HICISTE QUÉ CON QUIÉN?! – gritó Iwaizumi por la sorpresa.
Oikawa tapó la boca de Iwaizumi inmediatamente.
— ¡Llamas la atención, Iwa-chan! Es un secreto – lo regañó.
— Perdón... Pero es la última persona con la que hubiera imaginado que pasaría algo – admitió sorprendido.
— Lo sé... Pero simplemente sucedió... – dijo Oikawa.
— ¿Entonces tienen un contrato? – preguntó curioso.
Tooru sacó de su mochila rápidamente el papel qué él se había quedado.
— ¿Es en serio, Trashykawa? – se burló al ver el dibujo del alien llevándose al gatito 
— ¿Qué tiene de malo? Debía verse lindo – se excusó Oikawa haciendo pucheros.
Hajime se detuvo un momento a leerlo.
— Pues creo que está bien, espero todo salga bien para ambos – dijo sonriendo.
Aquello había dolido más. Tooru había tenido una pequeña esperanza de que Hajime tuviera celos de su relación con Kuroo...
— Gracias, Iwa-chan – fue lo único que pudo decir — Voy al baño, si quieres adelantate al salón –
Iwaizumi asintió y se fue cada quien por su lado.
Una vez en el baño Oikawa se secó el par de lágrimas que habían caído en el camino. No podía permitirse quebrarse en ese momento.
— ¿Estás bien, Oikawa? – preguntó alguien a su espalda.
— Oh... Matsun... Estoy bien, no te preocupes – contestó con voz quebradiza, sorbiendo por la nariz y secándose las lágrimas que faltaban.
— Es por Hajime, ¿cierto? – preguntó seriamente.
— No quiero hablar al respecto, Matsun... Debo regresar a clase – dijo cortante y se fue.
Lo que restaba del día Oikawa estuvo más serio, al llegar el entrenamiento sacó toda su frustración entrenando más fuerte de lo normal.
Había terminado muerto, pero había sido buena distracción.
Llegó a su casa destrozado física y emocionalmente.
Decidió llamar a la única persona que podía calmar su dolor.
— Oy, Tooru ya no contestaste mis mensajes...– se quejó Kuroo.
— Perdón... Ya no pude... – contestó Oikawa antes de soltarse a llorar incontrolablemente.
— Tooru... No, por favor. No puedo abrazarte ahorita, por favor... – pidió el gato.
— No puedo... –
— Cambia a videollamada, ¿sí? –
Oikawa le hizo caso, total ya lo había visto así.
Se quedaron viendo un rato mientras Tooru seguía llorando pero ver a aquel chico por la pantalla lo hacía sentir mejor. Le decía palabras dulces para calmarlo y le pedía que dejara de llorar.
Poco a poco se fue calmando.
Soltó una risa amarga.
— Me veo patético, ¿cierto? – dijo Oikawa.
— No lo creo, solo estás siendo humano. Me alegra poder ser de los pocos que pueden ver este lado tuyo – contestó Kuroo.
— Oy, demasiada miel. – se quejó Oikawa haciendo cara de asco.
— Tonto, estoy intentando ser lindo aquí –
Oikawa puso los ojos en blanco.
— Nadie lo pidió – dijo y mostró la lengua.
— Si estuviera ahí ya hubiera puesto esa lengua en mi boca – dijo Tetsuro seductoramente.
Oikawa se sonrojó.
— Idiota... –
Después de eso todo comenzó a ser risa y tonterías. Oikawa decidió contarle la razón de su estúpido llanto .
— Bueno, si quiera lograste contarle. Yo no he podido decirle a Kenma – admitió el pelinegro algo apenado.
— ¿Por qué? – preguntó con curiosidad Oikawa.
— Sé que me va a regañar y ese día seré yo quien se rompa –
— Para eso estoy yo aquí. Tu has evitado que eso me pase, así que haré lo mismo para tí –
Kuroo sonrió y agradeció.
Continuaron hablando aquella noche hasta que se quedaron dormidos con la cámara encendida.

¿Más que amigos? (KuroOi) ~ FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora