x. No confíes en nadie

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     SUS PIERNAS REACCIONARON SOLAS, NI SIQUIERA TUVO que pensarlo, saló corriendo como desaforada hacia la Cornucopia, sus piernas eran largas y su voluntad enorme, sólo tenía que mantener el paso entre esas dunas de arena, dónde era más difícil correr, debido a que te hundías o arrastraba la arena en oleadas que podían entrar en los ojos.

    Malvina sentía que el corazón se le saldría del pecho y probablemente su cara debía de ser todo un poema para los espectadores del Capitolio que rugían frente a los televisores, emocionados porque el baño de sangre iba a comenzar. Daba pasos grandes y sus piernas dolían como el infierno, pero era peor la angustia cuando vio que algunos tributos ya la estaban superando en la carrera, entre ellos, los dos tributos a su lado. Rhyscar del 3 y David del 12. 

    La pelinegra lanzó un grito de frustración y siguió corriendo lo más que sus piernas pudieron, la Cornucopia sólo estaba a unos metros, pero era seguro que los dos a su lado tratarían de ir por las espadas también, o en el mejor de los casos, por un paquete de mochilas y huir. El sol pegaba en su cara, cuando vio primeramente a Blake, seguida Samaya entrar a la Cornucopia, fueron las primeras en llegar.

    Luego estaba ella junto a los otros tributos, así que Malvina tuvo que pensar rápido para retasar a sus rivales, primero levantó la arena bajo sus pies y se la hecho en la cara a Rhyscar.

    —¡Ah!— Y Rhyscar se detuvo, para luego caer entre las dunas de arena debido a que le entró en los ojos. Malvina no se detuvo ahí y empujó fuertemente a David, pero no lo hizo caer, en cambio, el castaño la empujo, haciéndola tambalear peligrosamente, cosa que aprovecho y dio un salto, rodando hasta la armería.

    Se levantó de un salto y tomó el látigo entre sus manos. Escuchó un grito tras de ella, abrió sus ojos y giró rápidamente, elevándolo en lo alto, deteniendo el filo de un hacha, era Biancca.

    — ¡Muérete! — Biancca le gritó con un auténtico odio a la cara.

   — Hoy no—Malvina se impulsó en la estantería y le dio una patada a la castaña en el abdomen, sacándole un gemido de dolor y lanzándole su hacha lejos mientras blandía su látigo y golpeaba su espalda. Dejándola en el suelo, Malvina rápidamente tomó una espada tras su espalda.

    Aunque no pudo hacer nada contra Biancca, pues tuvo que defenderse cuando David pasó sus brazos por su cuello, tratando de ahorcarla, aunque costó trabajo, dado que sus brazos eran escuálido, Malvina sintió su presión y luego la falta de aire, trató de librarse al removerse, pero era inútil. Tenía un agarre fijo.

    Malvina apreció la pelea de gladiadores que se estaba dando, Callum no se había molestado en buscarlos primero, el había tomado un mazo de guerra y ya lo había estrellado en la cara del tributo del 11, Malvina no vomitó al ver la sangre y los sesos en el suelo porque ella se estaba muriendo sin aire, pero aún tenía lo suficiente como para asestarle un cabezazo a David, quien tuvo que soltarla, pues su nariz estaba sangrando a chorros, seguramente se la había roto.

KNOCKING ON HEAVENS DOOR¹ ─── GlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora