Violet pov's
—Siempre supe que seguías enamorada de el— empuje amistosamente a Fred.
—Duramos un mes.
—Me gustas desde antes.
Me acerqué y abracé a el pelirrojo.
—Perdón— murmure en su oído— nunca debí darte falsas esperanzas.
—Me las di yo solo, debí darme cuenta que todavía te importaba Cedric— acaricio mi espalda— no es culpa tuya, ni mía. Tu mente sabe que yo soy el mejor partido pero tu corazón quiere intentarlo con el, hoy y siempre.
—Mi mente es una idiota— ambos reímos— ¿amigos de nuevo?— estreche mi dedo meñique.
—Amigos de nuevo— el lo tomo y tan solo nos quedamos sumidos en un silencio que no era incómodo— creo que ahora debes ir a hablar con el hufflepuff.
—No creo estar lista.
—¡Claro que lo estás!— tomo mis manos— La vida es una, pequeña, ve y corre a buscar al dueño de tu horrible corazón.
—Gracias— susurre y me levante para salir corriendo a el campo de quidditch. Recorrí todo el lugar pero no habían señales de Cedric, entonces me adentré a los vestuarios— ¡Diggory!— grite mientras todos se tapaban.
—Es el vestuario de hombres, Dubois— quien buscaba se estaba terminando de poner la camisa.
—Necesito hablar contigo— dije mientras tapa mis ojos.
—Espérame afuera.
Me di media vuelta y camine hasta la salida en donde unos segundos después salía el castaño.
—¿Que ocurre?— empecé a caminar con él detrás de mi.
—Hay algo que tengo que confesarte— el frunció su ceño y yo acomode su corbata, trague saliva— ¿R-recuerdas que yo est-taba con Fred?— el asintió— Bueno, terminamos.
—Oh, frutillita— me abrazo y yo fruncí mi ceño— ¿Quieres que le de una golpiza?
—¡No! Claro que no, Diggory, déjame terminar— me gire para que no me costara tanto— Me gustas.
—¿Q-que?
—Que me gustas, Cedric. Me gustas desde que te conocí en el tren a los 11, me enamore de tus sonrisas, de como te enojas cuando no desayuno pero aun así me traes un pedazo de pastel, de la euforia que tienes cuando ganas un partido o de lo dramático que eres cuando pierdes uno... Me enamore del brillo de tus ojos y de como me protegiste siempre. Y-y yo podría seguir enumerándote cosas pero c-creo— empecé a tartamudear pero Diggory logró que me callara con un beso.
—No sabes cuanto tiempo estuve imaginado este momento.
—¿Que yo quede como una completa idiota frente a ti?— el sonrió.
—Nuestro primer beso— me sonroje— Violet, a mi también me gustas desde que nos vimos en el tren escarlata. Me gusta como frunces tu nariz cuando estás enojada o como me regañas después de hacer una broma con los Weasley, como cada vez que ves algo desaliñado en mi lo acomodas y qué haces el esfuerzo de ir a verme a mis partidos, por cierto amo verte festejar mis anotaciones— sonreí agachando la cabeza— Todo el tiempo que estuve con Cho lo único que pude hacer fue pensar en ti... Mi pequeña frutillita. Te veía pasearte con Fred y me daba celos no poder ser el, no poder abrazarte o besarte, no ser quien te sacaba una sonrisa todos los días. No fue mi intención lastimarte saliendo con tu compañera pero yo en ese momento no quería arruinar nuestra amistad diciéndote todo lo que te estoy diciendo hoy... Y creí que la mejor manera seria alejándome de ti y estando con otras personas.
—Eres un marica.
—¡Oye!— me empujó levemente mientras reíamos.
—¿Todo este tiempo te guardaste todo esto? Y yo llorando por como una estupida.
—¿Y ahora?
—¿Y ahora que?— acomode su pelo.
—¿Que somos? O qué hacemos con esto?
—Dime tu— el me tomo por la cintura y me beso— No estamos en una maldita película muggle, Diggory. Dime qué somos.
—Todavía me pregunto como una persona tan adorable como yo puede estar loco por ti— rodé los ojos impaciente— sígueme.
Tomo mi mano y corrimos hasta el campo de quidditch de donde saco una de las escobas.
—¿Confías en mi?— pregunto ya en ella, yo asentí— sube.
Me subí y me abracé fuertemente a su cintura. Luego de unos minutos llegamos a una de las montañas desde donde se tenía una vista increíble de todo el castillo.
—Me gusta venir a aquí cuando estoy triste— me acerque a él y tome su mano— eres la primera persona que traigo. Eres especial, ¿Lo sabes?
—Claro que lo se— bromeé.
—Te amo, y no podría imaginarme una vida sin ti. Hace rato vengo con esto en mi bolsillo— saco una pequeña caja— estaba tratando de tomar calor para confesarte todo pero me ganaste— sonreí y él abrió la caja, en ella había un collar con una mariposa era realmente hermosa— ¿Quieres ser mi novia, Violet Dubois?
Puse mis manos en su rostro y lo acaricié para después dejar un tierno beso sobre sus labios.
—¿Eso responde tu pregunta?— apoye su frente contra la mía.
—Claro que si— ahora fue él quien me beso.
Mi estómago estaba en las nubes de tantas mariposas que volaban en el. No sabía si esto estaba bien o si esto iba a funcionar, sólo quería disfrutar el momento con la única persona que amo y tal vez era como Lexie decía y él era mi alma gemela.
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