XVI

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Violet pov's

Todo había pasado extrañamente rápido desde navidad y ahora nos encontramos en el nuevo año escolar, lleve a los chicos a Francia como se los había prometido a los once años, todavía me acuerdo de Georgie diciendo "son reales" y también ver a Cedric dejar caer un par de lágrimas.

Estar con Diggory era un sueño hecho realidad, ir a verlo jugar sus partidos, de vez en cuando ir a hogsmeade, besarnos en la sala de menesteres o en el césped frente al lago negro, correr bajo la lluvia con música o tan solo volver al lugar donde me pidió ser su novia.

—¡Princesa!— mi novio corrió hasta mi en medio del tren.

Nos dimos uno de esos besos como si no nos hubiéramos visto por años, solo no nos habíamos visto por 15 días.

—Ay dejen de besarse— rogó una Lexie deprimida que nos veía desde el compartimento.

—Volvieron a terminar— hablé si sacar los brazos del cuello de mi novio y fijando mi mirada en el con la sonrisa más boba del mundo.

—¿Que pasa?— pregunto divertido— ¿Tengo algo en la cara?

—Es que yo simplemente te amo— mantuve mi sonrisa—me haces la chica más feliz del mundo, y extraña muchísimo tus sonrisas y tus cachetes colorados.

—Amo cuando eres tierna— deje un beso corto en sus labios y me concentre en mi amiga quien había sollozado hace algunos segundos— ¿Quieren que me vaya?

—¡Claro que no!— se limpió las lagrimas la rubia— necesitó que escuches mis penas y que me des consejos, eres un hombre.

Cedric asintió y entró mientras cerraba la puerta y bajaba las cortinas.

—Es que yo no logro entender que hice mal— quebró en llanto— le doy su espacio, lo apoyo en sus decisiones, lo amo con cada pedacito de mi corazón y él aun así siempre quiere que nos tomemos un tiempo.

—¿Puedo se completamente sincero?— mi amiga asintió— mira puedo llegar a parecer la persona más insensible del mundo pero, ¿consideraste la posibilidad de que se esté viendo con otra?

—Si no lo digo no lo pienso— lloro con ruido esta vez, yo me limite a abrazarla.

—George jamás haría eso— el castaño en frente mío se levantó de hombros.

—Creí que Fred nunca intentaría tener algo contigo y ya viste lo qué pasó en navidad.

—¡Estaba ebrio!— recordé como se había declarado ante mi y como me había rogado que dejase a Diggory para estar con él y tener pequeños pelirrojos.

Lexie se había logrado quedar dormida aunque su respiración todavía fallaba debido a su llanto.

—Deberías hablar con el— espete haciéndole mimitos a mi amiga en el cabello.

—¿Con?

—Con George, amor— el asintió.

—¿Y de que deberíamos hablar?— sonreí dulcemente.

—Sobre qué es lo qué pasa con Lexie, porque tantas idas y vueltas— el me miro dudando— ustedes son amigos, obviamente yo voy a obligarlos a que hablen a ellos dos pero primero necesito que esta rubia de aquí se recomponga.

—Lo que uno hace por amor— se deslizó por la mesa y me robó un beso— nos vemos en un rato.

(...)

—Tengo planeado que aprendan a volar bien tu escoba— mire con rareza el campo de quidditch.

—Me encantaría, pero en la relación yo soy la que lee y te mira desde las gradas y tu eres el que juega— comente nerviosa mientras observaba el artefacto.

—Lamentó decirte que hoy no es tu día de suerte— hice puchero— oye, miedo a las alturas no le tienes, no hay excusa Dubois.

Luego de varios quejidos sin ningún fin tome la escoba y me subí a ella, volé lo mínimo que aprendí antes de dejar esa clase.

—¡Ven!— exclamó mi novio desde una altura bastante elevada.

—¡No se como llegar!

Vi como se acercaba a mi en su escoba.

—¿Confías en mi?— asentí— yo te tomaré de la cintura y te guiaré, igual que hacía el papá de esa niña de la película muggle que vimos, solo que ella aprendía a andar en bici y tú a volar una escoba.

—Pero su papá la suelta— hablé con penita.

—¿Lo hacemos o no?

—¿Está noche?— levante mis cejas.

—Volar, Dubois, volar— largue una carcajada que hizo que me caiga de la escoba.

—¡Auch! ¡Maldita escoba inservible!

—La culpa no la tiene ella, la tienes tú con tus chanchadas.

—No decías lo mismo la otra noche— le guiñe un ojo.

El chico abrió su boca dramáticamente— Quería que está sea una tarde adorable en la que tu novio te enseñaba a volar y éramos felices riendo en el cielo.

—Si un muggle te escucha decir eso probablemente haría que te manden a azkaban por tentar con mi vida— amaba molestarlo.

—Mejor la dejamos para otro día a la clase.

—Espera— saque el regalo que llevaba en el gran bolsillo de mi túnica— estuve todo el verano haciendo esto, espero que te guste— dentro de este había una bufanda con los colores correspondientes de su casa— Ay, ¿no te gustó? Perdón es que es la primera vez que hago algo así y yo no.

—Me encanto, princesa— me tomo de la cintura y dejo un cálido beso sobre mis labios— cualquier cosa que me des, la voy a atesorar como si fuese oro, te amo y es el mejor regalo que me han dado en mi vida— lo abracé y luego nos fuimos del campo para entrar al castillo de nuevo.

𝐒𝐞𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧; 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora