Capítulo 2

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_¿El... amo?- Preguntó, sin entender a la mujer.
_¡Sí, el amo! Debe tener sed ahora mismo, ¡y todo porque eres una holgazana! Vamos, trae el agua, rápido- Dijo, molesta, señalando el balde de madera en el suelo- Y ¿Por qué estás vestida así? ¿Qué es eso?- Señaló su cartera e hizo una mueca.
_Mi bolso- Dijo, sujetándolo con fuerza- Y... así me visto siempre- Le miró EunJung, apenada. No sabía exactamente por qué, pero se sentía como si hubiese hecho algo malo.
_Bueno, como sea. Sólo ve y trae el agua del arrollo, o será tu último día aquí- Dijo la mujer, cruzándose de brazos, visiblemente furiosa.
_¿Y si mejor la toman de la nevera...?
_¿De qué estás hablando? ¿Te haz golpeado la cabeza o algo?- Levantó la ceja, y se dio la vuelta.

Bueno, parecía que llevarle agua al tal “amo” era de suma importancia, así que miró alrededor, hasta que sus ojos dieron por fin con un pequeño riachuelo, y se acercó, a llenar el balde, que de por sí, ya era bastante pesado.

Lo arrastró prácticamente, de vuelta al lugar donde había encontrado a aquella mujer tan malhumorada.

_Vamos de vuelta a la casa, te haz demorado demasiado. Probablemente el amo esté furioso.

Ella asintió, caminando con el balde a rastras.

No sabía dónde estaba, pero mientras estuviese allí, iba a ayudar en lo que pudiese.

_¿Sabe por dónde se llega a la estación del metro?- Preguntó.
_¿De qué estás hablando? Hoy amaneciste extraña. Primero con la «nevera», y ahora un «metro». Y esa vestimenta extraña que tiene una manga tan apretada para cada pierna...
_Es un pantalón- Aclaró- ¿Nunca había visto uno? Todos usan pantalones- Habló.

Frunció el ceño, cuando el pueblo fue visible.

Pero era un pueblo... bastante extraño.

Parecía ser el escenario de algún drama histórico.

La gente andaba con vestimentas que había visto sólo en las películas y en los libros de la escuela.

Los hombres usaban el cabello largo. Incluso algunos usaban moño.

Y las mujeres usaban prendas tradicionales.

_Madre mía, sí que estoy lejos de casa- Dijo, mirando alrededor.
_Claro que no, la casa del señor está muy cerca- Dijo la mujer, que seguía caminando delante de ella.

En los pequeños mercados vendían reses, especias, maquillaje muy extraño... Y joyería que lucía bastante cara.

¿Sería aquello una cámara oculta o algo así?

Pronto, la mujer abrió una puerta enorme, y entraron al patio exterior delantero de lo que parecía, una casa, o más bien, de lo que parecía un palacio tradicional coreano, de los que solían usarse en los MV's con temática en dinastías antiguas.

_¿Esta es... la casa del “señor”?
_¿Por qué preguntas eso, muchacha? Hablas como si fueses nueva aquí.
_¿Y no lo soy...?

La señora se dio la vuelta y se le quedó, mirando con el ceño fruncido.

_Llevas años trabajando aquí, ¿Qué quieres decir con que eres nueva, EunJung?

La joven carraspeó y negó, haciendo una pequeña reverencia.

_No es nada, sólo bromeaba...- Murmuró, sin ganas de querer hacer enojar a aquella mujer... más de lo que ya parecía estar.
_Ahora lleva el agua a la cocina y ven. Necesitas limpiar el suelo del gran salón y preparar el baño del señor.

EunJung estaba cada vez más confundida.

_¿Dónde está la escoba...?- Preguntó, mirándole con inocencia.

Iba a preguntar por una aspiradora... Pero tenía la impresión de que, si no había ni siquiera pantalones, mucho menos iba a haber eso.

_¿Escoba?- Preguntó un hombre- ¿Qué es eso?

Él le entregó un paño.

_¿No hay escobas...? ¡¿No hay WiFi?!

Ella con rapidez sacó su celular, y lo encendió. Lo levantó en alto, y, como esperaba, no había cobertura.

_¡Oh por dios! ¡Brujería!- Se sobresaltó una chica que pasaba justo por ahí, llevando ropa doblada- ¡¿Qué es eso?!
_Es un teléfono celular- Le dijo- Tiene muchos juegos... Y puedes... conversar con gente.

La chica, que de los quince años no pasaba, aún le miraba, sorprendida.

_¿Jugar? ¿Cómo vas a jugar con eso? No es redondo, como una pelota. Y no es bonito, como una muñeca.

Ella tuvo una especie de... Cuestionamiento sobre el origen del universo.

¿Cómo le explicaba a personas que todavía llevaban el agua para beber en cubetas, que en la pantalla del celular podían jugar?

Y ahora que lo pensaba, ¿Dónde iba a conectar el cargador para recargar la batería?

Ella agarró el paño, que estaba húmedo, y comenzó a pasarlo por el suelo.

Había visto que en la antigüedad, la gente solía limpiar así.

Y en aquel momento, no podía evitar pensar, realmente, ¿En dónde estaba? O peor ¿En qué año estaba?

Quizá, ¿Era una cámara oculta? O ¿La filmación de un drama?

Quizá había muerto con aquel rayo, y había regresado en el tiempo.

O quizá era un sueño.

Había varios «quizás». Pero en cualquier situación en la que estuviese, al parecer debía trabajar.

Incluso en aquel momento de la historia, su suerte no mejoraba.

Había pasado de ser una estudiante, a ser una sirvienta.

Casi lo mismo.

La mujer que le había ordenado llevar el agua, apareció.

_¡EunJung! ¿Qué haces, que todavía no haz preparado el baño del amo?

Ella asintió, y, guiada por un par de sirvientas salió al estanque de aguas termales, y... sí, de nuevo. Cubetas.

Buscó el baño, por algunos segundos, hasta que finalmente encontró una ¿tina? de madera. Tenía forma de balde. De hecho, era como un balde gigante.

Dios bendito. Cuando lograra regresar a casa, no iba a querer ver uno de aquellos, nunca más en su vida.

Ella estuvo casi una hora cargando agua caliente, hasta llenar aquella tinaja extraña.

Soltó un suspiro cansado, cayendo de rodillas al suelo, sudando.

_Dios mío, ¿Por qué necesita tanta agua para bañarse ese “amo”?- Se dijo a sí misma.
_¿Disculpa?- Preguntó una voz extrañamente gruesa. Un hombre, vestido con telas finas, estaba frente a ella. Bueno, semi vestido. La parte superior de sus prendas no estaba, mostrando unos muy orgullosos pectorales, y un abdomen bastante marcado.
_Se me ha ordenado llenar esta... tina, para el amo- Dijo, levantándose- ¿Y a usted le han ordenado aromatizar el agua o algo así? Comienzo a pensar que esta es la casa del rey.

El hombre levantó la ceja, e hizo el ademán de bajarse la prenda inferior, dándole un susto de muerte a EunJung, y provocando que se diera la vuelta, para evitar verlo desnudo.

_¡¿Q-Qué hace...?!- Dijo, ya nerviosa, cubriéndose los ojos.
_¿Acaso el amo de esta casa tiene que pedirle permiso a una criada para darse un baño?.

Ella abrió la boca, y también los ojos. Aunque esos últimos estaban cubiertos por sus manos.

_¿Usted es el... señor?
_¿Y? ¿Permanecerás aquí viendo como me baño?

Ella chilló bajito, y, sólo entonces, salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Si alguien la descubría, ¡Seguro que estaría metida en un buen lío!

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Este amo está que quema, uf...

Literalmente, el hombre está como quiere, arhe

Seme Cuidan.

Only My Toy «Jeon Jung Kook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora