Capítulo 22

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El amo había estado muy callado desde aquella vez. Es decir, él no era muy hablador. Pero casi siempre tenía una broma sucia, alguna queja... Al menos alguna frase ingeniosa que decir. Ni siquiera la llamaba a su habitación, como solía hacerlo todos los días. Habían pasado dos semanas, y Jeon continuaba cerrado a todos. Incluso con Minhee, en quien tenía plena confianza, estaba siendo reservado y silencioso.

_¿Amo?- Llamó bajito, asomándose a la puerta- Disculpe, yo... sólo quería verlo y...

El amo no contestó. Él estaba sentado, dándole la espalda, y admirando una especie de pintura.

La joven se quedó quieta frente a la puerta. No quería incomodar a Jeon.

_¿Se me permite entrar?- Preguntó, porque estaba preocupada. Estaba perdiendo su dignidad, pero, a aquellas alturas, ya no le importaba.
_No- La voz tosca, y cortante de Jungkook hizo eco en las paredes. Se escuchó fuerte y concisa.
_Pero lo extraño mucho, sólo...
_He dicho que no.

Esta vez, el tono de su voz fue un poco más alto, y eso le hizo saber que no debía insistir más.
Pero no hizo caso a la obvia advertencia, ella siguió hablando.

_Estoy preocupada, sé que algo malo pasó con usted en el pasado, no pretendo arreglarlo, pero...
_¡He dicho que no! ¡Que te largues!

Quizá el ataque de valentía que había tenido los días anteriores tenía plazo de vencimiento, porque ahora estaba... Rota. Estaba triste y se sentía despreciada.

No habló más. Pero tampoco se movió del sitio.

Los sollozos vinieron uno tras otro, lo más bajo posible. Pero no pudo contenerlos mucho, los pequeños hipidos llegaron a los oídos de Jungkook, y fueron lo único que logró que se diera la vuelta.

La imagen lo destrozó. Aquella mujer de carácter fuerte que había conocido, que se había atrevido a golpear a un hombre... Aquella mujer valiente, no era quien estaba parada frente a él.

EunJung tenía el rostro rojo como resultado de intentar acallar su llanto. Las lágrimas bajaban por sus mejillas sin cese alguno, y su labio inferior estaba ligeramente abultado en una pequeña mueca cargada de tristeza.

Jungkook no pudo mantener su fachada fría entonces. Era un hombre fuerte, pero era débil también. Sólo ante aquella joven.

_Ven- Palmeó su regazo.

EunJung, quien aún lloraba, miró atentamente al amo, y obedeció.

_Yo... Yo no quería molestarlo, amo...
_Lo sé- Jungkook miró atentamente como ella se sentaba en su regazo, tal y como había pedido él, quedando ellos cara a cara.

Ella no pudo sostener demasiado el contacto visual, y no tardó en esconderse de la mirada de Jungkook, enterrando el rostro en su pecho.

_¿Por qué está enojado conmigo?- Preguntó bajito, cerrando los ojos.
_No estoy enojado contigo- Dijo él, queriendo calmarla- Estoy enojado conmigo mismo. No lo entenderías.
_Entonces ayúdeme a entenderlo.
_Tampoco quiero que lo entiendas. Son cosas mías, de mi familia.

EunJung no era tonta. Jungkook no era un hombre con mucha paciencia, y era agresivo por naturaleza. Pero también sabía mantenerse sereno y tranquilo cuando debía. Era más que obvio que en aquel momento, por muy tranquilo que quisiera lucir, estaba nervioso e inquieto. Nada típico de él.

Así que ella comenzó a dejar pequeños besitos en su mentón, intentando relajarlo, porque anteriormente lo había hecho en varias ocasiones. Y como siempre, funcionó. Los hombros de Jeon, que estaban tensos, se derrumbaron, como si hubiesen soltado un peso que llevaban encima.

Jungkook acarició su espalda y su cintura, y buscó algún refugio en el pecho de la joven. Él lucía abatido, y por primera vez, frágil.

_Sé que son asuntos de su familia, ese tipo... Tu hermano, SeoHan, me contó algo de ello. Pero superficialmente. Sé que no es una historia bonita. Pero, ¡Hey! Nadie puede juzgarlo por nada. Nadie escoge dónde nacer, ni en dónde estar.

Oh, y ella estaba segura de ello. Estaba atrapada en una época pasada, y estaba segura de no haber escogido eso.

_Aún así... Es... Un nido de víboras.

Ella sonrió. Él no sabía que en su tiempo, existía algo llamado internet, que sacaba a la luz todos los horrores habidos y por haber, cometidos por la raza humana. Seguro que no era nada fuera de este mundo. Es decir, ella había estudiado la historia del Egipto antiguo, ¿Qué podía ser más siniestro que el incesto y el asesinato entre miembros de la familia real egipcia?

_Soy hijo de un noble rico, y la sobrina del rey- Contó al final, porque Jungkook se sentía bien confiándole sus recuerdos a ella- Mi madre era una criatura dulce y buena. Elegante, como débiles pinceladas de tinta. Mi padre, por el contrario, era un hombre siniestro, del que no tengo siquiera un buen recuerdo. Con excepción del día en que murió.

La frialdad y el regocijo de Jungkook por la muerte, la tenían espantada. Siguió escuchando.

_Mi madre estuvo encinta cerca de seis veces en su vida, lo recuerdo, pero sólo yo fui capaz de nacer. El primogénito, el único. En los embarazos siguientes, mi madre era revisada por un chamán, y si él informaba que ella esperaba una niña, su vientre debía ser apedreado, hasta el punto de que “la mala suerte” saliera de su cuerpo. Mi padre terminó engendrando un hijo con una kisaeng, pero cuando la gente se enteró de ello, mandó lejos al bebé, a vivir con una familia campesina pobre, y asesinó a la mujer.

Hubo un silencio desgarrador y desesperante. EunJung le acarició la espalda, animándole a continuar.

_Un día, mientras él estaba borracho, me dio una bebida extraña, y me pidió que la tomara- Respiró profundo- Mi madre me arrebató el jarrón y lo bebió por mí. Me enojé con ella en ese momento, porque pensé que era alguna especie de té dulce, y que por su culpa no podría probar... Pero mamá cerró los ojos... Cerró los ojos y nunca los volvió a abrir. Mamá no volvió a darme golosinas, ni a cantarme en las noches. Mamá murió. Y después me enteré de que... aquella bebida que yo había estado a punto de tomar, era veneno de pez globo. Mi padre quería que yo muriera. Y mi madre me salvó. Dio su vida por la mía.

EunJung tenía los ojos llenos de lágrimas. La historia sí era horrible. Más de lo que había imaginado.

Se aferró a Jungkook, abrazándole.

_Ha sido horrible... Yo... No sabía...
_Cuando cumplí seis años, pude  sostener una espada- Siguió contando- Y yo... Yo la usé. Por primera vez usé una. Clavé esa espada con tanto placer en el corazón de mi padre mientras él dormía... Y el abrió los ojos, agonizante. La sangre estaba manchando su ropa. La vida se fue de su cuerpo y por fin, fui feliz. Porque mi madre podría descansar en paz.

La frialdad del amo en cuanto a los detalles era abrumadora y escalofriante.

Entonces Jeon la miró. No había miedo en los ojos de la joven. De hecho, su miraba estaba perdida en las preciosas facciones del hombre que tenía en frente.

Jungkook no era, después de todo un hombre despiadado. Jungkook era un niño que repetía las acciones de aquellos que lo educaron. Una víctima.

Y aquel día, cuando ella quiso haber podido llegar unos años antes, para cuidar a Jungkook cuando aún era un niño, para darle golosinas y cantarle en la noche... Cuando quiso abrazar a aquel pequeño que alguna vez fue... Se dio cuenta de lo mucho que lo amaba. Y ya no tenía caso negarlo.

Ella amaba a Jeon Jung Kook, más que a sí misma.

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¿Me extrañaron? :D Obviamente he vuelto. Sufran por el amo como yo sufrí escribiéndolo. Ámenlo, está chiquito :c

Seme Cuidan.

Only My Toy «Jeon Jung Kook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora