El mundo de Tony Stark siempre había girado distinto del de las otras personas, y eso no le asustaba. Sabía perfectamente que todo y todos los que le rodeaban eran constantemente amenazados por todo lo que su apellido arrastraba. Eso le asustaba como nada en el mundo.
A Tony le preocupaba que otros sufrieran por su causa y eso era precisamente lo que no dejaba tranquila su conciencia, peor aun sabiendo que alguien más llevaba su sangre. “Tony y Becky Stark”, recordó el inventor las palabras de su padre en el video que su hermana había llevado a la Torre.
¿Por qué criarlos de manera tan opuesta? ¿Cómo harían para congeniar de tal forma que pudieran cumplir con lo que fuera que hubiese querido Howard Stark? Eso lo seguía pensando mientras caminaba por los largos pasillos de la fortaleza subterránea hacia el laboratorio del doctor Banner, debía apoyarle en los ajustes del dispositivo que desviarían las ondas telepáticas de Becky y con suerte las de Vlad.
Al entrar en el laboratorio, estaban ahí dentro el Dr. Banner haciendo unas mediciones en las pantallas, mientras que Becky se encontraba sentada en una camilla con una especie de tiara en su frente. Ése era el dispositivo que se conectaba a Becky por medio de milimétricas agujas que enviaban información por el torrente sanguíneo hacia el cerebro. Completamente indoloro y Becky se veía cómoda.
Tony repasó con sus ojos el laboratorio hasta que en su pensamiento desentonó el Capitán Rogers con sus manos... ¿sobre las mejillas de Becky mientras las acariciaba? Se aclaró tan fuerte la garganta que hasta el Dr. Banner dio un respingo.
-Capitán Romeo, creo que te buscan afuera – fue lo único que dijo a Rogers, quien de inmediato bajó las manos para disimular. Becky miró hacia abajo sonrojada.
-Te veré después... – le dijo suavemente Rogers a Becky y le daba un beso en la mejilla, al caminar hacia la puerta vio que Tony lo seguía con la mirada con semblante serio.
-Ni siquiera te lo imagines – le advirtió Tony a su hermana una vez que Rogers salió, ella fingió no entender.
-¿De qué hablas?
-Él es un anciano de 95 años, está fuera del alcance – le explicó a Becky.
-No puedes impedirme tener amigos, Tony – le dijo Becky.
-No me tientes... ¿qué hay, doctor? – dio por terminada la conversación con su hermana y se dirigió con uno de los médicos.
-Estoy haciendo los últimos ajustes según la cantidad de Extremis que hay en Becky, cuando esté listo inyectaré una solución que eliminará el Litio, lo que causará a su vez que se reactive el funcionamiento anormal en el cerebro de Becky.
-¿Seguro que funcionará? – preguntó Stark apoyándole con la revisión de las lecturas en otra de las pantallas del laboratorio.
-Debería funcionar - respondió el doctor Banner con su clásico semblante taciturno, se había mantenido ocupado en un extremo del laboratorio.
-Lo hará - respondió Becky buscando motivar a ambos genios científicos. Ellos la miraron mientras un sonido en los aparatos indicó el ajuste correcto en la tiara de Becky.
El Dr. Banner tomó de una de las mesas una jeringa metálica que contenía un líquido color turquesa, lo contempló unos momentos en sus manos y después comenzó a caminar lentamente hacia Becky, quien lo miraba tranquila esperando poder aguantar lo que sea que viniera. Tony se paró al lado de Becky y todo rastro de sarcasmo e ironía se fue de sus ojos. Encima del laboratorio comenzó a abrirse una cortina de acero que mostró el cristal de la ventana de observación; el capitán Rogers, Thor y Natasha estaban presentes. Becky los miró y sonrió a medias, tener expectadores la ponía nerviosa.
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El legado Stark © #premiossugar2017
Fanfiction《En edición》 Una verdad revelada tras 24 años. ¿Qué hace Tony Stark cuando se entera que no fue hijo único mientras un nuevo enemigo toma el control de los Vengadores? 1er lugar obtenido en los Avengers Awards 1era Edición, el 7 de marzo del 2016. ...