capítulo XXIV

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MALVINA PODÍA DAR CRÉDITOS AL CAPITOLIO POR PERMITIRLE A SUS VENCEDORES ver el resto de Panem durante su gira, tal vez era lo único rescatable, de hecho, después de ver el Distrito 11, la pelinegra comenzaba a disfrutar la idea de recorrer la nación con todos los honores que su título ahora le estaba dando.

Habían salido a la mañana siguiente del Distrito 12, siendo despedidos por el alcalde Undersee hasta la estación del tren, había sido silenciosa, hasta que el canto de los sinsajos resonó en cada parte y cuando vio por la ventana, observó esa parvada pasar imitando un extraño silbido que nunca había escuchado.

Probablemente esa fue una señal de lo que pasaría.

Llegaron al Distrito 11 para las cinco de la tarde, siendo Gloss el que se lo hizo saber mientras estaban en el último vagón con Cashmere e interrumpió su conversación par señalar el nuevo panorama. Sus orbes violáceos observaron los cultivos, que se extendían hasta el horizonte.

Hombres, mujeres y niños con sombreros de paja para protegerse del sol lavaban su cabeza para miraría hacia ellos, tomándose un momento para estirar la espalda mientras el tren pasa junto a ellos. Malvina miró los huertos a lo lejos con curiosidad, nunca había viso un campo así de verde, a tal punto que de verdad parecía tener vida propia. Pequeñas comunidades de chozas acompañaban de matices el paisaje y Malvina se compadeció de todas esas personas de lo pequeñas que eran, aunque estaban todas vacías; suponía que debían de necesitar todas las manos disponibles para la recolección.

— No se acaba nunca — Malvina habló en voz alta su impresión — El tamaño del Distrito 11 es increíble.

Gloss asintió con una ligera sonrisa nostálgica, como si a su mente llegaran recuerdos.

— Es mucho más grande que el nuestro, sólo que su gente no tiene exactamente las mejores oportunidades. Tienen que trabajar duro en los sembradíos.

— Sé que los Distritos 1 y 2 nunca han sufrido penurias y lo que nos cuenta en la escuela, ahora veo que son mentiras. No hay igualdad en Panem. ¿Todos los Distritos que viste eran iguales?

— No, bueno, usualmente las caras de disgusto al vencedor desaparecen en el Distrito 5. Son más flexibles y su situación con el Capitolio es más accesible, por lo que su economía es mejor.

Malvina miró de reojo a Cashmere — ¿Algún vencedor que recuerden?

Los hermanos se miraron, no era la primera vez que habían visitado el distrito desde sus respectivos juegos debido a su ocupación como mentores, además que Malvina suponía que debían tener por lo menos contacto al estar viendo los juegos del hambre juntos cada año mientras intentaban pescar a los patrocinadores para sus respectivos tributos.

Cashmere interrogó a su hermano — ¿Chaff?

— Chaff — Asintió Gloss con una sonrisa y miró a Malvina — La gente de esto distritos suelen ser hostiles con los foráneos, especialmente cuando vienen por la gira, pero una vez fuera el resentimiento, resultan ser personas muy generosas y amigables — Rio — Chaff e Ivory te agradaran, son bastante alegres.

KNOCKING ON HEAVENS DOOR¹ ─── GlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora