La mayoría de las veces tuvieron miembros buenos pero los difíciles comenzaron cuando Karasuno le ganó a Aoba Josai, Oikawa estaba destrozado. Sentía que no había sido el mejor capitán para su equipo, que su carrera había terminado.
Kuroo estuvo ahí para él, se quedó unos días para asegurarse de que todo estuviera bien.
Lo difícil después también fue el hecho de contarle que Nekoma si había pasado a la siguiente etapa. Tooru incluso fue a verlos jugar, habían perdido contra Fukurodani pero tenían otra oportunidad con Nohebi.Ganaron y habían ido a las Nacionales.
Jugaron bien y sin embargo... Habían perdido contra Karasuno. Esa había sido una gran perdida para Kuroo, aunque también había quedado satisfecho.
Habían dado gran pelea a Karasuno y por primera vez había escuchado a Kenma decir que se había divertido.
Pero nada tan difícil como el día en el que Oikawa había llegado al departamento de Kuroo totalmente emocionado para contarle que lo había reclutado un equipo de Sudamérica para jugar con ellos.
Había llegado tan emocionado a contarlo que el corazón de Kuroo se había roto un poco pero lo comprendía.
Tooru paró en el momento en el que el gato había comenzado a llorar.
— Oy... Tetsu... Por favor no llores... – le pidió.
— Tooru... Una cosa es tenerte a dos horas de distancia... Pero ¿Sudamérica? No podré ir de inmediato cuando haya algún problema... No podré protegerte como lo hago ahorita o al menos como intento hacerlo siempre... – dijo Kuroo intentando controlar sus lágrimas y su voz.
— Tetsu... Pero es una gran oportunidad – comenzó a decir pero lo interrumpió.
— Nunca dije que te iba a detener. No detendré tu sueño, Tooru pero sabes que yo me quedaré aquí estudiando... – le recordó.
Era cierto, Kuroo siempre le había dicho cuánto quería entrar a la Asociación Japonesa de Voleibol y lo haría estudiando economía, no es que no le importara el voleibol pero prefería ser el CEO de una empresa.
— Por favor, amor... No me gusta verte llorar, casi no lloras... Odio verte así – dijo Tooru secando sus lágrimas — Siempre lo hemos logrado, ¿cierto?
La distancia nunca ha sido un problema... Sé que podemos lograrlo, yo vendré siempre que pueda y llamaré todos los días tal y como lo hago ahorita. Tampoco te detendré de quedarte – concluyó el castaño.
Kuroo lo abrazó fuertemente aún llorando, no lo quería lejos pero no sería quien terminara con sus sueños.
— Simplemente... Esfuérzate mucho, sea la hora que sea me puedes hablar ¿de acuerdo? – aceptó Kuroo.
Agradecieron que sus graduaciones fueron en días diferentes y pudieron asistir a ellas.
El primero fue Kuroo.
Oikawa no dejaba de gritar como loco cuando dijeron su nombre, después de que la ceremonia terminara no dudó en ir corriendo con su novio y lo abrazó casi tirándolo.
Le entregó una bolsa de regalo un poco apenado y sonrió.
— Creo que esto ayudará... – fue lo que dijo al dársela.
No pudo evitar abrirla inmediatamente, sonrió con ojos acuosos. Era un peluche de Oikawa, ligeramente con su ropa, sus zapatitos, estaba hermoso.
— Y yo me quedo este... – mencionó enseñándole el que había mandando a hacer del pelinegro. — Será por si nos extrañamos demasiado –
Dentro de la bolsa había algo más, un suéter. Lo sacó con curiosidad, era de Tooru y olía a él.
Finalmente no pudo más y besó a su novio sin pensar en lo que los demás dijeran.
La graduación de Tooru fue aún más dolorosa, pues justo después tendría que tomar el vuelo que lo llevaría a Argentina.
Kuroo había llegado temprano, habían almorzado juntos y luego ido a la ceremonia para posteriormente acompañarlo al aeropuerto.
Una vez ahí le dio su regalo.
Un suéter suyo, una carta y una foto de los dos.
Se abrazaron fuertemente intentando no llorar.
— Te amo, Tooru... – le dijo.
— Y yo a ti, Kuroo. Te prometo regresaré en las fiestas – contestó y por última vez se besaron.
Oikawa no volteó atrás, sabía que si lo haría no podría irse y todo sería en vano.
Sabía que ambos harían su sueño realidad y al final seguirían juntos. Así sería.
Sin embargo, ninguno de los dos pensó que sería tan difícil. Los primero días se hablaban llorando, ambos se aferraban fuertemente a sus muñecos, veían sus fotos. Todo era difícil.
La primera vez que Tooru regresó a Tokyo, no quería volver a Argentina. Tenía pensado en renunciar a su sueño porque no creía poder seguir lejos de Kuroo.
Sin embargo, el pelinegro habló con él dejando muy en claro que no sería la razón por la que no realizara sus sueños. Y le contó cómo él estaba logrando los suyos y lo bien que le iba en la universidad y que debían luchar juntos por ellos sin importar la distancia.
— Te amo y sé que puedes hacerlo – había dicho Kuroo.
Así que regresó a continuar.
No podía decir que no le iba bien, era de los mejores jugadores y había decidido ser aún mejor para demostrarle a su novio que lo había logrado.
El ascenso de los dos había sido casi de la noche a la mañana.
Oikawa Tooru era de los jugadores más cotizados y mejores pagados en el extranjero.
Mientras que mientras Kuroo seguía estudiando había captado la atención de la Asociación Japonesa de Voleibol haciéndolo trabajar con ellos mientras seguía estudiando y para cuando terminó la carrera ya era el CEO de la empresa; de los más jóvenes en lograrlo.
Así que cuando se enteró de que Oikawa estaba en Brasil no dudó en ir a visitarlo, de todas formas tenía que ir por negocios y la última vez que Tooru había ido a casa había sido ya casi medio año.
No haría mal aquella visita.
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¿Más que amigos? (KuroOi) ~ Finalizada
FanfictionOikawa está deprimido porque Iwaizumi tendrá una cita con una chica, ¿qué pasa cuando por querer distraerse termina en Tokyo en compañía de Kuroo? Unos tragos para desahogar las penas, un contrato de amigos con derechos, ¿será que son más que amigo...