Capítulo 3

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El día había sido exhaustivo.

Había cargado más, y más agua... Y había tenido que lavar ropa obviamente a mano, porque, las lavadoras estaban lejos de existir.

También era un día frío, así que iba a demorar en secarse.

_Lleva esta comida a la habitación del amo- Ordenó aquella mujer, quien parecía ser la jefa de los sirvientes de allí- Cuidado de no derramar un grano de arroz, el señor odia cuando suceden este tipo de cosas.

Ella asintió, y sujetó la bandeja, para caminar lentamente.

¿Cuántos platos de acompañamiento se necesitaban para cenar?

Y, después de dejar todo aquello en los aposentos del hombre, salió corriendo para evitar toparse de nuevo con él.

Se sorprendió cuando, en el patio, encontró tres hombres golpeando con brutalidad un bulto que se removía, envuelto en una estera de paja.

_¡No hagan eso!- Se acercó corriendo, sujetando el brazo de uno de los hombres- ¡Lo van a matar!

Con trabajo, desenvolvió a la persona golpeada.

Y resultó ser aquella adolescente a la que le había estado mostrando su teléfono horas atrás.

_No, suélteme- Decía ella, golpeada y ensangrentada- Por favor, déjeme recibir el castigo que el amo dictó para mí. Me lo merezco.
_¿Pero qué haz hecho para ser golpeada con tal salvajismo?
_Tropecé torpemente con él mientras cargaba el agua, y casi hice que cayera.
_¡¿Y por eso te han golpeado?! ¡Salvajes!- Dijo, molesta a uno de los hombres. Uno de ellos, con burla, sujetó su mandíbula con fuerza.
_Mira esta pequeña cosa, no sabe en lo que se mete- Rió, con sorna.

Sin embargo, ella mordió la mano del tipo.

_¡Quíteme las manos de encima!- Chilló, molesta, para recibir una bofetada después.

No tardó en devolver el golpe.

Y el hombre, que no salía de su embelesamiento, al ser golpeado por una mujer, le miró con furia, y se iba a lanzar sobre su cuerpo, cuando dio un respetuoso paso atrás.

EunJung notó que ahora le cubría una sombra, y miró a sus espaldas, encontrándose nada más y nada menos que con el amo.

_¡Señor!- La adolescente hizo una reverencia, casi lanzándose al suelo, y tiró levemente de la ropa de EunJung, para indicarle que debía hacer una reverencia también.

El hombre, que ahora parecía más alto que nunca, les miró, con el ceño fruncido.

_¿Qué está pasando aquí?- Preguntó, con las manos en la espalda.
_Ellos golpeaban a esta pobre chica, casi la matan, señor- Dijo, atrayendo a la joven a su pecho de modo protector.
_Si lo hacían, era por algo. Porque yo lo ordené. Ella fue el motivo por el que casi caí al suelo.
_Si lo hizo...- Dijo EunJung, bajando el tono de voz sin darse cuenta- Fue sin culpa, amo. No es motivo para ordenar tal brutalidad.

Se arregló el cabello.

_¿Te atreves a cuestionar las órdenes de tu señor?

Bien, ahora sí que no sabía qué decir.

Él no se veía precisamente feliz, y tenía la ligera impresión de que no lo estaba.

Y viendo el respeto que toda aquella gente tenía por el tipo, capaz que terminaba recibiendo pena de muerte.

_No, señor...- Susurró, bajito- Permítanos retirarnos, no hemos hecho nada malo- Dijo, con una educación que, ni siquiera sabía que tenía, sin soltar a aquella niña.

Él pareció pensárselo, y después les miró, con sus ojos fríos y oscuros.

_Salgan de mi vista.

¡Aleluya!

Eso había sido suficiente para que las dos mujeres salieran corriendo de allí, ante la mirada asombrada de todos los criados.

El amo Jeon Jung Kook, era conocido por ordenar terribles castigos para todo aquel que osara desobedecer su palabra. Si había una cualidad, con la que definitivamente no podía ser descrito, era la misericordia, o, mucho menos, la bondad.

_Dios mío, qué salvajes. Vamos a curar todas esas heridas- Dijo EunJung, en su humilde habitación, con la jovencita- ¿Cuál es tu nombre?
_Choi Jin Sook- Dijo, sentándose frente a ella- Muchas gracias por lo que ha hecho ahí fuera, pero por favor, no lo haga más. Terminará metiéndose en problemas y no quiero que dañen a nadie por mi culpa.

EunJung la miró, con una sonrisa enternecida.

Sólo recordar que, en Seúl, en el año en el que vivía antes de todo aquel lío, las chicas de aquella edad le reclamaban a sus padres por un teléfono mejor, o una cirugía, mientras que allí, aquella niña aceptaba humildemente un castigo que ni siquiera era adecuado... le hacía sentir náuseas.

_Yo soy Yoon Eun Jung, y habla conmigo informalmente, por favor. Mira como te han dejado, chica, pareces un esperpento.
_Esper... ¿Qué? Uhm... De todas formas, de verdad, ha sido muy valiente en levantar la mano en contra de un hombre... Si un funcionario del gobierno o alguien parecido le viera haciendo eso, le mandarían a ahorcar, de verdad, tenga cuidado con lo que hace aquí dentro.

EunJung asintió, sin dejar de limpiar las heridas.

_¿Me cuentas sobre este lugar? ¿Dónde estamos? ¿Quién es ese hombre al que servimos?- Preguntó.
_Pero si usted lleva más tiempo aquí que yo. Llegué hace unos meses- Dijo JinSook, apenada.
_No importa, ¿Puedes darme algunos detalles? Digamos que... Uhm  necesito actualizarme.

La niña le miró con duda, pero aún así, asintió.

_El nombre del pueblo es KiWoong. Y estamos en la casa del amo Jeon Jung Kook. Él es un hombre poderoso, hijo del consejero real.
_¿Real? Como... ¿De un rey?- Preguntó EunJung, sorprendida, aplicando ungüento sobre su labio inferior.
_Su majestad Hwang Young Hae nos rige. Es un hombre sabio y uno de los mejores reyes que este pueblo ha tenido. Al menos eso decía mi madre.
_¿Y quién es el amo?
_Ya le dije. Su nombre es Jeon Jung Kook- Habló bajito, como si fuese prohibido decirlo- Es un hombre muy conocido en toda la región. Pero no por sus buenas obras ni nada parecido. El amo es un hombre cruel y rígido. En la ciudad se le conoce como un noble peligroso, y la gente tiembla con sólo escuchar su nombre. Así que es extraño que no mandara a que nos golpearan a ambas ahí fuera. Además... También es conocido por tener muchos... Uhm... “Juguetes”.

EunJung dejó de aplicarle las pomadas por fin. Aprovechó que traía una vendita en su bolso, para colocarla sobre la ceja de la chica.

_¿Juguetes? ¿No está un poco grande para eso?
_No, no me refiero a ese tipo de juguetes... Sino... A mujeres...- Dijo en un susurro- A concubinas...
_¿Encima de malvado, mujeriego? Eso sí es pasarse.
_Si alguien le oye hablando así, le cortarán la lengua.

Sí, le había quedado claro que aquella gente tenía fascinación por los golpes y la sangre, y eso no era precisamente bueno.

Estaba segura de que si no salía de allí cuanto antes no podría garantizar su integridad física.

O peor, ¡Su vida!

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Mucha violencia en este perfil, señor, la gente va a pensar que soy la jefa de la mafia Yakuza o algo así.

Seme Cuidan.

Only My Toy «Jeon Jung Kook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora