Miyagi

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Oikawa estaba emocionado, era el turno de Kuroo de venir. Nadie más había ido a su casa salvo Iwaizumi, así que eso le emocionaba.
Había limpiado y arreglado muy bien su casa. Le había dado las indicaciones al gato de cómo llegar y que si se perdía le llamara.
Pero nunca recibió una llamada, solo de repente tocaron el timbre.
Tooru abrió.
El pelinegro estaba del otro lado con su maleta y la vista hacia abajo.
Se veía muy lindo.
Oikawa tomó su mano y lo jaló hacia adentro de la casa.
Una vez adentro le dio un beso efusivo de bienvenida.
Después de eso Kuroo volteó a ver el lugar.
— ¿Vives aquí solo? – preguntó al ver que era una casa grande para solo estar él.
— Así es – fue lo único que contestó con una sonrisa.
Tetsuro se sentó en el sillón que estaba a la entrada, estaba cansado del tren. Su altura nunca lo dejaba disfrutar los viajes cuando eran más de media hora.
No pasó ni un minuto para que Oikawa se encontrara sentado en su regazo besándolo.
Odiaba el control que tenía el castaño sobre su cuerpo, pues al poco tiempo ya sé encontraba duro y desesperado.
Se deshizo de la playera de Oikawa, pasando sus manos por su torso.
Tooru tambien le quitó la playera al pelinegro, besó suavemente su cuello y lamió sus pezones.
Un gemido salió de los labios de Kuroo haciendo que Oikawa perdiera el control y se deshiciera lo más rápido que pudo de lo que quedaban de sus ropas.
Kuroo presionó suavemente el trasero de Oikawa haciendo que también saliera un gemido de él.
Después de seguirlo besando un rato el pelinegro acercó sus dedos a la boca de Tooru e instintivamente éste los lamió, una vez llenos de saliva introdujo aquellos dedos dentro de Oikawa uno después del otro.
Poco a poco el castaño comenzó a gemir más, una vez bien preparado Kuroo entró en él sacando un pequeño grito de parte de Tooru.
Aquella posición se sentía demasiado bien para Oikawa, así que cuando Tetsuro comenzó a moverse se volvió un mar de gemidos de su parte.
Ambos se movían al mismo tiempo, Kuroo empujando hacia arriba y Oikawa abajo; así que el castaño no tardó en encontrar su punto G.
El pelinegro siguió con la misma intensidad y al mismo tiempo comenzó a masturbar a Oikawa.
— Oh, sí... – gimió Tooru, aquel sentimiento de placer era mucho, no pudo aguantar más y se vino manchando el torso de Kuroo.
Pero el pelinegro aún no terminaba, así que sin descanso acomodó a Oikawa acostandolo en el sofá con el trasero levantado y así volvió a entrar en él.
— Demonios, Kuroo... – gimió Oikawa.
Se sentía tan bien que inmediatamente volvió a tener otra erección.
Kuroo aumentó la velocidad al sentir que ya se iba a venir hasta que finalmente llenó a Oikawa de semen.
Al final hizo que Tooru se sentara y lamió su miembro hasta que volvió a venirse ahora dentro de su boca.
Kuroo tragó todo lo que Oikawa había depositado en su boca mientras sonreía pícaramente.
Tooru se acomodó acostándose boca abajo en el sillón, levantando las piernas para que Tetsuro se sentara.
Después de sentarse Kuroo acercó su maleta sacando algo que estaba a la mano siempre, sus cigarrillos y encendedor.
Lo prendió y dio una gran calada.
— Llámalo cliché pero saben mejor después del sexo – comentó el pelinegro.
Oikawa rió un poco y luego suspiró.
— Siempre haces que me canse mucho... – dijo Tooru bostezando.
— Disculpa, ¿eso te molesta?– preguntó con curiosidad.
— No, me encanta que seas así de intenso. Sólo que no sé que me da más... Sueño o hambre – respondió el castaño.
— Vamos, no te duermas Tooru... Mejor vamos a bañarnos y pedimos algo de comer – pidió Kuroo acostándose sobre Oikawa sin aplastarlo y aún con el cigarro en mano.
— Está bien, pero primero termina tu cigarro – aceptó sonriendo.
El baño se había convertido en un juego de ambos, Kuroo le hizo peinados chistosos con el shampoo a Oikawa, quien solo se reía y decía que haría lo mismo si no lo dejaba. Aquello había terminado en una sesión de besos bajo el agua y después de un rato salieron.
El pelinegro se había puesto un pants y playera para estar más cómodo, mientras que Oikawa solo se puso sus bóxers y una playera extragrande que le llegaba por arriba de la rodilla.
— ¿Podemos pedir pizza? – se quejó Tooru.
Kuroo asintió riendo.
Mientras llegaba la pizza, Tooru se iba a sentar en el sillón nuevamente cuando se dio cuenta de algo.
— Maldición... Se manchó un poco – se quejó haciendo un puchero y se dispuso a limpiarlo.
Kuroo se encontraba en la cocina buscando que más tenía Oikawa de golosinas para comer mientras.
Una vez que finalmente Tooru pudo hacer que la mancha saliera el timbre sonó y salió corriendo a recibir la pizza.
El repartidor le entregó el pedido al castaño, Oikawa dejó todo en una mesita que estaba en la sala y fue por el dinero. Sin embargo, aquel repartidor se le había quedado viendo por la forma en la que estaba vestido.
Al notar esto Kuroo tomó el dinero de dónde lo había dejado Tooru diciéndole que él pagaba y que mientras él arreglara todo para comer.
Se dirigió a la puerta y pagó casi aventando el dinero a aquel chico.
— Quédate con el cambio – dijo seriamente y cerró la puerta en la cara del repartidor.
Oikawa estaba atrás de Kuroo con una mano en la cadera y levantando la ceja.
— ¿Esos fueron celos, Tetsu-chan? – lo acusó.
Kuroo se sonrojó un poco y volteó a otro lado.
— No... –
Era terrible mintiendo.
— Kuroo... – comenzó a regañarlo.
— Está bien, perdón... Me molestó que te mirara... – contestó acercándose al castaño — Porque no seré tu novio... Pero tengo un poco de derecho sobre esto – dijo mientras apretaba el trasero de Oikawa.
— Tonto... – fue lo único que dijo Tooru.
Se sentaron a comer mientras veían una película y luego fueron a acostarse a la cama de Oikawa.
— Escucha música conmigo... – le pidió Kuroo mientras sacaba sus audífonos y los conectaba a su celular.
Se puso un auricular y le puso el otro a Oikawa.
— Serás el primero en escuchar mi música – comentó antes de ponerle play a su lista de reproducción.
Era exactamente la música que el castaño se imaginaba en él, Rock, aunque no se imaginó que en inglés.
Escuchó atentamente cada canción que le ponía y las historias que le contaba sobre ellas.
Media hora después Tooru sacó su celular.
— Es mi turno – le dijo emocionado.
Pasó la conexión de los audífonos a su celular.
La expresión de Kuroo al escuchar su música valió mucho más que millones, se rió a carcajadas de él.
— ¿Nunca habías escuchado a las idols japonesas? – preguntó aún riéndose.
Kuroo simplemente negó con la cabeza aún con expresión chistosa.
Después de un tiempo se acostumbró a la música pop y al fanatismo excesivo de Oikawa que comenzó a contarle sobre cada integrante de aquellas bandas.
A Kuroo se le ocurrió la idea de hacer una lista de reproducción combinando su música, quedando una mezcla bastante rara de canciones pero aún así la pusieron.
— Abrázame... – pidió Oikawa un poco somñoliento.
Kuroo lo envolvió con el brazo haciendo que el castaño se recargara en su pecho.
Abrazó a Tetsuro y rodeó con su pierna la cintura de éste quedándose dormido instantáneamente.
A Kuroo le seguía sorprendiendo lo calmado que se veía Tooru al dormir, apartó su cabello de su cara para verlo mejor.
Realmente era muy lindo. No pudo evitar tomarle una foto así.
Lo único pudo pensar fue:
Se fuerte Kuroo... No te enamores...

¿Más que amigos? (KuroOi) ~ FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora