II.VI

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—Así que el Yule Ball— sonrió Violet— Claro que quiero ir contigo, Cedric Diggory.

—Uf, si me decías que no le iba a pedir a Cho— la mano de la chica se estrelló en su cara— ¡Era un chiste!

—Si no me pedías iría con Fred— ahora el se ofendió— que lindo es que no puedas pegarme— saco su lengua burlándose.

—Pero puedo hacer esto.

Cedric se abalanzó hacia ella y comenzó a hacerle cosquillas, hasta que ambos cayeron a la cama.

—Basta, b-ba-basta— dijo entre risas Violet.

El clavo la mirada en su cara y estuvieron unos largos segundos así hasta que ella se sonrojó y se escondió en su cuello logrando que el castaño largue una risita y deje un beso en su cabeza.

—Te sonrojaste— murmuro despacio.

—Claro que no— se quejó ella aún en su escondite.

—Me gustan las pequitas que se te hacen en la nariz y los cachetes— pudo sentir como los labios de la chica esbozaban una sonrisa— imagínate a nuestros hijos corriendo por toda la casa con tus pequitas.

Violet no tenía palabras para responder a eso así que solo salió de aquel escondite y lo beso, fue un beso suave y dulce que terminó en un beso apasionado dejando a ambos casi sin ropa.

—¿Estas segura?— pregunto y ella lo pensó por algunos segundos. Al fin y al cabo era la persona con la que quería pasar el resto de su vida aunque no lo confesara en voz alta. Asintió con una sonrisa.

La delicadeza que había tenido Cedric en cada uno de sus actos había hecho que Violet se enamorara aún más de él, si es que eso era posible. Ambos se hicieron uno y aunque no fue como en una película muggle con la cama llena de pétalos y velas en todo el cuarto para ella fue perfecto.

𝐒𝐞𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧; 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora