II.VII

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Los días se habían transformado en semanas, las semanas se habían convertido en meses y los meses en años. Todo pasó tan rápido para ellos que casi podían recordar la voz de aquella alegre chica en los pasillos del castillo. Las varitas se levantaron en luto y el silencio de aquel grupo se había hecho insoportable.

Querida Violet;

No me alcanzan las palabras para explicarte lo mucho que te extrañan todos aquí, cada vez que Fred y George hacen una broma quiebran en llanto al recordar como tu los retabas o en algunas ocasiones como los ayudabas, los meses han sido tan difíciles. Especialmente para mi, eras mi mejor amiga, mi cable a tierra, la única persona que me había visto llorar y reír en cuestión de segundos.
Seguro te preguntas por Cedric, el tan solo no es el mismo que antes, sus ojos no transmiten la felicidad de antes y es muy raro verlo sonreír. Dejó el quidditch o básicamente lo sacaron del equipo porque ya no tenía el mismo rendimiento de antes, Harry habla con el de vez en cuando con el, en el campo de juego. Dice que cree que su otra mitad lo ha abandonado... Y todo por un estupido torneo.

Lexie— murmuró alguien detrás de ella haciendo que rápidamente cierre su cuaderno— Ya basta.

—Ella me escucha de esta manera, es la única forma de comunicarme.

—Déjala ir.

—¡No puedo, George! Entiéndelo de una maldita vez— grito la rubia con lágrimas en su mejilla— ¿Sabes lo horrible que es que tu amiga, la primera persona que te comprendió, se vaya de esa manera?

—¡Claro que lo hago, ella también era mi amiga!

—Entonces no me pidas que la supere— apretó sus puños.

—Ya leí ese cuaderno, sigues diciendo que solo pasaron meses— Lexie mordió su lengua para que las lágrimas dejen de salir pero solo fue un estupido intento— ¡Pasaron tres malditos años!

—¿Puedes tratarla mejor?— Ron se puso en el medio de los dos— está en todo su derecho de seguir llorando.

—No después de tanto tiempo— el menor suspiro frustrado.

—Solo vete— sentenció haciendo que el gemelo desapareciera por donde había aparecido— Oye— tomó en sus brazos a la chica que se había hecho una bolita en el piso.

—No pasaron tres años Ron, dime que no— suplico entre lágrimas y sollozos.

—Lex...— no faltó decir ni una palabra más para que ella entendiera que si habían pasado tres años.

Todas las semanas pasaba algo así, la rubia se había convencido de que solo habían pasado meses y alguien estando aún sensible la encontraba. Especialmente George solía estar sensible, había perdido a su mejor amiga y además a su novia.

𝐒𝐞𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧; 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora